Muchas veces vivimos en función de lo que nuestros padres nos dicen y no necesariamente lo hacemos porque nos están mandando a hacer algo, sino porque sencillamente eso está en nuestra cabeza. Complacer a tus padres siendo adulto te traerá más problema que beneficios.
Por Alberto Barradas – Psicovivir
Es decir, a pesar de que somos adultos, seguimos los mandatos de nuestros padres como si fuéramos niños. Esto trae como consecuencia problemas en nuestras relaciones, en nuestra manera de vivir, incluso, en nuestra forma de comportarnos, porque constantemente estamos, o dándole la razón a nuestros padres en nuestra cabeza, o sintiéndonos culpables porque no actuamos como ellos nos enseñaron cómo deberíamos comportarnos ante diversas situaciones.
Fundamentalmente entonces pasamos nuestra vida siendo niños, ya sea culposos o ya sea rebeldes, pero niños al fin.
Complacer a tus padres trae consecuencias y lo sabes
Desde el punto de vista de la relación, cuando eso está presente, trae como consecuencia la ruptura, el conflicto, la tensión, la ansiedad, la depresión, porque entonces no somos adultos que nos estamos relacionando con otros adultos, sino que sencillamente somos niños buscando padres perdidos o rebelándonos ante el padre o la madre que vemos en el otro.
Si quieres tener relaciones sanas y realmente relacionarte desde la adultez, debes abandonar la idea de que siempre tienes que complacer a tus padres. Tenemos que entender que los adultos somos nosotros y que nosotros definimos la vida que queremos vivir. Que no importa si obedecemos o no a nuestros padres, si somos rebeldes o no lo somos, y que sencillamente nos toca vivir la vida que hemos decidido vivir, en concordancia con nuestras ideas, con nuestros deseos y con nuestros valores.
Realmente ser adulto es ser emocionalmente independiente, asumiendo la vida y la experiencia como un elemento propio de la existencia y no de un mandato o una cultura o una educación que cuando éramos niños nos dieron.
Ser adulto es elegir tu camino. ¡Explora la terapia y construye tu propia vida!