¿Cargas con el dolor de otros? Todo sobre el Trauma Vicario
Cuando hablamos de trauma vicario, no es ni más ni menos que el desgaste psicológico o emocional que pueden llegar a sufrir las personas que se dedican a cuidar de otros y que están en permanentemente en contacto con las emociones de otras personas que la están pasando mal.
Por @KeilaCaridad – Editora Psicovivir News
Cualquier persona que mantenga una relación significativa con algún problema y soporte este dolor ajeno y se adentre ante este dolor, puede sufrir este trauma vicario.
Para tener una mejor comprensión de este padecimiento, consulté al equipo de especialistas en Psicovivir Internacional.
¿Qué es el trauma vicario?
Cuando hablamos de trauma nos referimos a daño, cuando está relacionado a lo psicológico es la exposición que tuvo la persona ya sea directa o indirectamente, a una amenaza física o riesgo a su integridad.
A veces también llamado fatiga por compasión, el trauma vicario describe el fenómeno generalmente asociado con el «costo de cuidar» y está muy relacionado al ámbito de la salud, ya que estos están expuestos a atender a personas que han vivido situaciones traumáticas y son testigos de la situación y de su sufrimiento.
Esto no quiere decir que solo a médicos o psicólogos les pueda afectar. Un cuidador en casa también puede padecer el trauma vicario.
¿Cuáles son las causas que hacen que se manifieste el trauma vicario?
El eje principal de este trauma suele ser la empatía, ya que el hecho de ponerse en el lugar del otro, y exponerse a situaciones o experiencias angustiosas, ocasiona que nuestro cerebro experimente síntomas de angustia similares a los que presenta la otra persona, contagiándonos entonces de sus emociones.
Esto ocurre principalmente porque nuestro cerebro está preparado para protegernos de lo que percibimos como amenazante, y el hecho de ver cómo otros sufren, hace que nuestro cerebro se prepare también para ello.
El trauma vicario está relacionado a un concepto que se llama desgaste por empatía y es ponernos demasiado en el lugar del otro y vivirlo como si lo estuviésemos viviendo en carne propia.
Profundicemos más en lo que dice la teoría
Si nos ponemos un poco más teóricos diríamos que en el cerebro existe algo que se llaman neuronas espejos, que son las encargadas de imitar las acciones que inconscientemente llaman nuestra atención.
Estas neuronas espejo nos permiten sentir empatía, imitar a los demás, así como sentir y saber si alguien nos está mintiendo o engañando.
Al estar expuestos indirectamente al trauma, nuestro cerebro empieza a delinear una imagen empática a través de la activación de estas neuronas en el cortex visual, donde “vemos” el evento como si nos estuviera ocurriendo a nosotros mismos.
Síntomas del trauma vicario, hundirse bajo el peso del sufrimiento
Los síntomas del trauma vicario son similares al estrés postraumático, es decir, la persona empieza a sentir síntomas como si hubiese sido él la víctima.
- Señales físicas: Alteraciones del sueño y de los patrones de la alimentación, extremos en energía, cambios en la apariencia, dolores de cabeza, brotes en la piel, problemas digestivos, dolores musculares, fatiga, opresión en el pecho, mareos, temblores, etc.
- Alertas psicológicas y emocionales: Ansiedad, depresión, alteraciones perceptivas, extremos emocionales, desconcierto, hipervigilancia, problemas para tomar decisiones, pensamientos intrusivos o recurrentes, disminución en la capacidad para solucionar problemas o para hacer razonamientos, falta de concentración, culpabilidad, cólera, etc.
- Consecuencias sociales: Cambios en las relaciones y crisis interpersonales, aislamiento.
¿Es posible evitar el trauma vicario?
Somos seres humanos y, por ende, cualquiera está expuesto a padecer este trauma. Trabajar con seres humanos nos hace susceptible y vulnerables a sentir su dolor, por eso podríamos hacer cosas para tratar de evitarlo como:
- Percibir y analizar las emociones que estás sintiendo y experimentando.
- Procurar tener un correcto descanso, con un mínimo de 8 horas al día.
- Darse algún capricho una vez llegamos a casa: ver una serie de televisión, jugar con nuestros hijos, tomar una copa de vino etc.
- Procurar mantener una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras que apoye nuestro sistema inmunológico.
- Hacer meditación.
- Hacer algo de ejercicio físico.
- En el trabajo, tomar pequeños descansos de 5 minutos en los que poder liberar la mente ese breve espacio de tiempo.
- Intentar no hablar del tema, hacer un ejercicio de soltar y dejar fuera todo lo que hemos visto y vivido y que nos afecta.
- Evitar el exceso exposición de información, de ser posible.
Siempre es importante poder reconocer cómo nos estamos sintiendo tanto física y emocionalmente. Este será el indicador primordial para saber si es necesario buscar ayuda externa.
Si se nota que este sufrimiento está afectando nuestra vida lo mejor siempre será buscar ayuda de algún especialista en psicoterapia que brinde las herramientas necesarias para atenuarlo progresivamente y seguir viviendo saludablemente».
Excelente artículo , gracias por compartir información tan valiosa ….
Creo.que las «cuidadoras»,sufren de ese padecimiento.alguna vez. Buen articulo.que ensena.mucho.
Buenos días integrándome el día de hoy a sus fotos. Este tema es de mi interés en especial porque tiendo a tratar de ayudar siempre a los demás y luego veo cómo las personas me dan la espalda y me siento particularmente aprovechada.
Excelente!
Excelente artículo. Gracias por publicar
Excelente articulo, para conocer que lo vivido tienne nombre y es estudiado, que gran aporte, la verdad lo vivi en carne propia con el cuido de mi padre enfermo.