Nueve señales de estar sufriendo Trastorno Delirante
Nueve señales de estar sufriendo Trastorno Delirante El trastorno delirante es un desorden psicológico también conocido como psicosis paranoica. Se caracteriza por la presencia de delirios o creencias extrañas, pero sin que aparezcan otros síntomas más graves. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos Los delirios suelen ser uno solo, o bien varios, pero relacionados entre sí y muy consistentes. Todos estos delirios generan una misma idea paralela que es la que cobra fuerza y se mantiene en el tiempo. También conocido como Trastorno Delirante, puede llegar a prolongarse durante periodos prolongados, o incluso a lo largo de toda la vida del paciente. El especialista Esmelin Graterol nos explica que el paciente, aún teniendo delirios, no padece de esquizofrenia ni de alucinaciones significativas. ¿A qué se debe el Trastorno Delirante? En principio, las causas de este desorden son desconocidas. Sin embargo, al igual que en otros trastornos, se cree que pueden existir factores genéticos, fisiológicos y ambientales. También parece que tienen importancia otros factores como pueden ser el aislamiento social, abuso de sustancias, estrés, estatus socioeconómico. Este trastorno puede desarrollarse a cualquier edad; sin embargo, suele presentarse ya en la etapa adulta, o incluso en una edad ya avanzada del paciente. También se ha demostrado la existencia de una cierta relación entre el trastorno delirante y circunstancias biográficas del paciente; así, por ejemplo, sería normal que alguien que sufriese sobrepeso en la infancia desarrollase una idea de una deformidad física. Principales síntomas del Trastorno Delirante: las 9 señales Las personas con este desorden suelen desempeñarse bien en su vida cotidiana, no resultando incapacitadas por el mismo. Al principio, estos delirios suelen pasar desapercibidos para sus allegados, ya que no se manifiestan de manera expresa. Es con el paso del tiempo que el comportamiento de los pacientes va volviéndose gradualmente más extravagante, manifestándose en algunos de los siguientes síntomas: Presencia de una idea o creencia fuertemente asentada, con total convicción. Frecuentemente el paciente guarda secreto si le preguntan sobre su delirio, o sospecha de quien le pregunta. Esa idea está totalmente presente en la vida del individuo, hasta condicionarla de manera severa. El delirio del paciente ocupa una gran parte de su tiempo. El delirio ocupa un lugar central en su vida, esto es, prácticamente todo lo que le sucede al paciente lo relaciona con esa idea. La idea o delirio del paciente es extravagante o muy improbable. Falta de humor o hipersensibilidad del paciente en todo lo referente a su delirio. Reacción irritable o agresiva del paciente cuando se cuestiona si el delirio es real. El delirio suele terminar por desarrollar actitudes y comportamientos extravagantes en el paciente. Cómo tratar el Trastorno Delirante Este tipo de desorden se considera difícil de tratar, y frecuentemente resulta necesario combinar un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. Muchas veces, el paciente está tan firmemente convencido de sus delirios que se niega en rotundo a buscar ayuda. En cuanto a la psicoterapia, el enfoque más efectivo es la intervención cognitivo-conductual; esta tiene por fin último no tanto el control de los síntomas, sino sobre todo evitar recaídas posteriores. Bajo la mirada del especialista Dado que las personas con trastorno delirante a menudo pueden continuar su vida funcionando normalmente, independientemente del tema de sus delirios, y generalmente no se comportan de una manera rara o extraña, hace difícil el poder hacer recomendaciones directamente a ellos. «Porque a diferencia de otras enfermedades, en estas ideas delirantes no hay una certeza en la persona que lo padece, no permitirá tanto abordaje, sin embargo, a menudo, al pasar el tiempo, se suelen impactar más la vida de quien sufre de estos delirios». La recomendación del especialista Esmelin Graterol se enfoca más más hacia el familiar. «Si hay una buena comunicación en los miembros de la familia, se pueden estar atentos a las señales de alarma». Así, por ejemplo, un hijo que se preocupa mucho por su peso, cada vez me habla menos de eso, ahora se tapa, se cubre, son señales que hay que tomar en cuenta. «La recomendación es que se fomente la buena comunicación para poder entenderlo y darse cuenta cuando todo empieza a ser diferente y a prender las alarmas».