Invalidación emocional: “Sólo échale ganas, no pasa nada”.

Al escribir este artículo, pensaba en cuántas veces al día sentimos emociones… ¡EN TODO MOMENTO! Sin embargo, terminamos el día extrañados del dolor en el cuello, tensión en nuestros hombros, dolor de cabeza, etc., y nos olvidamos de la relación tan estrecha de nuestro dolor físico con el de nuestras emociones. En este artículo te llevaré a recorrer el conocimiento hacia lo que es la invalidación emocional. 

Por Psic. Mildret Méndez – Especialista Team Psicovivir

Piensen en esto: no es hasta que pasamos por alguna crisis de vida que nos ponemos a reflexionar sobre la importancia que tiene nuestra salud física, pero sobre todo la salud mental, para sentirnos bien, vivos, felices y en calma. 

La mayor parte de las veces pasamos por alto el manejo de estas emociones que aparecen en nuestro diario vivir, y eso significa de alguna manera que estamos cayendo en invalidación emocional. 

Ahora bien ¿Cómo se manifiesta la invalidación emocional?

Culturalmente hemos escuchado: “echándole ganitas”, “pon de tu parte para estar bien”, “tienes que tratar de ser positivo”, “no estés triste, al final todo pasa”, “no te preocupes”, “hay cosas peores”, “¿te vas a poner así por eso?”… 

Estas frases nos hacen sentir solos y no escuchados y se llama invalidación emocional.

Invalidar implica ignorar, no dar cabida a la expresión emocional y mostrar desinterés y poco respeto ante las vivencias de otro (Linehan, 1993). 

En algún momento de nuestra vida, hemos escuchado estas frases…probablemente expresadas con buenas intenciones, que más tienen que ver con la incomodidad de las personas a nuestro alrededor de no saber, también qué hacer ante estas emociones, y lo que les provocamos al vernos de esta manera.

Miremos hacia adentro… 

Reflexionemos respecto a qué puede suceder en nosotros al sentir que esto que siento es inadecuado y fuera de mi voluntad. De inmediato queremos cambiar lo que sentimos, sobre todo cuando se trata de emociones displacenteras. 

Spoiler: cada emoción que llegue a vivir una persona es válida y tiene sentido bajo el contexto en el que se experimenta dicha emoción.

La validación emocional puede definirse como la capacidad de comunicarle a otra persona que sus emociones, pensamientos o acciones tienen sentido para su contexto, situación o momento de vida particular (Linehan, 1993). 

Validar no implica estar de acuerdo con las vivencias de otro, ni pensar que nosotros reaccionaremos igual, no es necesario que nos parezca lógica su respuesta emocional, es posible validar solo las emociones de una persona sin tener que validar su comportamiento o aspectos cognitivos y viceversa (Rathus, J & Miller, A, 2015), pero si requiere de una comprensión “ver la foto completa”, eso permitirá comprender de dónde surgen las emociones (Linehan, 1993).

Validar requiere no sólo aceptar, sino también ser capaz de comunicar dicha aceptación: comunicamos que nos importa su experiencia. 

Para validar a otros, primero tenemos que pasar por la autovalidación. 

Este es un paso fundamental para poder comprender la emocionalidad de alguien más. Cuando una persona auto valida sus emociones, pensamientos o acciones es capaz de percibir cómo estas tienen sentido y son aceptables o precisas para la situación que está viviendo. 

UNA PRÁCTICA DE ACEPTACIÓN GENUINA DE LAS EMOCIONES DEL OTRO: SIN JUZGAR, NI ACONSEJAR, SIN INTENTAR CAMBIAR ALGO DE ESE MOMENTO, ASÍ LO LEGITIMAMOS.

 Pero  ¿Cómo lo hacemos?

Vamos despacio. Hablemos de por qué estamos nublados en el hecho de ver y sentir nuestras emociones. 

Si creciste en un ambiente invalidante, eso te enseñó que tus respuestas emocionales son incorrectas e inadecuadas: pudieras haber minimizado tus pensamientos y emociones. 

Fuiste creciendo carente del aprendizaje a etiquetar tus propias experiencias privadas, a regular efectivamente tus emociones, o a confiar en tus experiencias como respuestas válidas para los eventos (Linehan, 1993), lo que provoca un patrón de respuesta emocional que va entre la inhibición emocional  y una respuesta emocional extrema.

 ¿Cómo aplicar la validación emocional en ti mismo?

1.- Las emociones tienen siempre un disparador: un evento que las precipita. Que no podamos identificarlo desde afuera no significa que la emoción surgió “de la nada”. 

Todos los seres humanos estamos preparados para experimentar todas las emociones ya que son parte del desarrollo evolutivo de nuestra especie y cumplen una función. 

En este sentido, no hay tal cosa como emociones “buenas” o “malas”, “correctas” o “incorrectas”. 

Para evitar caer en juicios de valor se utilizarán los términos de emociones placenteras y displacenteras, entendiendo que no todas las emociones generan los mismos rangos de satisfacción.

2.- Conoce la función de las emociones, según el criterio del psicólogo estadounidense, Paul Ekman (tomado del libro El analfabeto emocional, por I. Cala)

Emoción¿Qué me ha hecho sentir esto?UtilidadReacciones físicas
TristezaPérdidaAsimilar una pérdida irreparableLentitud
FelicidadGananciaSentido de propósito y vitalidadEnergía
IraCierta injusticiaPoner límitesPérdida de control
MiedoPeligro– Previene amenazas
– Identifica que sean justificables o imaginarias
– Reconocerlos
– Ser conscientes de mis debilidades
– Plan de acción
Vacilación

Ahora sí, con esta información a tu alcance, analízate en cada oportunidad que se active una emoción, revisa tus gestos, tono de voz, tu postura corporal, describe que pasa a nivel fisiológico, tensión muscular, subida de temperatura corporal, tu respiración, etc. 

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Presta atención a lo que esta emoción expresa sin pensar en la respuesta que darás.

3.- Es momento de darle un nombre a cualquiera que sea la emoción que estás experimentando, siéntela, es tu emoción, puede que sea dolorosa, pero eso es parte de nuestra condición humana, recuerda que todas las emociones tienen un sentido: una función.

4.- Es en el reconocimiento de la función de dicha emoción, donde está la clave de su aparición: reflexiona acerca de qué situación la activó y cuál es la función/utilidad relacionada con esta.

Entiendo que cada historia personal es única y contiene recursos, sabiduría y aprendizajes, pero también vivencias de dolor, tropiezos y pérdidas que se pueden convertir en algo difícil de llevar en nuestro día a día. Me gustaría acompañarte mediante tu proceso de terapia.

¡Te espero en consulta!

Sobre la autora

Soy Mildret, psicóloga mexicana. Licenciada en Psicología, egresada de la Universidad Euro Hispanoamericana, con experiencia en el área clínica, acompañando en terapia psicológica a adolescentes y adultos, y con amplia atención psicológica para superar situaciones de violencia.

Referencias

Linehan, M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. New York: NY: Guilford Press.

Luciano Soriano, M., & Salas, M. (2006). La terapia de aceptación y compromiso (ACT): Fundamentos, características y evidencia. Papeles Del Psicólogo, 27(2), 79–91

Cala, I. (2016). El analfabeto emocional. Vergara y Riba Editoras SA de CV. 47-116

Metzger H.(2020). Terapia conductual dialéctica: Una guía de DBT para controlar las emociones, la ansiedad, los cambios de humor y el trastorno límite de la personalidad, con técnicas de atención para reducir el estrés. Independently Published. 23-110

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