Rupturas: cómo superar una experiencia dolorosa

Por Noemí Rojín Guitián – Vía EFESALUD.COM

Las rupturas ya sean sentimentales, familiares, profesionales o de cualquier naturaleza nos transforman y nos obligan a explorarnos profundamente.

Por eso, es importante aprender a aplacar la violencia de los sentimientos internos, tolerarlos como algo inevitable y controlarlos progresivamente para asumir nuestra identidad.

En esto se centra Claire Marin en su nueva obra “Rupturas: cómo superar el desgarro que produce una experiencia dolorosa” (Alienta Editorial).

Marin explora las diferentes formas de ruptura a las que nos podemos ver expuestos. A partir de ellas, la filósofa muestra cómo convertirlas en motor de cambio de nuestra vida.

La autora deshecha la idea de que las rupturas sean limpias. “No rompemos como quien corta un papel por una línea de puntos, respetando el patrón y recuperando la misma forma de antes”, señala.

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Claire Marin, autora de “Rupturas: cómo superar el desgarro que produce una experiencia dolorosa”/ Foto cedida

La ruptura desagarra el tejido de una vida en común. Esto provoca una mezcla de identidades en las que muchas veces nos sentimos perdidos. Romper con la familia, los amigos, el entorno, cambiar de trabajo, idioma… puede llegar a formar a una persona de igual manea que lo hacen los vínculos, evalúa.

“Lo que nos define se crea tanto con las bifurcaciones como con las líneas rectas, con los incumplimientos del contrato como con el contrato en sí”, afirma.

De hecho, la escritora sostiene que en ocasiones es necesario romper con aquello que nos rodea “para salvarnos” de lo que obstaculiza o amenaza la propia existencia.

Tipos de rupturas

Los desgarros de la vida no son algo nuevo. Han formado parte de la existencia humana desde siempre.

“A veces hace falta una primera ruptura para ser capaz de ver y soportar todas las demás”, sostiene Marin. Pero no todas las rupturas son iguales.

La ruptura amorosa

Es común escuchar el término “romper” cuando alguien termina una relación amorosa.

“Son los tópicos los que ayudan a decir la verdad: la pareja se rompe, pero eso no quiere decir que sus miembros se peleen”, explica.

Para ella, la ruptura amorosa es el intento de separarse de una materia común, del cuerpo afectivo, pero también psicológico que la pareja había creado.

Romper una relación amorosa es en palabras de Claire Marin “una experiencia que nos arranca lo que considerábamos nuestro, lo que literalmente habíamos incorporado a nuestro ser”.

La ruptura es una experiencia sensible e hiriente. “Nos transforma, nos agrede físicamente”.

Pero llega un momento en que el dolor se difumina y la ausencia se vuelve familiar. Es entonces, según la filósofa, que la separación adquiere fuerza con la desaparición progresiva del “tú” . “Pienso en él, ya no en ti”, indica.

Los accidentes

“Los accidentes ponen al descubierto los fantasmas y las potencialidades de nuestro yo que normalmente están entre bambalinas”, sostiene.

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Portada del libro “Rupturas: cómo superar el desgarro que produce una experiencia dolorosa” de Claire Marin/ Foto cedida

La idea que apoya la escritora es hacer de un accidente una experiencia de pensamiento. “Una experiencia que hace pensar es convertir ese sufrimiento en una experiencia con sentido”.

Las personas afligidas esperan encontrar un significado, un motivo que justifique el sufrimiento físico. Marin apunta que una idea que puede reconfortar es pensar que estamos experimentando otra vertiente de nuestra realidad.

Nacimientos y separaciones

Aunque un nacimiento suele ser considerado como un inicio para la madre, el bebé y para la pareja, es también una ruptura profunda que los trastorna. Puede modificar otras relaciones familiares y afectivas.

La doctora en filosofía afirma que “el nacimiento descoloca, redefine las fronteras y los límites de las identidades de las relaciones”. Es importante, pues, tomarse en serio su poder de cambio.

Romper con la familia

Del mismo modo que dejamos de sentir afecto por un compañero, es posible que el amor familiar desaparezca.

“Hay que plantearse la posibilidad de que en el amor, cualquiera que sea su naturaleza, pueda producirse una brusca desaparición de los sentimientos”, señala Marin.

Desapariciones

En este caso, la autora pone como ejemplo lo que ocurre con algunas enfermedades psiquiátricas o neurológicas: nosotros también sufrimos la indiferencia que el enfermo parece manifestar frente a una relación que se pierde.

“¿Qué es lo que hace que perdamos a alguien antes de que muera?”, se pregunta la autora.

Su respuesta es clara: “Ya no lo reconocemos. Se observa un cambio tal en su forma de pensar, de ser, de relacionarse… que nos parece radicalmente  diferente a la persona querida”.

Es importante aprender a diferenciar a personas que no son como eran antes. “Conservar el recuerdo de la persona amada y seguir amándola, pero diferenciarla de la que tenemos delante”, mantiene.

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