Manzanero, el bolero y las emociones: la eternidad del ser
Por @KeilaCaridad – Grupo Editor Psicovivir News
Armando Manzanero Canché, nacido en Mérida, Yucatán, el 7 de diciembre de 1934 fue uno de los compositores y cantantes más prolíficos de México. Sus numerosas composiciones no solo hallaron eco en su propia voz. Desde Elvis Presley hasta Frank Sinatra, pasando por numerosos cantantes de gran renombre y de distintas nacionalidades, se dejaron seducir por las letras románticas de ese pequeño gigante que supo dibujar el amor a través del pentagrama.
Nadie puede dudar que Manzanero creía en el amor. Se casó cinco veces, evidencia de que más de una vez estuvo enamorado ¡Y despechado! dos ingredientes clave en el coctel temático de los boleros, el género musical del que fue uno de los máximos exponentes.
Entre sus letras más famosas nos conectamos directamente y “sin hacer más comentarios” a Somos novios, Esta tarde vi llover, Contigo aprendí, Adoro, Por debajo de la mesa y Nada personal, estas últimas dos canciones de data más reciente.
Su deceso en diciembre de 2020, eclipsó las redes sociales y desde todas partes del orbe se expresaron lamentaciones, tristeza y, sobre todo, mucha gratitud por haber contribuido de manera magistral al imaginario popular latinoamericano, a través de la música romántica, siendo el bolero su más cómplice predilecto.
Manzanero, el bolero y las emociones es una triada perfecta, indudablemente.
El bolero y la identidad
Partamos del principio. Según reseña la investigadora Evangelina Tapia Tovar, en Música e identidad latinoamericana: el caso del bolero, se trata de “un género de la música popular de origen Cubano; sus cantantes y compositores han tenido un estrecho vínculo con el pueblo y sus tradiciones.
En sus inicios muchos de estos creadores populares carecían de formación académica, por lo que sus composiciones las transmitían oralmente, en vez de escribirlas, expresando en ellas sus ideales estéticos sobre el amor, la mujer o los sentimientos patrióticos”.
Refiere que la creación musical acompaña el desarrollo de los diferentes grupos humanos, aunque en algunos se desarrolla más que en otros.
“La música es una capacidad común a la especie y se incrementa de acuerdo a la cultura en la que el hombre nace y se convierte entonces en símbolo de identidad social”.
Tapia Tovar califica el bolero como el más popular de los lenguajes románticos de Hispanoamérica, y el más romántico de sus lenguajes populares.
«Tiene más de un siglo de vida; ha estado al servicio del amor desde finales del siglo XIX, alimentando lo más humano de nosotros: los sentimientos”.
Para el catedrático musical venezolano, Gabriel Vivas, a pesar de la partida del maestro Manzanero, el bolero se mantendrá vivo “las baladas que sonaron o que todavía suenan en la radio como música popular son boleros arreglados, modernizados. Son medios boleros-baladas y se van a mantener vigentes siempre porque todo el mundo se despecha y el despecho definitivamente vende”.
Donde suenan los boleros
Para Vivas “el principal canal de difusión del bolero fue el cine mexicano, el cine latinoamericano, el cine en blanco y negro que popularizó muchas canciones de ellos y no solamente es el bolero cubano que es el bolero típico o el arquetipo».
Menciona que «también está el bolero ranchero mexicano que cantaron Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, hasta el cansancio”.
Señala que más allá de la estructura armónica «el bolero es bolero más que todo por la letra, por el mensaje de amor que transmite, ya sea porque si nos dejan nos vamos a querer toda la vida o por aquello de me cansé de rogarle, me cansé de decirle que sin ella de pena muero, en fin, la cuestión es que el bolero, más que musicalmente hablando, a la gente le importa por sus letras».
Aunque la mayoría de los compositores de boleros son hombres, destaca la pluma de Consuelo Velázquez, y eso hay que reconocerlo.
“El bolero se parece mucho al son o al danzón. Tiene que tener percusión, a juro, o un piano muy bien tocado que pueda suplir la ausencia de percusión”.
Gabriel Vivas confiesa “Hay un disco que marcó mi influencia del bolero por completo. El de Soledad Bravo, año 1981 y curiosamente el productor es un catalán. ¡Dios mío, cómo toca ese disco! Solo es bajo, percusión y piano, y claro, la voz de Soledad Bravo. Con esos elementos hicieron un álbum de boleros enorme. Ese estilo es el que yo adopté prácticamente en mis manos”.
Casi todos los boleros se montan y se escriben sobre una base armónica bastante sencilla.
Señala que Armando Manzanero usó casi la misma base armónica, por lo menos en tres boleros “Yo que soy pianista me doy cuenta de que casi todos los boleros están montados sobre la misma progresión armónica. Creo que se toma muy en cuenta crear boleros sobre algo con lo que te puedas identificar y que el público se pueda identificar, que guste fácilmente”.
La emocionalidad de los boleros
Especialistas del Team Psicovivir, resaltan la gran incidencia de la música sobre nuestras emociones. La gran mayoría ha sido sacudida emocionalmente alguna vez por una o varias notas musicales, ya sea de manera positiva o negativa.
Refieren que si bien es cierto, cuando hablamos de música y emociones no podemos relacionarlas únicamente a la alegría y al bienestar que esta nos pueda producir, nuestras emociones son varias y su impacto tiene alcance en cada una de ellas.
Exponen que de la misma manera que podemos escuchar una música que nos conecte con la alegría y nos impulse a evocar recuerdos de épocas, momentos, lugares o personas que nos han causado felicidad.
También hay música que nos transporta a la tristeza, a la nostalgia, a la melancolía, muchas veces a la rabia e incluso al miedo.
La lírica como hilo conector
En palabras de la agrupación Café Quijano “El bolero no deja de cantar al amor y al desamor, pero de una forma intensa.
La lírica del bolero suele estar cargada de metáfora; en algunos casos, con cierta grandilocuencia, y en otros, desde algo más simple, pero siempre con gran riqueza.
Todo eso hace que se dirija a nuestra intimidad, pues nos calma, tranquiliza y envuelve; crea unos estados anímicos con bajada de pulsación”.
Y justamente en esta mezcla de sentimientos el bolero entra como un Dios coronando el amor y el desamor en cada una de sus letras.
Hilaba despechos, tejía desencuentros, elogiaba la belleza del sentir pasional y creaba un torbellino emocional en quienes se dejan seducir por este género musical que invita al baile pegado, al diálogo íntimo, al efluvio melancólico, al ser eternizado en esos compases de los que Armando Manzanero era un hacedor brillante.
El maestro Armando Manzanero siempre será un referente. Su obra lo inmortalizó mucho antes de cambiar de plano.
Manzanero, el bolero y las emociones siempre irán de la mano, porque música se escribe con M de Manzanero, y conecta prodigiosamente con los boleros y, cómo no, con las emociones del ser.
Me gusto mucho el articulo, todo lo que describen de manzanero y sobre los boleros. Leído desde la A hasta la Z.
Definitivamente la música es puro sentimiento. Excelente artículo.
Una clase Magistral sobre el Boleto y su mayor trovador Armando Manzanero.
Me encantó Keila B.