Madres tóxicas: “Amo a mi mamá, pero no quiero estar con ella»

Madres tóxicas: “Amo a mi mamá, pero no quiero estar con ella».
Cuando sepas filtrar la emoción del mensaje que tu madre emite, entenderás que lo que ella dice nace de su conflictividad, de sus traumas (si los tuviera), de su propia historia y de cómo ha aprendido a relacionarse.

Conflictos de pareja: la distancia emocional como epicentro

Conflictos de pareja: la distancia emocional como epicentro Existen mil y un motivos por los cuales se puede romper una relación, pero los conflictos de pareja no son uno de ellos, a pesar de que normalmente le atribuimos la responsabilidad de las rupturas. En este artículo exploramos la distancia emocional en las relaciones amorosas, sus causas, consecuencias y soluciones. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Estamos acostumbrados a ver los conflictos de pareja como la excusa para la ruptura. Sin embargo, desde el punto de vista psicológico tiene mucho peso el hecho de no saber gestionar esos conflictos, de manera que terminan generando una distancia emocional insalvable. Los conflictos de pareja son una extraordinaria fuente de cambios. No son negativos, sino que encierran el germen de la transformación y el crecimiento. A su paso por el Team Psicovivir, tuvimos la oportunidad de conversar con la psicóloga Paula Cadavid, con quien abordamos las incidencias de los conflictos de pareja. ¿Los conflictos de pareja pueden arruinar una relación? Sin duda alguna, los conflictos pueden arruinar una relación cuando no se tiene cuidado en los juegos psicológicos que a veces se cae. Por ejemplo, cuando uno de los miembros de la pareja asume una postura de vengador, o de arrogancia, de víctima, de narciso o de ser siempre el bueno. Estos roles, por lo general, son aprendidos más de niños que de adultos. Se modela según lo que se observó o se vivió dentro del hogar, lo cual a la hora de compartir en pareja se puede llegar a manifestar junto con otros ingredientes más que son las faltas, heridas y complejos que se adquirieron con los años. Cuando se presenta un conflicto con la pareja y no se han resuelto emociones y situaciones del pasado, la inmadurez emocional muchas veces gana y hace que la pareja a veces se distancie o se separe. Psicológicamente ¿por qué ocurren los conflictos de pareja? Básicamente porque ese modelaje que se arrastra desde la niñez, al unirse a ciertos conflictos emocionales y complejos de adulto, no permiten ver al otro como es si no desde sus defectos, opacando así lo nuevo que esta persona trae en la cotidianidad a su relación, como persona y pareja. ¿La distancia emocional separa más que cualquier conflicto? La distancia emocional es algo que, por lo general, viene gestándose hace ya algún tiempo. Es el aviso del final de un amor y, en su defecto, de la relación. Este tipo de distanciamiento es físico, ya no hay casi contacto, caricias, ni abrazos, ni besos. Ya no te duele el dolor del otro, te vas volviendo indiferente ante sus cosas, no sientes que te cause emoción. Comienzas a sentir que te gustaría vivir algo diferente y cabe la posibilidad de conocer a otra persona; de hecho, esta posibilidad se convierte en ilusión. ¿Es posible salir airosos y fortalecidos de los conflictos de pareja? Las crisis en las relaciones pueden llegar a ser una gran oportunidad para que el otro pueda reconocer cuáles son esas carencias afectivas o de autoestima, puesto que estas situaciones, la mayoría de veces develan en nosotros cosas que nos duelen y afectan a raíz de una falta que tengamos. Este choque en algunos casos nos da la oportunidad de mejorar, reorganizar, resignificar y así crecer como personas para brindar lo mejor a la misma o a una próxima pareja. ¿Qué debemos hacer ante los conflictos en pareja? Cuando se desea solucionar un conflicto de pareja es importante entrar en apertura total para dar y recibir información que el otro tiene sobre sus anhelos y demandas. Ante el interés de rehacer la relación, hazte las preguntas correctas Antes de querer arreglar una relación, sería importante que te replantees estas interrogantes: ¿Por qué está pasando? ¿Cuáles son las razones? ¿Qué está mostrando esto de mí? ¿Qué me falta o qué estoy haciendo de más?  ¿Para qué quieres arreglar esta situación? Plantéate si es por dependencia y temor a quedarte solo, o porque realmente te proyectas con esta persona, te sientes complementado o complementada y, sobre todo, si estás creciendo junto con tu pareja. Toma en cuenta que el amor debe ofrecerte bienestar y equilibrio. Si bien la base de las relaciones es también el conflicto y mediante este es que mejoras como persona y como pareja, siempre debe primar ese sentido de pertenencia, ese que puede con todo y te hace sentir que no existe un mejor lugar que estar ahí, junto a las luces y las sombras de tu pareja. Recuerda que siempre puedes buscar ayuda profesional para dar este paso en nombre del amor. En el Team Psicovivir estamos para ti.

La presión de la edad en las mujeres ¿Se te está pasando el tren?

La presión de la edad en las mujeres ¿Se te está pasando el tren? Vivimos en una sociedad en la cual, por más que intentemos taparlo, las mujeres seguimos siendo vistas con el único objeto de ser esposas y madres. Lo cierto es que el tiempo y las experiencias que hemos vivido, son las que nos han traído a estar o no en ese punto «con la vida resuelta». ¿Se te pasó el tren? Hablemos sobre la incidencia social en la edad en las mujeres. Psic. Génesis Romero – @psicgenesisromero Sea cual sea tu situación, tu nivel educativo, tu preferencia sexual y tus convicciones religiosas, siempre habrá alguien que preguntará: ¿Y el novio?, ¿Y cuándo te piensas casar?, ¿Y los hijos para cuándo?… preguntas que, a cierta edad, resultan incómodas y pueden llegar a generar dudas acerca de nuestra trayectoria de vida, de si debimos o no hacer esta o aquella cosa. Biológicamente y socialmente hay un tiempo para cada cosa La edad más común para tener hijos es de los 24 a los 30 años. La etapa fértil va hasta los 35 años. Pasado ese límite, pueden surgir complicaciones si se decidiese traer un hijo al mundo. Estas edades coinciden también con las etapas más productivas de las mujeres, desde el punto de vista intelectual y laboral, por eso no es de extrañarse que muchas opten por dedicarse casi exclusivamente a sus trabajos y a la vida social que las rodea. Entonces surge este conflicto entre lo que dice la sociedad que debo hacer y lo que actualmente hago y me satisface. Empieza la duda de si se ha tomado la mejor decisión. ¿Y cuál es la mejor decisión? Es fácil: la que satisface, la que no hiere a nadie, la que me llena en los aspectos que me importan. Y NO. También somos mujeres. Entonces ¿La mujer que no es madre es menos mujer? TAMPOCO. Ambas son mujeres con roles variados: la mujer que es madre, la mujer que es esposa, la que es gerente, por citar un por ejemplo. Separar estos aspectos nos da una mejor idea de cuánto daño nos han hecho los estereotipos, al punto de minimizar las cualidades y aptitudes de alguien solo por no haber cumplido con un estándar de la sociedad. Si surgen dudas en ti con respecto a esto, si te has sentido así, el mejor espacio para abordarlo es en terapia. ¡Y ojo! No se te pasó el tren, sencillamente eres una mujer y ejerces tu poder de decisión respecto a tu vida, tu tiempo, tus metas y tus expectativas respecto al tren que decidas abordar y la ruta que decidas recorrer. Que nada te detenga. Eres mujer, haz que valga la premisa de que tu vida te pertenece. Vive como quieras, sin daños a terceros, pero vive, sin importar los convencionalismos. Amor propio, le llaman. Sobre la autora: Lcda. Génesis Romero Caldera – venezolana – Psicóloga, egresada de la Universidad Rafael Urdaneta. Actualmente radicada en Colombia. Formación en Psicoanálisis Lacaniano en la Nueva Escuela Lacaniana (NEL). Con experiencia clínica en el abordaje e intervención de pacientes oncológicos, con enfermedades crónicas, y trastornos psicológicos.

¡Cuidado con la infidelidad financiera!

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Algunas parejas están comprometidas a nivel sentimental y aparentemente la relación puede verse estable, fuerte y feliz. Pero, todo puede ser completamente diferente cuando el tema financiero se pone sobre la mesa.  Por: Keila Beatriz Caridad Márquez – @keila-caridad-marquez El doctor Alberto Barradas, director de Psicovivir Internacional, introduce el concepto de infidelidad financiera y explica, desde el punto de vista psicológico, cómo se da la relación entre pareja, dinero y negocios en común.  Dinero y pareja ¿Una relación históricamente difícil?  No todas las parejas trabajan en equipo cuando de negocios se trata, de hecho, a las personas les cuesta mucho más establecer y mantener las relaciones financieras que las sentimentales.  Para Barradas es importante aclarar dos puntos sobre las finanzas, las relaciones sentimentales y cómo estas pueden mantenerse a flote.  La primera, es que las parejas son una elección de vida y la segunda, que el dinero es una necesidad básica de supervivencia.  Entonces, ¿cómo puede una pareja estar ligada al éxito o al fracaso cuando se habla del dinero? Todo esto básicamente es la representación de las decisiones que ambos puedan tomar y cómo se relaciona el dinero con los procesos de los individuos.  “Cómo te relacionas con el dinero, determinas cómo te arriesgas con la pareja en una inversión”. Psico. Alberto Barradas Esto significa que el crecimiento financiero de los negocios está basado en una estrategia que, al mismo tiempo, se convierte en un modelo de vida.  En el caso de las parejas, el amor no siempre termina siendo la única razón para crear este tipo de lazos. Y cuando se incluye el tema de los negocios, en la mayoría de los casos se crean conflictos en ambos aspectos. Aquí se introduce la idea de infidelidad financiera. Entonces, ¿Cuáles serían esos aspectos que motivan a la infidelidad financiera, al fracaso y a la separación? ¿Qué es y cómo identificar la Infidelidad financiera? La infidelidad se relaciona directamente con la traición y todo lo que esto implica, es decir, las mentiras, los movimientos ocultos y la falta de confianza.  «Cuando hablamos de infidelidad financiera, nos referimos a que hay personas que temen hablar de estos temas con las parejas y lo hacen con terceros, de hecho, se crean negocios o planes a las espaldas».   La comunicación entre la pareja es necesaria, y al momento de no hacerlo y ocultar este tipo de información, es únicamente por miedo a perder dinero, a realizar malas inversiones o a ser juzgados.  ¿Cuándo no hay libertad con las parejas en temas financieros? La infidelidad financiera es un tema que abarca muchos puntos y que va ligado a las creencias limitantes, el señalamiento de la sociedad y la relación con el dinero que viene desde la crianza.  Psicovivir recomienda tomar en cuenta los siguientes aspectos para evitar caer en infidelidad financiera. Hay parejas que no se tienen la suficiente confianza para revelar cuánto ganan en su trabajo, por evitar o tener miedo de cargar con la mayor responsabilidad o carga económica.  Este es uno de los casos más comunes, ya que, en ocasiones, ninguna de las partes revela públicamente su salario, por vergüenza de tener más dinero que la pareja y no afectar la autoestima del otro.  Hay personas que creen que, quien gana más, debe gastar más. Cuando en realidad las cargas o responsabilidades que involucran a la pareja son compartidas. En Muchas ocasiones siempre termina apareciendo el complejo, sobre todo si es la mujer la que más gana dinero. Profundicemos en este punto. En muchas ocasiones, las mujeres no revelan sus ganancias por temor a hacer sentir mal a la pareja, ya que socialmente siempre se maneja un tema de poder entre las parejas. Por lo tanto, la base de la infidelidad financiera es el miedo y el ego.  Aspectos psicológicos de la infidelidad financiera Ante la infidelidad financiera, existen dos aspectos principales que son el “ego y el miedo”, y no siempre se cae en cuenta de que la relación con el dinero, puede terminar afectando la relación con la pareja.  Y esto es a raíz del complejo, el sentimiento de inferioridad y el miedo a dañar al otro, o, por el contrario, quien siempre quiere tener el poder y mantenerse por encima del esposo o esposa.  «Sin embargo, hay otro tipo de pareja que se complementa desde la base y terminan siendo un equilibrio, cuando hay un negocio de por medio o futuras inversiones. Es decir, que ambos aprenden a manejar el dinero y a tomar decisiones».  Cómo tomar mejores decisiones financieras El matrimonio o las relaciones establecidas formalmente, son un convenio que va más allá de los sentimientos, sin embargo, hay relaciones donde las partes mantienen intereses en común, negocios y trabajos por separado. En ocasiones, la separación o divorcio toca la puerta por desacuerdos en materia financiera. Hay una creencia que no permite que las personas se comuniquen este tipo de información para no perder el éxito, mantener el equilibrio y no romper las reglas planteadas por la familia, la sociedad y los intereses propios.  Sin tomar en cuenta que la comunicación y la confianza, son dos puntos claves para no caer en la infidelidad financiera, para mantener este equilibrio y poder tomar las mejores decisiones posibles.  Aunque no lo parezca, elegir una pareja implica hablar y establecer reglas, y a su vez, se elige al mejor socio. Pero si eliges mal, todo terminará siendo un fracaso.  Las parejas pueden mostrar el potencial y el éxito, cuando trabajan de la mano, tomando decisiones, viendo los posibles escenarios que de seguro traerán éxito. En pocas palabras, el amor y el dinero, tiene que ser convenido.  La libertad como solución  Para que una pareja o una persona sea libre, primero debe comprender el significado. La libertad no es más que poder elegir, y puedes elegir cadenas que te aten o te den placer, la libertad es conocerte, es identificar las debilidades y fortalezas.  «Cuando estás con una persona en una relación y puedes expresar tus ideas para formar un negocio,

Nosotros, tus hijos y mis hijos: desafíos del amor y la convivencia

Nosotros, tus hijos y mis hijos: desafíos del amor y la convivencia Tras una relación que termina, muchas personas encuentran a alguien con quien formalizar un vínculo y volver a unirse en familia. Sin embargo, al existir hijos de relaciones previas, afloran temores de la adaptación y la aceptación de esta nueva convivencia, que a veces les parece “impuesta” a los chicos. Por: Psic. Mariana Hernández – @mariana.h.psicologa Las personas que atraviesan por una separación intentan, eventualmente reconstruir su vida romántica con una nueva familia, pero en el caso de relaciones matrimoniales o convivenciales, ¡esa reconstrucción viene con hijos incluidos! Es un reto vencer muchas resistencias que pueden presentar los hijos, primero ante la nueva pareja del padre/madre y luego, conocer a los hijos de la otra persona, con quienes puede establecerse algún tipo de “competencia por la atención” en la familia, especialmente si tienen edades similares. Esto puede incrementarse si la pareja del padre/madre intenta mostrarse como una figura que ejerce la disciplina desde el inicio de la relación, en lugar de intentar una aproximación amistosa y construir un vínculo antes de asumir alguna actitud autoritaria. Algunos chicos pueden presentar cambios drásticos de conducta, que va desde mostrarse ensimismados y reservados, hasta explosiones de ira ante el más mínimo estímulo. Para los niños pequeños, por debajo de los 7 años, es mucho más fácil aceptar a un nuevo adulto en la dinámica, en especial si la vinculación es amistosa. Crear espacios lúdicos es indispensable. Para chicos entre 10 y 14-15 años la adaptación y aceptación de la nueva pareja del padre/madre puede presentar una mayor resistencia, debido a juicios familiares que le son trasmitidos o a la renuencia de tener que involucrarse en una dinámica familiar en la que no desea una nueva modificación. Esto es en especial cierto cuando se suman niños pequeños o nuevos hermanos, producto de la nueva relación de pareja. Algunos chicos conservan esperanzas de que sus padres puedan volver a vivir juntos, así que la aparición de una nueva pareja representa la pérdida de esta ilusión. Esto implica un duelo que debe ser transitado y para los niños y adolescentes, la tristeza puede expresarse, paradójicamente, en forma de agresividad e irritabilidad. Muchas reacciones negativas de los niños hacia el cónyuge no son personales, se deben a la proyección sobre éste, de la frustración y tristeza contenida por la renuncia a ver a los padres juntos nuevamente. Algunos desafíos entre los chicos con su nueva familia Juntar a hijos de diferentes padres bajo el mismo techo trae algunos retos tanto para los grandes como para los más pequeños. Algunas situaciones se relacionan con: Discusiones y peleas entre los chicos por “reasegurar” el lugar que sienten que tienen dentro del nuevo núcleo familiar. Es esperable que se generen inseguridades, en especial si el padre o madre construye una buena y cercana relación con uno de los hijos del cónyuge. Es importante reafirmar el afecto y crear espacios para hablar sobre los sentimientos que aparezcan. Rechazo directo hacia la pareja del padre/madre con comentarios tales como: “Tú no eres mi mamá”, “Mi papá es mejor que tú”, “No me toques”, “No quiero nada de ti”. Es importante que el adulto no “discuta” estas afirmaciones con el niño. Sólo debe exigirse respeto en caso de agresión verbal o física y conversar la situación con el padre/madre del niño. Influencia de algún ex sobre los hijos con respecto a la pareja conformada: “Mi mamá me dijo que no te hable”, “Por ti mis papás se separaron”. “Mi mamá dice que quedaste embarazada para atrapar a mi papá”, “Mi papá dice que eres mala y que me quieres hacer daño”. Lamentablemente la conducta de muchos adultos los hace involucrar a los hijos en problemas de la relación de pareja que ya no existe. Estas afirmaciones se desmienten con hechos en la medida que pasa el tiempo. La madre o padre del niño debe abordar la situación y disuadir al chico de expresarse de esa manera. Sentimiento de abandono de los hijos que no viven con el padre/madre que ha establecido una familia. Cuando uno de los padres comienza a vivir con una nueva pareja y ésta trae a sus hijos al hogar, los hijos biológicos pueden sentirse desplazados, incluso, demandar tener la misma atención que aquellos chicos que “no son hijos” y que viven con el padre. Esta situación también ocurre cuando la nueva pareja tiene un hijo en común y recibe toda la atención que los hijos que no viven en ese hogar reciben. Es importante mantener un régimen de visitas y de vinculación que permita una familiaridad con la nueva situación de vida del padre/madre. Nuevo hogar/redistribución de espacios. Silos chicos deben mudarse a una nueva casa o pasar a compartir habitaciones con otros chicos diferentes a los hermanos, puede haber malestar por sentir que se les está imponiendo la presencia de otros y que su vida entera ha cambiado por culpa de la nueva pareja. Cambios drásticos como mudanzas de locación o llegada de personas al hogar debe hablarse con sinceridad y establecer acuerdos de antemano, intentando dejar el menor rango de sucesos al factor sorpresa. Sentimiento de culpa de la pareja Los adultos no escapan de las expectativas con respecto a la relación y del trato que sus parejas esperan que tengan con los hijos. Vamos a explorar algunos de los más comunes: No siento que quiera a los hijos de mi pareja: pueden ser los chicos más encantadores del planeta y no, no es obligación quererlos. Sí lo es establecer una relación de respeto y de cordialidad, en especial si hay un proyecto de convivencia. Mi pareja espera que yo asuma la crianza de SUS hijos. No, no te corresponde. Esto es un punto fundamental a aclarar. Sólo si es tu deseo ayudar a la crianza y, sin embargo, el criterio de los padres biológicos y de su otra familia siempre será un factor de influencia importante con respeto a lo que se desee

Machismo y sumisión: impacto en la convivencia y en la crianza

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Machismo y sumisión: impacto en la convivencia y en la crianza En pleno siglo XXI, muchas familias aún basan sus relaciones en esta forma de interacción que indudablemente afecta la personalidad de quienes circundan bajo ese yugo de superioridad. De la mano de los especialistas del Team Psicovivir, abordamos las consecuencias emocionales del comportamiento machista en quienes padecen de debilidad en el carácter. Por Keila Beatriz Caridad, Team Psicovivir Hablar de machismo y sumisión inmediatamente nos remite a nuestros propios padres, abuelos e incluso otros familiares cercanos. Pareciera una escena típica en las familias latinoamericanas. El machismo manda y las otras personas quedan totalmente sumidas en ese mandato de miedo e imposición, ya sea por por temor e inseguridad. Es allí donde se quedan solapadas las ideas, opiniones y puntos de vista de la otra persona, quedando el libre albedrío en un laberinto de inseguridades. Aunque sea muy común en muchos hogares, el comportamiento machista es limitante, agresivo y completamente fuera de lugar. Es una especie de maltrato psicológico, y muchas veces físico, que debemos entender, analizar y comprender, dada su gravedad. El origen del machismo Para los especialistas del Team Psicovivir, el machismo es un término usado como ideología y como patrón de comportamiento, principalmente en la cultura hispana. Definen al hombre como alguien que posee un conjunto de características que lo engalanan o le permitan tener esa posición de “macho” en la sociedad, pero sobre todo con la intención de posicionarse por encima de la mujer: “superioridad”.  Radiografía de un machista Un hombre que se considere machista, debe tener en su haber no una sino todas las siguientes características: Potencial sexual “heterosexual”. Personalidad agresiva, fuerte y dominante. Capacidad para demostrar su virilidad en las relaciones sobre todo con muchas mujeres: “mientras más mujeres, mejor”. En este sentido, lograr “ser macho”, en primer lugar, lo va a determinar el hecho de haber consumado el acto sexual con una mujer. Luego, en el ámbito social debe no solo aumentar el número de relaciones que posee, sino también ufanarse de su potencialidad sexual, la cual debe ser conocida por todos. El machismo y las relaciones Se puede llegar a creer que el machista no se enamora, pues siempre tiene en su afán conquistar no a una, sino a varias mujeres a la vez. Caso contrario, se piensa que la mujer, desde su perspectiva, es la que se enamora y quien debe entregarse y ser fiel. El machista rechaza, discrimina o desprecia a los homosexuales. Puede salir solo, tener vida recreativa social con amigos y con quien desee, pero la mujer debe estar en la casa, cuidando el hogar y atendiendo a los hijos. Este tipo de comportamientos machistas llega al punto de condenar al hombre que hace alguna labor en el hogar. El machista se niega rotundamente y no permite que alguna decisión sea tomada sin su consentimiento. La mujer sumisa La mujer sumisa es aquella subordinada que acepta de manera voluntaria y sin queja, algunos o todos los designios de su esposo, cónyuge, pareja, considerándolo el jefe del hogar, aguantando humillaciones y colocándose muchas veces en posiciones inaceptables incluso para ellas mismas, solo por el bienestar de la relación y no enojar a la autoridad de la casa. Aunque no se crea, en pleno siglo XXI todavía existen patrones de conductas en ambos géneros que rayan en los excesos. En el caso del machismo se explaya el “poder” y la represión hacia el lado de la sumisa.  La mujer sometida no expresa o se comunica libremente, limita o reprime sus deseos, evita de todas las formas posibles enfrentarse al hombre por temor, carece o se le dificulta en demasía comunicarse con asertividad. En el hogar la identificamos sin mucho que decir, sin queja, triste, temerosa, haciendo muchas labores en casa, pero de igual forma sintiéndose sin valor. ¿Qué problemas psicológicos puede traer esta situación en la convivencia? Si tomamos en cuenta que la convivencia por si sola es lo que más cuesta en principio a las parejas y familias que se forman, entendiendo que tener costumbres, hábitos, crianza y caracteres diferentes dificulta a veces el proceso de adaptación y de acuerdos, entonces sería mucho más problemático establecer una convivencia sana en un núcleo familiar donde existan dos visiones polarizadas a los extremos. El machista como sinónimo de poder, control y superioridad y la persona sumisa como referencia de pasividad y aguante. Al ser disfuncional esta dinámica, todos los miembros que componen el grupo pueden sufrir consecuencias negativas, es decir, pueden desarrollar implicaciones psicológicas que afecten y coaccionen a lo largo de su vida sus pensamientos, comportamiento y sentimientos. Los principales problemas que suelen aparecer a nivel psicológico como resultado de esto, son problemas de confianza, autoestima, desarrollo de personalidad dependientes, sensación de minusvalía o indefensión, pobre o escaso manejo emocional, impulsividad, reactividad, agresividad. ¿Qué se debe hacer en estos casos? Los problemas pueden ser una constante en situaciones de este tipo, la violencia intrafamiliar a nivel físico, verbal y psicológico suele estar presente y no debe pasarse por alto. Tome en cuenta que uno de los efectos secundarios de ser víctima de abusos es precisamente deteriorar su autoestima, que usted crea o sienta que se merece lo que vive y de alguna forma no hable y reprima todo lo que le pasa. Por esto que la recomendación es buscar apoyo psicológico, no cargar sola con lo que le está sucediendo, notificarle al menos a un familiar y tomar acción legal si usted es agredida. Los hijos también pueden repetir conductas machistas Un aspecto a tomar en cuenta es que los hijos que crecen en estas estructuras familiares pueden copiar estos patrones conductuales y en consecuencia suelen ser los más afectados. El machismo y la sumisión repercuten directamente en la forma en que ellos se relacionan con los otros, el tipo de parejas que escogen y la valoración que tienen sobre sí mismos. Cómo hacerle frente al machismo Uno de los sentimientos que suelen aparecer con mayor frecuencia en estos

Sentir desconfianza extrema: Trastorno paranoide de la personalidad

Sentir desconfianza extrema: Trastorno paranoide de la personalidad Las personas con trastorno de personalidad paranoide se caracterizan por tener un patrón de larga desconfianza hacia los demás. Casi siempre van a creer que los motivos de los otros son sospechosos o incluso, malévolos, por lo que no se suelen fiar de casi nadie. Por @AlondraValen, Team Psicovivir Es normal que los individuos tengamos cierto grado de paranoia cuando nos enfrentamos a ciertas situaciones. Sin embargo, las personas con un trastorno de personalidad paranoide llevan estas preocupaciones tan al extremo, que impregnan prácticamente todos los ámbitos de su vida. Para comprender mejor las características y el alcance de este trastorno mental, conversamos con Jenny Pontón, especialista en Psicovivir Internacional. ¿Qué es el trastorno de personalidad paranoide? Cuando hablamos de un trastorno de personalidad paranoide, tenemos que tener como un principal síntoma, una desconfianza excesiva, sin evidencias significativas. Sospecha injustificada de que otras personas los están explotando, dañando o decepcionando. Preocupación por dudas injustificadas sobre la fiabilidad de sus amigos y compañeros de trabajo. Renuencia a confiar en los demás frente al temor de que la información sea utilizada en su contra  Malinterpretación de eventos benignos que el individuo piensa que esconden menosprecio, hostilidad o una amenaza. Resentimiento por insultos, lesiones o desaires. Disposición a pensar que su carácter o reputación ha sido atacado y rapidez para reaccionar con ira o para contraatacar. ¿Cuáles son los principales síntomas del trastorno paranoide de la personalidad? El exceso de preocupación.  Desconfianza radical ante los demás.  Rencor excesivo. Hipersusceptibilidad.  Egocentrismo.  Dificultades familiares. Agresividad. ¿Qué ocasiona este tipo de trastorno, de dónde surge? Las causas no son específicas. Algunas hipótesis hablan de factores genéticos y sociales, pero, en general, se forma de roles aprendidos en nuestras experiencias y la estructura de pensamiento con la que nos forman. ¿Cuál es el tratamiento más adecuado?  Se recomienda la terapia cognitivo conductual, que se encarga en trabajar nuestro estilo de pensamiento y la modificación de las creencias. ¿Qué le recomienda a quienes padecen este trastorno? La recomendación principal es asistir a psicoterapia para trabajar en los pensamientos perturbadores que hacen de la calidad de vida de la persona entre en conflicto.

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