Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen?

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Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen? Quizás no te has dado cuenta cuándo ni por qué te muerdes las uñas. Puedes hacer un pequeño análisis. ¿Ocurre en los momentos en que no haces ninguna actividad o tienes las manos libres? ¿Tal vez antes de un examen, cuando caminas por la calle, antes de encontrarte con tu pareja o si te han dado una mala noticia? Comerse las uñas tiene una explicación psicológica. Por @AlondraValen – Redactora Comerse las uñas es un hábito automático, inconsciente y adictivo. La persona que lo hace no siempre puede evitarlo, como ocurre con cualquier costumbre demasiado arraigada. Si bien muchos se muerden las uñas sin darse cuenta, hacerlo de forma compulsiva es una clara señal de que no estamos equilibrados emocionalmente y de que es necesario tratar un problema de fondo. Sobre esto conversamos con la psicóloga Roxiannis Izquierdo, del Team Psicovivir. He aquí la entrevista.  ¿Cuál es la razón que lleva a algunas personas a comerse las uñas en todo momento? Esto puede deberse a varias razones, unas con más énfasis que otras. Se dice que puede ser por aburrimiento o por preocupación, esta última asociada a la ansiedad  y otras veces al hambre. Algunos estudios han llegado a concluir que comerse las uñas se asocia al perfeccionismo. ¿Las personas se comen las uñas como un mecanismo de defensa por las emociones? Sí, es un intento de canalizar la ansiedad o preocupación. Recordemos que los mecanismos de defensa son aquellos con lo que nos protegemos para evadir eso que nos genera conflicto. Concentrarme en la acción de comerme en las uñas es una especie de evasión de la situación que me genera una falsa satisfacción. Desde el punto de vista psicológico ¿por qué sucede esta situación constantemente? Pienso que apunta a una necesidad de control que se desplaza hacia nuestro cuerpo: lo que está bajo nuestro poder para canalizar aquello que nos produce angustia, ya que algunas personas encuentran placer en la acción de morderlas o comerlas. ¿Cómo evitar el acto compulsivo de comerse las uñas? Bueno, saber que tenemos este problema nos da un interesante indicador de que necesito tener algo bajo control y efectivamente no lo estoy gestionando de la mejor manera. Lo ideal es acudir con un profesional en el área de salud mental ¿Por qué? Porque quizás estés solapando alguna ansiedad, baja concentración, insatisfacción, etc. Como recomendación, puedo dejarles la reflexión de que solo evitar hacerlo puede ser útil, pero nuestro cuerpo es maravilloso y habla por sí mismo. Atendamos las señales que nos regala para nuestro propio cuidado y bienestar. PSIC. ROXIANNIS IZQUIERDO Comerse las uñas puede ser «placentero» para algunas personas, pero trae consigo una serie de consecuencias, no solo de índole psicológico sino también de impacto en la salud física. La especialista en psicología, Roxiannis Izquierdo, refiere que comerse las uñas «crea infecciones, daña nuestra dentadura y, sobre todo ahora que estamos en un momento sanitario crítico, donde nuestro primer factor de riesgo para contraer el coronavirus es a través de nuestras manos, lo ideal es hacerse consciente de que el control de esa acción compulsiva que nos está moviendo emocionalmente, debe ser atendido y no evadido e ignorado».

Madres al borde del colapso: la factura psicológica de la pandemia

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Madres al borde del colapso: la factura psicológica de la pandemia  Fusionar en un mismo espacio varios roles, sin dudas, ha trastocado la emocionalidad de muchas mujeres con hijos y responsabilidades laborales. Aquí te cuento mi propia historia, esa que habla sobre el desafío físico y psicológico de ser madres, esposas y empleadas, en tiempos de pandemia. Por @KeilaCaridad – Editora Psicovivir News Las mujeres siempre hemos demostrado esa capacidad de ser multitasking, entendiendo el término como esa habilidad para atender múltiples roles y desempeñar tareas diversas. Con la llegada de la pandemia y la imposición sanitaria de la cuarentena, muchas madres tuvimos que mudar la oficina a la casa, fusionando en el mismo tiempo y espacio lo que hasta hace poco estaba organizado mediante una agenda cotidiana no menos fuerte, pero sí más llevadera, por las razones mencionadas. En mi caso, ser ama de casa, madre, esposa y profesional, a tiempo completo y en el mismo lugar, ha sumado a mi vida una dosis extra de tensión, agotamiento excesivo y ansiedad, mucha ansiedad. Algo había que hacer para no desmayar en este reto. El colapso psicológico de ser madre, esposa y profesional La salud mental de las que somos madres, podría estar llevándose la peor parte en esta historia de pandemia. Nos sentimos ahogadas por extenuantes jornadas de teletrabajo en casa, con niños que cuidar, sin ningún tipo de apoyo externo, como lo era el colegio. Algunas, por fortuna, contamos con esposos totalmente integrados a las labores domésticas y a la crianza. No todas tienen a un Juvenal en su vida. Gracias, mi amor. El día a día supone un esfuerzo tan titánico que es comprensible que nos sintamos agotadas, prácticamente al borde del colapso nervioso. Pensando en las mujeres que están en las mismas condiciones que yo, decidí conversar con la especialista Samanta Bigatti, psicóloga del Team Psicovivir, quien aparte de hablar desde el punto de vista psicológico, también es madre y esposa y sabe exactamente lo que estamos atravesando. Las madres ¿Todo lo pueden? Desde que socialmente empezamos a decir que las madres lo podemos todo, e incluso llegamos a afirmar que somos las responsables de llevar hacia adelante el hogar, estamos de alguna manera validando que somos las que debemos resolver todas las responsabilidades al mismo tiempo. Esto no es así. O no debería ser así. Pretender hacerse cargo de todo es el punto de partida para llegar inevitablemente a un colapso. Toca sincerarnos. Necesitamos ayuda. De nuestra pareja, de otros familiares, del sistema en sí, tanto escolar como laboral. La pandemia impone una anormalidad en muchos sentidos. Esa es una verdad capital. Aplastadas por el peso de las obligaciones Para la psicóloga Samanta Bigatti «ningún ser humano puede hacerse cargo solo de todo y de todos sin caer en desbordes psicológicos y físicos. Partiendo de esta perspectiva, nos toca mirar las responsabilidades familiares de forma integral, donde mamá y papá son corresponsables». Nos toca hacer una organización equitativa como clave para cuidar la salud mental de todos en casa, grande y niños.  Precisa que la cuarentena rompe con la calidez de contacto con espacios que favorezca la armonía familiar: «Con estos espacios hacemos referencia a la casa, los clubes, el colegio, los sitios de encuentro con amigos, entre otros». Será clave una vez más dividirse los quehaceres, por ejemplo, mientras mamá hace la cena, papá colabora con el hijo a hacer la tarea, mientras el hermano mayor va poniendo la mesa para cenar. PSIC. SAMANTA BIGATTI Generar una dinámica familiar de equipo donde todos, respetando sus posibilidades por edad, hagan actividades, hará que mamá salga del lugar absurdo de tener que aplastarse psicológicamente para que la familia funcione. Cumplir con todo, sin morir en el intento, pasa por fijar límites Coincidimos en la necesidad de organizar el horario y manejar una agenda que compagine todas las responsabilidades hogareñas, escolares y laborales. Para Bigatti, las mujeres que están en colapso sin saber a dónde ir, tenemos la opción de buscar apoyo en la consulta psicológica para averiguar la sintomatología y así tener una verdadera oportunidad de «establecer un proceso hacia dentro, para poder cubrir cuáles son las razones que nos llevaron a no contar con la herramienta de poder poner límites e integrar el aspecto maternal y familiar con la vida laboral». Expone que «tradicionalmente y socialmente a la mujer se le da una lectura de que puede hacer todo al mismo tiempo y, por suerte, hoy en día tenemos la oportunidad de ir generando un cambio más equitativo en los roles maternales y paternales, viendo a la familia de una manera funcional, donde todos puedan gozar de una buena salud mental». Qué hacer y qué no hacer: el dilema de muchas madres Evitemos llegar a los extremos. Somos poderosas, sí, pero también somos vulnerables. Necesitamos ayuda. ¿Por qué no pedirla? Entendamos que en la organización de la familia de una manera que se piense en todos y no solamente en uno, será suficiente para no caer en ningún tipo de colapso físico y psicológico. Conversemos con nuestra pareja, que seguramente también tiene otras responsabilidades. Entre ambos, podemos llegar al mejor acuerdo de funcionamiento, en pro del equilibrio personal y familiar. Si no tiene pareja, exprésate y pide ayuda a tus familiares más cercanos. Hagamos de esta experiencia la mejor oportunidad para ser felices, a pesar de las contrariedades y los desafíos que la pandemia ha marcado en el mundo. Tomemos el control de lo que sí podemos impactar, y siempre, siempre, siempre, agradezcamos el tener una familia que atender y un trabajo con el cual desarrollar nuestra profesión.

SALUD | 2020: Un año desafiante para la salud mental

La pandemia de COVID-19 ha significado un gran reto para el bienestar mental y físico. Este año el Día Mundial de la Salud Mental busca promover el aumento de los servicios en este ámbito, que han sido ignorados históricamente.

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