Es muy común que en una relación, uno de los grandes conflictos sea la intimidad. ¿Te ha pasado que tu deseo, la frecuencia o la forma en que te conectas con la intimidad es distinta a la de tu pareja y eso está generando tensiones? Aquí te voy a explicar qué ocurre y cómo pueden solucionarlo.
Por Alberto Barradas – @psicovivir
Muchas veces, la manera en que entramos en la intimidad es completamente diferente para cada uno. Algunos tienen más deseo, otros menos. Algunos necesitan más frecuencia, otros están cómodos con menos. Incluso, desde el punto de vista cultural, muchas veces arrastramos ideas y creencias sobre la intimidad que son totalmente diferentes a las de nuestra pareja.
Solo el amor no basta para resolver la intimidad en crisis
El hecho de que se amen no garantiza que automáticamente vayan a compaginar en este aspecto. Esa sincronización no llega de la nada. Requiere tiempo, requiere comunicación, requiere que ambos expresen claramente lo que desean y cómo lo desean.
Es fundamental entender que esto también implica aprender a entender lo que el otro necesita de la intimidad.
No es solo sobre lo que tú quieres, sino sobre cómo ambos pueden encontrarse en un punto donde ambos se sientan satisfechos.
¿Intimidad en crisis con tu pareja? Hazte estas preguntas…
Entonces, te pregunto: ¿Qué es lo que quieres tú? ¿Cómo lo quieres? ¿Desde dónde lo necesitas? Y es aquí donde empieza el proceso. Ambos deben ir complaciéndose mutuamente, llenando esas necesidades de manera equilibrada, hasta llegar a un punto en el que ambos sientan que quieren más, que están disfrutando de lo que el otro puede ofrecer.
Ahora bien, esto no significa que debas renunciar a tus propios deseos o a tu manera de vivir la intimidad, pero sí es necesario ceder un poco para poder llevar la relación a un punto donde ambas partes estén satisfechas.
Ahora bien, la clave está en la flexibilidad y en la comunicación honesta. No se trata de hablar por hablar, sino de ser claros, directos y sinceros. ¿Cómo lo llamo yo? Hablar a calzón quitao. Sin adornos, sin máscaras. De verdad, verdad.
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¡Nos vemos en consulta!