Nosotros, tus hijos y mis hijos: desafíos del amor y la convivencia
Nosotros, tus hijos y mis hijos: desafíos del amor y la convivencia Tras una relación que termina, muchas personas encuentran a alguien con quien formalizar un vínculo y volver a unirse en familia. Sin embargo, al existir hijos de relaciones previas, afloran temores de la adaptación y la aceptación de esta nueva convivencia, que a veces les parece “impuesta” a los chicos. Por: Psic. Mariana Hernández – @mariana.h.psicologa Las personas que atraviesan por una separación intentan, eventualmente reconstruir su vida romántica con una nueva familia, pero en el caso de relaciones matrimoniales o convivenciales, ¡esa reconstrucción viene con hijos incluidos! Es un reto vencer muchas resistencias que pueden presentar los hijos, primero ante la nueva pareja del padre/madre y luego, conocer a los hijos de la otra persona, con quienes puede establecerse algún tipo de “competencia por la atención” en la familia, especialmente si tienen edades similares. Esto puede incrementarse si la pareja del padre/madre intenta mostrarse como una figura que ejerce la disciplina desde el inicio de la relación, en lugar de intentar una aproximación amistosa y construir un vínculo antes de asumir alguna actitud autoritaria. Algunos chicos pueden presentar cambios drásticos de conducta, que va desde mostrarse ensimismados y reservados, hasta explosiones de ira ante el más mínimo estímulo. Para los niños pequeños, por debajo de los 7 años, es mucho más fácil aceptar a un nuevo adulto en la dinámica, en especial si la vinculación es amistosa. Crear espacios lúdicos es indispensable. Para chicos entre 10 y 14-15 años la adaptación y aceptación de la nueva pareja del padre/madre puede presentar una mayor resistencia, debido a juicios familiares que le son trasmitidos o a la renuencia de tener que involucrarse en una dinámica familiar en la que no desea una nueva modificación. Esto es en especial cierto cuando se suman niños pequeños o nuevos hermanos, producto de la nueva relación de pareja. Algunos chicos conservan esperanzas de que sus padres puedan volver a vivir juntos, así que la aparición de una nueva pareja representa la pérdida de esta ilusión. Esto implica un duelo que debe ser transitado y para los niños y adolescentes, la tristeza puede expresarse, paradójicamente, en forma de agresividad e irritabilidad. Muchas reacciones negativas de los niños hacia el cónyuge no son personales, se deben a la proyección sobre éste, de la frustración y tristeza contenida por la renuncia a ver a los padres juntos nuevamente. Algunos desafíos entre los chicos con su nueva familia Juntar a hijos de diferentes padres bajo el mismo techo trae algunos retos tanto para los grandes como para los más pequeños. Algunas situaciones se relacionan con: Discusiones y peleas entre los chicos por “reasegurar” el lugar que sienten que tienen dentro del nuevo núcleo familiar. Es esperable que se generen inseguridades, en especial si el padre o madre construye una buena y cercana relación con uno de los hijos del cónyuge. Es importante reafirmar el afecto y crear espacios para hablar sobre los sentimientos que aparezcan. Rechazo directo hacia la pareja del padre/madre con comentarios tales como: “Tú no eres mi mamá”, “Mi papá es mejor que tú”, “No me toques”, “No quiero nada de ti”. Es importante que el adulto no “discuta” estas afirmaciones con el niño. Sólo debe exigirse respeto en caso de agresión verbal o física y conversar la situación con el padre/madre del niño. Influencia de algún ex sobre los hijos con respecto a la pareja conformada: “Mi mamá me dijo que no te hable”, “Por ti mis papás se separaron”. “Mi mamá dice que quedaste embarazada para atrapar a mi papá”, “Mi papá dice que eres mala y que me quieres hacer daño”. Lamentablemente la conducta de muchos adultos los hace involucrar a los hijos en problemas de la relación de pareja que ya no existe. Estas afirmaciones se desmienten con hechos en la medida que pasa el tiempo. La madre o padre del niño debe abordar la situación y disuadir al chico de expresarse de esa manera. Sentimiento de abandono de los hijos que no viven con el padre/madre que ha establecido una familia. Cuando uno de los padres comienza a vivir con una nueva pareja y ésta trae a sus hijos al hogar, los hijos biológicos pueden sentirse desplazados, incluso, demandar tener la misma atención que aquellos chicos que “no son hijos” y que viven con el padre. Esta situación también ocurre cuando la nueva pareja tiene un hijo en común y recibe toda la atención que los hijos que no viven en ese hogar reciben. Es importante mantener un régimen de visitas y de vinculación que permita una familiaridad con la nueva situación de vida del padre/madre. Nuevo hogar/redistribución de espacios. Silos chicos deben mudarse a una nueva casa o pasar a compartir habitaciones con otros chicos diferentes a los hermanos, puede haber malestar por sentir que se les está imponiendo la presencia de otros y que su vida entera ha cambiado por culpa de la nueva pareja. Cambios drásticos como mudanzas de locación o llegada de personas al hogar debe hablarse con sinceridad y establecer acuerdos de antemano, intentando dejar el menor rango de sucesos al factor sorpresa. Sentimiento de culpa de la pareja Los adultos no escapan de las expectativas con respecto a la relación y del trato que sus parejas esperan que tengan con los hijos. Vamos a explorar algunos de los más comunes: No siento que quiera a los hijos de mi pareja: pueden ser los chicos más encantadores del planeta y no, no es obligación quererlos. Sí lo es establecer una relación de respeto y de cordialidad, en especial si hay un proyecto de convivencia. Mi pareja espera que yo asuma la crianza de SUS hijos. No, no te corresponde. Esto es un punto fundamental a aclarar. Sólo si es tu deseo ayudar a la crianza y, sin embargo, el criterio de los padres biológicos y de su otra familia siempre será un factor de influencia importante con respeto a lo que se desee
CUARENTENA | Lo que dejó o se llevó en las relaciones de pareja
No todas las relaciones de pareja han salido airosas del efecto cuarentena. Reflexiona si en tu caso el peso del cambio de rutina favoreció tu relación o terminó por sepultarla.