Ataques de pánico: ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo durante este episodio emocional?
Ataques de pánico: ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo durante este episodio emocional? Quedar a merced de los pensamientos amenazantes que inundan nuestra mente: así queda nuestro cuerpo en medio de los ataques de pánico. La psicóloga María Fernanda Bolívar, nos describe la reacción física que se genera cuando sufrimos este tipo de manifestación emocional, y brinda recomendaciones para evitar y sobrellevar estos episodios. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos Los ataques de pánico son episodios de miedo o aprensión intensos. Se producen cuando la mente interpreta de manera negativa y amenazante eventos que en realidad no representan un peligro potencial. Una teoría apunta a que se trata de un intento torpe de nuestro cerebro para protegernos de situaciones que nos generan una gran incomodidad. De hecho, en una crisis de ansiedad, el problema no se encuentra en el cuerpo sino en los pensamientos que alimentamos. Nuestro organismo se limita a responder de manera coherente a la señal de peligro que han generado esos pensamientos. En esta oportunidad entrevistamos a la psicóloga María Fernanda Bolívar, para abordar el tema de los ataques de pánico y cuáles son sus recomendaciones como especialista de la salud mental. ¿Qué son los ataques de pánico? Para hablar sobre los ataques de pánico es importante, primero, describir de dónde provienen. Por lo general se manifiestan cuando estamos bajo un estado de ansiedad, la cual es una reacción emocional normal y necesaria para la supervivencia de los individuos y de nuestra especie. Las reacciones de ansiedad pueden alcanzar niveles excesivamente altos o pueden ser poco adaptativas en determinadas situaciones. Psic. María Fernanda Bolívar Cuando la ansiedad alcanza niveles elevados, le da paso a los ataques de pánico que son episodios repentinos de miedo intenso, que puede salirse de control haciéndote sentir malestar emocional y físico. ¿Cómo detectar un ataque de pánico? Lo primero que se debe hacer es aprender a identificar los síntomas que te indican que tienes un ataque de pánico. Entre las principales manifestaciones se encuentran: Palpitaciones Sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca Sudoración Temblores o sacudidas Sensación de ahogo o falta de aliento Sensación de atragantarse Opresión o malestar torácico Náuseas o molestias abdominales Inestabilidad, mareo o desmayo Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo) Miedo a perder el control o volverse loco Miedo a morir Sensación de entumecimiento u hormigueo Escalofríos o sofocaciones. Una vez verificados los síntomas que manifiestas, puedes detectar que estás sufriendo de un ataque de pánico. ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo a la hora de un ataque de pánico? Un ataque de pánico es algo que se produce inesperadamente. Esta respuesta del cuerpo no necesariamente tiene que ver con las situaciones que estás viviendo en tiempo real. Cuando comenzamos a pensar que algo malo o catastrófico va a ocurrir, vamos a sentir miedo, angustia y preocupación excesiva, es como si se encendieran las alarmas de precaución, haciéndonos sentir taquicardia, sensación de ahogo, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Muchas veces cuando el conflicto que estamos atravesando termina, los ataques de pánicos se van, pero cuando no hay una situación real y aún así los sentimos y estos interfieren en nuestra vida diaria, podríamos estar hablando de un trastorno de pánico. De igual forma hay ciertos cambios en la manera en que funcionan las partes del cerebro. ¿Cómo queda el cuerpo después de un ataque de pánico? Después de que pasa el ataque de pánico puedes quedar exhausto, agotado y con mucho sueño, ya que la energía que el cuerpo consume durante el mismo es bastante elevada. De igual forma puede aparecer el miedo a la muerte o a que vuelva a ocurrir otro ataque similar. ¿Qué se debe hacer ante los ataques de pánico? Lo ideal sería que logres identificar cuando te va a dar, ya que es el momento indicado para realizar ejercicios de respiración, con los que lograremos con éxito evitar que el ataque de pánico llegue a su nivel más alto. Una vez que te da, lo más recomendable es mantener la calma, concentrarse en que es un episodio que terminará pronto y te tomes el tiempo para controlar los pensamientos, ya que a través de ellos vamos a desmontar la amenaza. Psic. María Fernanda Bolívar Revisa lo que piensas, trata de no exagerar, de mantenerte en la realidad, examina realmente la magnitud de la situación, ya que a medida que vayas derrumbando un pensamiento catastrófico, tu nivel de ansiedad disminuirá. Es importante destacar que si cuentas con apoyo familiar, o de algunas amistades, ellos te pueden brindar contención emocional e incluso ayudarte a respirar. ¿Cuáles son las recomendaciones para las personas que sufren de ataques de pánico y para quienes le rodean? Vamos a enfocarnos primero en las personas que sufren ataques de pánico. Estas son mis recomendaciones: Convierte en un hábito los ejercicios de relajación y respiración. Busca ayuda psicológica, ya que las personas que sufren ataques de pánico tienen un carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas, lo cual se puede trabajar en la psicoterapia. Lee y conoce cada vez más al respecto: mientras más conozcas lo que te sucede, será más sencillo controlarlo. Revisa lo que piensas constantemente y verifica que esos pensamientos sean reales. Si los ataques de pánico son muy fuertes también existen tratamientos psiquiátricos los cuales te pueden ayudar a mejorar, sin dejar la psicoterapia. Ahora vamos a hacerle recomendaciones a quienes rodean a esas personas que sufren ataques de pánico: Escúchalo, siendo asertivo con tus palabras podrás ayudarlo. No lo juzgues, ni lo critiques ya que esto empeora la situación. Aprende a realizar ejercicios de respiración junto con él o ella. Apóyalo en su proceso, brindándole contención emocional.
Visión en túnel: detonada por ansiedad y estrés
Visión en túnel: detonada por ansiedad y estrés Llevado al ámbito mental, la visión en túnel hace que nuestro pensamiento crítico se reduzca y que tomemos decisiones impulsivas que podrían no ser las más adecuadas. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Cuando conducimos demasiado rápido, nuestra visión se estrecha, de manera que somos incapaces de ver lo que sucede en nuestro entorno más amplio. Cuando estamos sometidos a una situación particularmente amenazante, en nuestro cuerpo ocurren una serie de cambios a nivel fisiológico que nos preparan para afrontar ese peligro. La psicóloga Mariana Hernández, del Team Psicovivir, nos explica que la visión en túnel por ansiedad y estrés, puede ser el resultado de la combinación de una descarga de adrenalina inducida por el miedo que ha generado una amenaza específica y peligrosa. La visión en túnel desde el ojo psicológico La psicología toma prestado de la medicina este símil de la visión en túnel, referida a una pérdida de la visión periférica y la aplica a los procesos de pensamiento. Se dice que una persona está experimentando “visión en túnel” cuando, ante la vivencia de situaciones emocionales intensas, se ve incapacitada de poder prestar atención o considerar varios elementos al mismo tiempo, es decir, enfoca su atención en un aspecto particular de su conflicto. Esto viene acompañado de conductas impulsivas, que pueden traer consecuencias negativas hacia el individuo. Un ejemplo: conducción temeraria luego de una discusión, conductas de agresividad física y verbal, destrucción de objetos y otra serie de comportamientos no razonados. ¿La visión en túnel puede deberse al estrés y la ansiedad? La especialista Mariana Hernández plantea que es muy común que aparezca ante la presencia de estrés y ansiedad y en estados emocionales más crónicos, como la depresión, donde el pensamiento además se muestra ralentizado. Cuando la persona se enfrenta a un peligro real, la visión en túnel puede ser una conducta adaptativa. «Si se ve a un niño a punto de caer por una alcantarilla, es entendible correr hacia él para sujetarlo, incluso si en el camino se cruza una calle sin verificar si vienen autos». Ahora, cuando la visión en túnel se vuelve una pauta de comportamiento habitual, la persona ve disminuida su capacidad de evaluar las distintas situaciones de su vida con objetividad. PSIC. MARIANA HERNÁNDEZ Es frecuente enfocarse en sólo los aspectos negativos, por ejemplo pensar “no soy capaz de pasar ese examen”, “soy una horrible esposa”, “lo he hecho todo mal”. Es común no poder mencionar de forma específica a qué se refiere la persona cuando dice que “todo lo hace mal”, llevándole a generalizar y creer que no tiene las herramientas para enfrentar una situación. La impulsividad: otra seña de la visión en túnel La impulsividad es una respuesta típica ante estos pensamientos provocados desde la visión en túnel. Sentirse acorralado en una discusión puede llevar a alguien a romper un celular contra una pared, terminar una relación a los gritos, consumir cantidades importantes de alcohol para “olvidar” y muchas otras situaciones de “descontrol”. «Especialmente cuando se une a acciones de violencia hacia sí mismo y/u otros, alimentando un círculo de violencia que complica aún más la situación», refiere la psicóloga. Qué hacer en caso de sufrir de visión en túnel Es importante no aislarse. Es típico pensar que nadie quiere escuchar tus problemas, pero es fundamental rodearse de personas que te escuchen e incluso, te permitan distraerte temporalmente. Entender que el mismo monto de estrés que sufre nuestra mente, lo está sintiendo nuestro cuerpo. Desconectarnos e intentar descansar va a permitir mirar de distinta forma la situación. Ponerse en un lugar “seguro”. Si estás manejando un auto, estacionar por un momento. Si estás en una discusión y sientes ganas de gritar y descargarte de forma descontrolada, haz un “tiempo fuera”, aléjate hasta que logres calmarte. Tener presente que todas las conductas impulsivas tienen consecuencias negativas directas sobre uno mismo. Un puñetazo en la pared puede lastimar una mano, insultar a tu pareja puede hacer que se aleje, apretar el brazo de tu hijo puede hacer que comience a temer. Si te sientes decaído, con menos motivación, con alteraciones notables en la alimentación y el sueño, es posible que también estés padeciendo un cuadro depresivo. Busca atención profesional. Los estados de visión en túnel están acompañados de distorsiones en el pensamiento. Si te ocurre con frecuencia, es probable que requieras apoyo profesional para desmontar estas creencias que te llevan a este estado. 6 tips para sobrellevar la visión en túnel Los ejercicios para el control de la ansiedad funcionan bastante bien para disminuir la exaltación corporal que produce la visión de túnel. En la pestaña Herramientas de nuestra página hay ejercicios de respiración que son muy útiles: Es importante estar consciente del cuerpo. Puede avisarnos que se están presentando los primeros síntomas de ansiedad y tendrás más posibilidad de evitar la aparición total del episodio. Practicar una actividad física que permita drenar y/o relajarse es favorable. Identificar las situaciones que funcionan como disparadores de la ansiedad y el estrés. Así podrás anticiparte al tener que enfrentarlos o evitarlos, si es posible. Aceptar que hay momentos en los que va a ser necesario disminuir el ritmo de actividades rutinarias para evitar que se dispare la ansiedad. Si recurres a escuchar música, procura que sea de tipo relajante, no que promueva la activación. Es importante no ofuscarse ante las recomendaciones hechas por conocidos para disminuir la ansiedad. Escucha y toma las que creas que puedes aplicar. No rechaces la ayuda sin considerar las opciones. Recomendaciones de la especialista Mariana Hernández Si es primera vez que sufres este fenómeno y está asociado a una situación puntual, es probable que desaparezca una vez que logres superarla. Hay personas más propensas a sufrir este fenómeno. Si sabes que te ocurre con frecuencia, intenta evitar las situaciones que te lo generan. Ejercita las estrategias que te funcionan para tranquilizarte de forma que ante la aparición inesperada de un conflicto, puedas ponerlas en marcha con rapidez. Sé honesto
Codependencia afectiva en la pareja: cuando el amor ata
Codependencia afectiva en la pareja: cuando el amor ata La codependencia afectiva tiene en común con las otras dependencias emocionales, el hecho de que la persona renuncia a todas sus necesidades y deseos (ya sea porque los esconde o los niega) hasta que estructura un «yo falso» sustentado en una vida que no responde verdaderamente a sus motivaciones y necesidades. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos En la codependencia afectiva, la persona pone la relación por encima de otras prioridades e inclusive, por encima de sí misma. Podríamos definirla como una especie de idealización o idolatría. Una característica curiosa de las personas que sufren este problema es que generalmente buscan parejas o una compañía dominante, con actitudes egoístas, llegando a ser en ocasiones posesivas o desconsideradas. Para saber más sobre la codependencia emocional desde el punto de vista psicológico y por qué sucede, entrevistamos a la psicóloga Alba García, miembro del Team Psicovivir. Una definición: ¿Qué es la codependencia afectiva? La codependencia afectiva es una condición psicológica en la cual una persona que está dentro de una relación termina por asumir de forma inconsciente el rol de salvador. «Es un aliado inconsciente de la condición del dependiente emocional, asumido a través de pareja e incluso, de una relación de amistad o familiar. También puede darse bajo condiciones de una adicción». Normalmente hay una complicidad involuntaria por parte del codependiente que, de una u otra forma, mantiene el síntoma de la persona dependiente emocional. ¿Por qué se manifiesta la codependencia afectiva? Para que una codependencia se manifieste tiene que existir una relación, ya sea de trabajo, familiar, amorosa o de amistad, y se tiende a manifestar porque en esa relación existe una persona con características dependientes. Una persona en la cual ese codependiente centra su tiempo para asumir el rol de rescatista, incluso es capaz de dejar su dinero para resolver los problemas del otro, y normalmente esta persona de una u otra forma siempre está lista para ayudarlo. PSIC. ALBA GARCÍA Principales síntomas de la codependencia afectiva Tender a pensar en los demás, en el bienestar que pueda conseguir esa persona sin tomar en cuenta las propias necesidades. Sentirse responsable de forma exagerada por lo que hace el otro. Tener un concepto bastante distorsionado de qué es el amor, en el sentido de que confunden el amor con el hecho de rescatar. Son personas que buscan involucrarse con individuos que tengan problemas psicológicos o que los vean vulnerables. Buscar volverse indispensables para la persona. Cuando la persona dependiente empieza a salir de esa zona, el codependiente se hace la víctima y toma una posición manipuladora. Demuestran mucha necesidad de aprobación del otro. Causas probables La especialista Alba García precisa que la dependencia puede ser causada por diferentes situaciones, por ejemplo, podría darse en esas personas que tienen baja autoestima, falta de autoconfianza en sí mismas y, en ocasiones, son individuos que sienten que su vida no tiene ningún sentido como tal. Normalmente suelen asumir el rol de codependencia y buscan personas dependientes para poder satisfacer sus roles y no tener que centrarse en sus propias necesidades. PSIC. ALBA GARCÍA Los codependientes son bastantes sensibles a la crítica, además tienen una tendencia a asumir roles de cuidadores, o han asumido roles de cuidadores en la infancia. «Son de esas personas que vienen desde familias en donde de alguna forma tuvieron que asumir el rol de cuidador, de padre o madre cuando eran hijos, y ahora vienen a experimentar en sus relaciones de adulto el mismo patrón». ¿Qué se puede hacer ante esta situación de codependencia emocional? Lo primero que recomienda García es «mostrar al codependiente que realmente el no está trabajando en función del bienestar del otro, porque lo hace desde la posición de «quiero el bienestar de la persona que está siendo dependiente», entonces, de que él sea capaz de identificar que lo que está haciendo no está ayudando a esta persona». Se trata de hacerle ver que está asumiendo un rol que, de alguna forma, sostiene el síntoma en la otra persona. «Este es el primer paso para que la persona se pueda ver en el rol de dependiente y, sobre todo, comience a crear sus propias necesidades». ¿Cómo se logra romper este círculo de codependencia? Hay que romper el ciclo de codependencia. Identificar sus características y sus roles en la relación. Demostrar cómo el rol se mantiene si no cambian la situación de dependencia afectiva. Buscar ayuda terapéutica, ya sea terapia de pareja o terapia individual. Recomendaciones de la especialista ante la codependencia Lo primero y fundamental es mejorar el cuidado de la persona, es decir, «la persona que tiene codependencia una vez que ya reconoce que está en esa situación, es necesario que se haga capaz de ver cómo su vida se ha tornado o se ha concentrado en las necesidades del otro, descuidando sus propias necesidades o no sabiendo cuáles son sus requerimientos individuales». Se trata entonces de comenzar a encontrar lo que la persona necesita para poder sentirse satisfecho consigo mismo, sin tener que volcarse a otra persona de manera dependiente, sino como sujeto principal dentro de su propia vida.
Cómo afecta la ansiedad al cerebro
Cómo afecta la ansiedad al cerebro La ansiedad es una respuesta normal ante situaciones que encierran cierto grado de incertidumbre. Cuando traspasa ese umbral de normalidad, se convierte en un problema de salud mental que requiere atención especializada. Exploramos más cómo afecta la ansiedad en el cerebro. Por @KeilaCaridad – Editora Psicovivir News En algunos casos, la ansiedad puede considerarse como un mecanismo adaptativo. Sin embargo, cuando pasa de ser un estado momentáneo a un trastorno permanente, comienzan a notarse los efectos de la ansiedad en nuestro cerebro. Revisamos a fondo estas premisas sobre ansiedad e impacto en el cerebro, con el apoyo del psicólogo Dany Pérez, especialista en Psicovivir Internacional. Los efectos de la ansiedad La ansiedad es una respuesta ante determinadas situaciones en la que se puede percibir cierto peligro o que son de carácter desconocido para nosotros. Pérez explica que «esta respuesta puede ser adaptativa y puede ayudar a un individuo a adaptarse a ciertos entornos o circunstancias y, a su vez, a asumir retos». Destaca que el problema se presenta cuando la respuesta ansiosa es desmedida al estímulo, se mantiene en el tiempo y se generaliza mediante otros estímulos o situaciones. «Es cuando no se logra discriminar adecuadamente peligros o amenazas reales, generando entonces problemas en diferentes sistemas del organismo humano, entre ellos, el cerebro». ¿La ansiedad se puede prevenir? «La ansiedad es una respuesta que va a estar presente en muchos aspectos de la vida y, en determinadas situaciones, es funcional y adaptativa». Lo que se busca es prevenir la respuesta mal adaptativa. Hay herramientas para esto, desde técnicas de relajación y respiración que son por excelencia muy recomendadas y utilizadas. «Estas técnicas permiten abordar el síntoma fisiológico de la ansiedad y enviar una señal de tranquilidad a nuestro cerebro». Psic. Dany pérez Otras formas de prevenir la ansiedad apuntan hacia hábitos sanos: hacer actividad física y disminuir el consumo de sustancias como cafeína o teína. «También se puede lograr prevenir la respuesta mal adaptativa de la ansiedad, mediante el uso de recursos cognitivos como el análisis profundo de determinadas situaciones, para tener certeza de qué tan objetivos, funcionales y adaptados a la realidad son». La educación emocional también genera la capacidad para reconocer mejor las emociones y sus matices, y promueve mayor tolerancia hacia el malestar emocional. ¿Cómo impacta la ansiedad en el cerebro? «Cuando se sufre de ansiedad sostenida, el cerebro empieza a funcionar en base a estar siempre expuesto al peligro, a una situación amenazante inminente». El psicólogo del Team Psicovivir precisa que «la ansiedad afecta el cerebro directamente en el hipotálamo, la ínsula, el cuerpo estriado ventral, entre otras». De igual manera empiezan a trabajar en mayor medida, los neurotransmisores y las hormonas como el cortisol, la adrenalina y la norepinefrina. ¿Cuáles son los efectos en el cerebro para las personas que sufren de ansiedad? «Cuando la ansiedad se vuelve crónica, trae consigo una cantidad importante de efectos nocivos para el cerebro. La constante elaboración de sustancias químicas y la sobre activación de algunas estructuras del cerebro pueden producir problemas en la memoria a corto y largo plazo». También afecta la corteza pre frontal y el hipocampo, responsables, entre otras funciones, de regular respuestas emocionales. «Al estar afectadas estas áreas, no hay una regulación emocional adecuada, por lo que no se logra desactivar la reacción ansiógena». Otro aspecto importante es la hiperactividad de la amígdala, lo que genera dificultad para discriminar cuando un estímulo es realmente amenazante o no, provocando así que se generalice y se perciban situaciones amenazantes donde realmente no las hay, o que se maximice la amenaza. «La segregación constante de cortisol afecta la neuroplasticidad, lo que estaría impactando la capacidad del cerebro para a cambiar y adaptarse a una nueva experiencia». Hay estudios que indican que los estados sostenidos y crónicos de ansiedad pueden estar relacionados con algunos deterioros cognitivos leves y, a su vez, con desórdenes psicopatológicos como depresión, algunas fobias específicas y enfermedades neurodegenerativas. Recomendaciones para las personas que sufren de ansiedad Evalúa bien en la situación en la que estás y de qué manera te está afectando en el hecho de sentirte ansioso. Observa con qué frecuencia se presenta la ansiedad y ante qué situaciones. Toma en cuenta si la ansiedad es puntual o se ha ido generalizando. Esto te ayudará a identificar el disparador o no. Realiza ejercicios de respiración y relajación. Dale una pausa al cuerpo y de esta manera abordas el síntoma físico. El puro razonamiento no va a generar en sí un estado de calma. PSIC. DANY PÉREZ Revisa tus hábitos de alimentación, ejercicio, trabajo, sueño, recreación. El buen funcionamiento en diferentes áreas de tu vida te va a servir para hacerle frente a la ansiedad. En caso de que el estado ansiedad se vuelva crónico y sostenido, y esté afectando tu desempeño en los diferentes entornos de tu rutina diaria, busca ayuda profesional.
Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen?
Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen? Quizás no te has dado cuenta cuándo ni por qué te muerdes las uñas. Puedes hacer un pequeño análisis. ¿Ocurre en los momentos en que no haces ninguna actividad o tienes las manos libres? ¿Tal vez antes de un examen, cuando caminas por la calle, antes de encontrarte con tu pareja o si te han dado una mala noticia? Comerse las uñas tiene una explicación psicológica. Por @AlondraValen – Redactora Comerse las uñas es un hábito automático, inconsciente y adictivo. La persona que lo hace no siempre puede evitarlo, como ocurre con cualquier costumbre demasiado arraigada. Si bien muchos se muerden las uñas sin darse cuenta, hacerlo de forma compulsiva es una clara señal de que no estamos equilibrados emocionalmente y de que es necesario tratar un problema de fondo. Sobre esto conversamos con la psicóloga Roxiannis Izquierdo, del Team Psicovivir. He aquí la entrevista. ¿Cuál es la razón que lleva a algunas personas a comerse las uñas en todo momento? Esto puede deberse a varias razones, unas con más énfasis que otras. Se dice que puede ser por aburrimiento o por preocupación, esta última asociada a la ansiedad y otras veces al hambre. Algunos estudios han llegado a concluir que comerse las uñas se asocia al perfeccionismo. ¿Las personas se comen las uñas como un mecanismo de defensa por las emociones? Sí, es un intento de canalizar la ansiedad o preocupación. Recordemos que los mecanismos de defensa son aquellos con lo que nos protegemos para evadir eso que nos genera conflicto. Concentrarme en la acción de comerme en las uñas es una especie de evasión de la situación que me genera una falsa satisfacción. Desde el punto de vista psicológico ¿por qué sucede esta situación constantemente? Pienso que apunta a una necesidad de control que se desplaza hacia nuestro cuerpo: lo que está bajo nuestro poder para canalizar aquello que nos produce angustia, ya que algunas personas encuentran placer en la acción de morderlas o comerlas. ¿Cómo evitar el acto compulsivo de comerse las uñas? Bueno, saber que tenemos este problema nos da un interesante indicador de que necesito tener algo bajo control y efectivamente no lo estoy gestionando de la mejor manera. Lo ideal es acudir con un profesional en el área de salud mental ¿Por qué? Porque quizás estés solapando alguna ansiedad, baja concentración, insatisfacción, etc. Como recomendación, puedo dejarles la reflexión de que solo evitar hacerlo puede ser útil, pero nuestro cuerpo es maravilloso y habla por sí mismo. Atendamos las señales que nos regala para nuestro propio cuidado y bienestar. PSIC. ROXIANNIS IZQUIERDO Comerse las uñas puede ser «placentero» para algunas personas, pero trae consigo una serie de consecuencias, no solo de índole psicológico sino también de impacto en la salud física. La especialista en psicología, Roxiannis Izquierdo, refiere que comerse las uñas «crea infecciones, daña nuestra dentadura y, sobre todo ahora que estamos en un momento sanitario crítico, donde nuestro primer factor de riesgo para contraer el coronavirus es a través de nuestras manos, lo ideal es hacerse consciente de que el control de esa acción compulsiva que nos está moviendo emocionalmente, debe ser atendido y no evadido e ignorado».
Ansiedad y miedo: Usted está en el parque y hay un perro que lo mira
Hoy te vengo a hablar sobre la diferencia entre miedo y ansiedad.Cuando hablamos de ansiedad nos referimos a un proceso que generalmente tiene que ver con esto que les voy a explicar con un ejemplo: Imagínese que usted está en un parque y en ese parque usted ve un perro y ese perro lo mira fijamente. Usted sabe que lo va a morder, entonces el perro se acerca, usted comienza a sentir palpitaciones, empieza a sentir sudoración, sus músculos se contraen, su atención se pone inmediatamente super rápida e hiperactiva y no sabe muy bien qué hacer.Está allí todo indeciso, ¿verdad? Eso es MIEDO.Usted vio al perro, el perro lo va a morder. Usted tiene una serie de síntomas que están ahí presentes que lo van a poner a huir, a inmovilizarse o a atacar. Y tiene todos esos procesos: sudoración, temblor, opresión en el pecho, músculos contraídos, sensación de miedo, sensación que no sabe a dónde va a parar con esto, pensamientos rapidísimos, atención hiperactiva. Eso es MIEDO.¿Por qué?Porque usted está viendo el perro y sabe que el perro lo va a morder. ¿Qué pasa con la ANSIEDAD? Usted tiene exactamente esos mismos síntomas, igualitos, pero no hay perro. En todo caso, puede que en su imaginación esté un perro. ¿Será que si voy al parque un perro me va a morder?Y entonces empieza a sentir toda esa serie de cosas o piensa:Yo no voy a ir al parque porque definitivamente el perro me va a morder.Y empieza usted de nuevo a sentir todos esos síntomas.O se despierta a las tres de la mañana: ¡Ay! Sentí que un perro me mordió. Sigue leyendo: Ansiedad al piso: 5 ejercicios para combatir la ansiedad ¿Se da cuenta como todo eso es ANSIEDAD? Entonces la diferencia fundamental entre ansiedad y miedo está en el contacto con la realidad. El miedo tiene que ver con cosas que verdaderamente están, existen y que realmente representan un peligro para usted.Y la ansiedad tiene que ver con procesos imaginarios, procesos de pensamientos, con ideas que usted tiene y que no necesariamente representan un elemento actual. La otra característica diferencial importante entre miedo y ansiedad tiene que ver con la intensidad. El miedo es proporcional a lo que usted está viviendo, es proporcional al peligro que usted realmente estaba experimentando.La ansiedad es cada vez mayor, inclusive se generaliza a grandes cosas.De repente usted tenía un poquito de miedo a salir hacia la calle y ahora ni siquiera sale del cuarto. ¿Se fija? Se va ampliando y se va generando muchísima más ansiedad, porque es un proceso evidentemente psicopatológico y tiene que ser tratado.El miedo no es un problema. El miedo es una sensación más natural que nos protege de muchísimas más cosas. Cuando hablamos de ansiedad, sí, son las mismas sensaciones que se experimentan con el miedo, pero ya no viene de un proceso natural, ya no vienen de un proceso normal, en consecuencia, necesita tratamiento psicológico. Revisar en psicoterapia por qué esos miedos están allí cuando realmente no representan un peligro verdadero, es la clave de la ansiedad.¡Nos vemos en consulta!
Ansiedad sexual: Causas y consecuencias.
#EspecialAnsiedad | Ansiedad sexual: Causas y consecuencias El sexo suele ayudar a disminuir el estrés, sin embargo, hay personas que pierden el deseo por presencia de ansiedad sexual y otras que con solo pensar en sexo entran en crisis. Hablamos de ansiosexualidad. Por la Psic. Marianela Mendoza, #TeamPsicovivir La Ansiedad, la cual deriva de una emoción primaria como lo es el miedo, suele causar estragos en cualquier aspecto de la vida humana, y no se escapa de ello el deseo sexual. De hecho, la ansiedad sexual afecta de manera diferente en cada persona: a unos los inhibe y a otros les anula el deseo. Cada caso va a depender del origen del problema, del nivel de ansiedad y de cómo lo procesa la misma. Definiendo la ansiedad Antiquino, L. define la ansiedad como un mecanismo de defensa que utiliza nuestra mente para alertarnos de que estamos ante un peligro o riesgo, por lo que cumple una función adaptativa para protegernos de dicha amenaza, bien sea evitando la situación, huyendo de la misma o afrontándola para superarla. La ansiedad se trata de una respuesta innata que tiene como misión la supervivencia. Nos ayuda a reaccionar mejor, con más rapidez y reflejos, logrando que nuestro organismo se acelere y haciéndonos ser más eficaces. Sin embargo, puede ocurrir que pase de ser nuestra aliada a ser nuestra peor enemiga; apareciendo ante situaciones que no suponen ninguna amenaza real y presentando toda una serie de sintomatología ansiosa que resulta muy limitante. Síntomas de ansiedad Sudoraciones, taquicardias, respiración acelerada, pensamientos irracionales. Y es que cuando algo nos genera ansiedad (un evento traumático, alguna inconformidad personal, un prejuicio, el trabajo,…) no podemos enfocarnos en el acá y ahora, sino que andamos pensando en que ocurrirá. Entonces lo sexual pasa a segundo plano, ya que el sexo implica centrarse en la sensación del momento. ¿Qué es la ansiosexualidad o ansiedad sexual? Es la ansiedad que se produce en torno a las relaciones sexuales, ya sea antes o durante las mismas, y no permite al paciente disfrutar de ellas. Pensamientos más comunes que tienen quienes padecen de ansiosexualidad: No soy bueno en la cama No tengo un cuerpo bonito Si eyaculo rápido no quedará satisfecha No sé si podré mantener la erección Mi pene no es lo suficientemente grande No voy a llegar al orgasmo Pensamientos relacionados con prejuicios, mitos y mala información sexual Todos estos pensamientos generan ansiedad sexual en la persona que los padece, impidiendo que pueda concentrarse en el acto sexual. En consecuencia, alguno de ellos termina ocurriendo, lo que refuerza su pensamiento inicial y por tanto, su ansiedad sexual. Consecuencias de la ansiedad sexual Tanto mujeres como hombres sufren los estragos de la ansiedad sexual. Pérdida del deseo sexual Anorgasmia (ausencia de orgasmo) Disminución de la lubricación Dificultad para mantener la erección o incluso ausencia de ella A veces, el mismo temor al juicio o la vergüenza ante esta conducta puede llevarlos a malas interpretaciones. Las causas de la ansiosexualidad son múltiples. Pueden mantenerse en el tiempo, ser intermitentes o asociadas a algunas situaciones. Blanco, Navarro y Rojas, en la Revista Sexología y Sociedad (2016) mencionan las siguientes: Estrés: es una de las causas del deseo sexual bajo, ya que está incorporado en el estilo de vida moderna: estrés laboral, económico, familiar u otros. Al ser continuado, se facilita la producción de prolactina, y con ello disminuye el deseo sexual. Dificultades emocionales: Estar experimentando una situación emocional intensa que no pueda ser gestionada debidamente por el paciente (Duelo, depresión, adaptación) causa pérdida de la libido. Conflictos individuales: Educación sexual restrictiva, orientación sexual no aceptada, la cólera, la baja autoestima, inconformidad con la imagen corporal, creencias culturales, y las experiencias traumáticas como el abuso sexual, la violación y el incesto. Problemas de pareja: Disputas continuas (violencia psicológica), disfunción sexual, infidelidad, cambios físicos, psicológicos o estéticos en uno de los miembros que inhiben el deseo del otro. Disfunciones sexuales: haber padecido en el pasado de eyaculación prematura, dificultad en la erección, ausencia del orgasmo femenino, dolor, hipoactividad o pérdida del deseo (hombre-mujer). Las disfunciones inducidas por el uso de sustancias (alcohol, drogas o medicamentos) puede predisponer al paciente en el desempeño sexual, fallar y retroalimentar la ansiedad. Poca experiencia: falta de contacto sexual con parejas. También hay casos donde masturbarse es un hábito ausente en el paciente. Esto ocurre por prejuicios religiosos, culturales o sociales. Mientras mayor edad tenga el paciente es aún más complejo debido a que le da vergüenza o temor ser juzgado o no cumplir las expectativas del otro. Tanto el hecho de sentirnos obligados a responder de acuerdo a la demanda de nuestra pareja, como tener miedo a defraudarla debido a un rendimiento sexual pobre, demuestran un altruismo excesivo que raya en la desviación de lo que debería ser nuestra propia satisfacción en todos los planos. Dos acciones clave para frenar la ansiedad sexual 1.- Hablar con nuestra pareja del problema. Contarle abiertamente qué nos está pasando permite liberar tensión y, a su vez, la pareja entenderá la situación de manera más clara, siendo conscientes de que a ella también le afecta y, en algunos casos, llega a considerarse culpable de lo que ocurre. 2.- Buscar ayuda terapéutica, ya que cada caso es diferente y requiere de una revisión exhaustiva para poder precisar el o los diagnósticos, y en consecuencia elegir el mejor tratamiento. Otras recomendaciones básicas a tomar en cuenta podrían ser: Promover momentos de intimidad en pareja, donde el coito no sea el fin, sino el contacto físico y el disfrute del mismo. Hacer uso de estímulos distractores (música suave, luces tenues, aromaterapia) de manera que la atención sea dirigida hacia estos. Practicar a diario técnicas de relajación y respiración para disminuir la ansiedad. Hacer algún tipo de ejercicio físico con regularidad nos permitirá también disminuir los picos de ansiedad y nos ayudará a sentirnos más conformes con nuestro aspecto físico y mental. No disfrutar de nuestra sexualidad puede ser un problema tabú para muchos, y quizás sea vergonzoso pedir ayuda. Sin embargo, puedes salir de allí
Separación de los padres: ansiedad en los niños.
#EspecialAnsiedad | Separación de los padres: ansiedad en los niños. Hoy por hoy los divorcios o distanciamientos emocionales en parejas son recurrentes. En medio de todo el caos que ello pudiera representar, los niños quedan a merced de la ansiedad. Acompáñame a revisar este escenario de separación y la exigencia de madurez emocional que requieren los padres para el bienestar de los hijos. Por la Psic. María Luisa Cuenca, #TeamPsicovivir El divorcio no llega solo. Las causas de las separaciones son variadas, así como su impacto entre las partes involucradas. Existe un factor común en todos los casos: se dificulta la visión y comienza el conflicto “se acabó el amor”. Reconocer este elemento va cargado de diferentes realidades. Cuando hablamos de las diferentes realidades, incluimos no solo a los miembros de la pareja, sino al conglomerado familiar: los hijos. Los más pequeños acarrean gran parte de esa avalancha emocional representada por el divorcio o la separación. He allí cuando la ansiedad se hace presente. Una definición de ansiedad La ansiedad tiene componentes cognitivos y afectivos. Una persona ansiosa siempre tiene la sensación de que algo negativo ocurrirá. Richard. P Halging y Susan K. Whitbourne (2008) la definen así: “Estado en el que el individuo se muestra aprensivo, tenso y preocupado de manera desmesurada acerca de la posibilidad de que algo terrible suceda”. Como adultos podemos identificar la presencia de ansiedad en los siguientes síntomas: Ausencia del sueño o dificultad para conciliar el sueño. Pensamiento repetitivos reflejados por: “no puedo resolver esta situación”; “soy incapaz de hacer las cosas”; “todo saldrá mal”; ”esto es lo que debo vivir” por citar algunos ejemplos. Aumento en la ingesta de alimentos. Aparición de irritabilidad sin identificar las razones que la causan. Aparición de rasgos depresivos. Señales de ansiedad en los niños por separación de sus padres Timidez e inhibición: por ejemplo disminuir las capacidades de expresión verbal y apoyarse por señales (Protodeclarativa) como vía de comunicación. Irritabilidad reflejada con alguno de los padres. Aparición de encopresis y enuresis secundaria como reacción ante un evento de estrés o trauma, que pueda ser percibido como rechazo ante determinadas situaciones. Aislamiento en cuanto a las relaciones sociales. Llanto repentino. Temor por separarse de alguno de sus padres, aún cuando es por lapsos cortos. Todo lo anteriormente expuesto cala desde la relación que existe a raíz de la culminación de una relación de pareja y cómo afecta a sus hijos. Estos elementos pueden variar según el nivel de conflicto presente en el grupo familiar. No todas las rupturas terminan en buenos términos y ese es un común denominador en la actualidad. Tomando en cuenta que todo niño experimenta ansiedad por el cambio de rutina y las exigencias ante dicha adaptación, P. Halging y K. Whitbourne (2008)afirman que “en los niños la sensación de ansiedad, puede vivenciarse como una experiencia poderosa y perturbadora”. Mencionan que es por ello que, en el mayor de los casos, la ansiedad en los niños se diagnostica antes de los 18 años de edad y que la misma se debe a una experiencia de apego inseguro. Padres separados, hijos ansiosos El acompañamiento psicológico es clave ante la posibilidad de una ruptura inminente. Cuando usted como individuo comienza a tener cambios en su zona de confort, es muy probable que genere resistencias y aparezca la ansiedad. ¿Quiénes padecen estos efectos? Los familiares más cercanos. En este caso, los hijos son los primeros que perciben que hay algo que no anda bien. ¡Pues sí! Aunque usted no lo crea, un niño de 3 años de edad percibe los cambios y comienza a hacer reacciones ante ello. Para esto es importante que usted, en medio del conflicto de pareja, evite: Realizar comentarios negativos de alguno de los padres. Involucrar a sus hijos en la toma de decisiones sobre la separación. Discutir frente a ellos. Mentirle o generar expectativas falsas en ellos. Como padres es importante manifestar sus emociones sin que esto genere una falsa creencia o transfiera la responsabilidad de la separación a solo uno de los miembros de la pareja. Acudir a terapia de pareja o a terapia individualizada, dependiendo de cómo venga cada proceso emocional, siempre será de provecho para mantener a raya la ansiedad por separación. Recomendaciones emocionales para los hijos, ante una separación 1.- Provea tratamiento psicológico a sus niños para así manejar los rasgos ansiosos que pudieran presentarse ante un posible divorcio de sus padres. 2.- No importa la edad que tengan sus hijos. No minimicen su inteligencia. 3.- Trátelos con respeto y, por sobre todas las cosas, recuerden que la relación que ustedes tienen como padres no termina nunca. Les dejo esta reflexión final: Como ustedes se traten aún no siendo pareja, será determinante para el futuro desarrollo conductual y emocional de sus niños. Cuiden sus emociones. Cuiden las de sus hijos. Sobre la autora: María Luisa Cuenca – Venezolana – @marilupsico – Psicólogo clínico y orientadora de la conducta. Egresada de la Universidad Yacambú. Actualmente en Buenos Aires, Argentina. Experiencia en abordaje de pacientes con Trastornos de ansiedad, trastornos del humor, Trastornos de personalidad, terapia de pareja, Trastornos sexuales y orientación familiar.
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