Obsesión por la belleza: cuando la imagen corporal alcanza límites patológicos.

Por @KeilaCaridad

Los extremos nunca son sanos. Con el avasallante desarrollo tecnológico y la apertura de diferentes plataformas digitales como lugar de encuentro e interacción, la apariencia física ha tomado un sitial muy elevado en la vida, especialmente en la de los niños y jóvenes, más vulnerables desde el punto de vista de la madurez.

La dismorfofobia afecta cada vez a más personas, sobre todo a los que caen en la lista de influenciables por los demás, basando la relación en la profunda presión social por pertenecer a determinados grupos, por ser aceptados.

Para la psiquiatra española, María Soledad Humbert Escario, la tendencia obsesiva por el físico se ha igualado entre ambos sexos: “lo que hace unos años era más común en chicas, ha alcanzado el mismo papel en los varones”.

Precisa que “el “trastorno dismórfico corporal”, antes conocido como dismorfofobia, es más que el interés por la belleza. Se trata de un cuadro clínico incapacitante que, quien lo padece, siente una intensa preocupación por los “defectos” de su físico, prácticamente insignificantes para el resto”.

Señala que “esta obsesión ocupa entre tres y ocho horas al día y es muy complicado resistirse y controlarla para quien la padece. Además, estas personas desarrollan comportamientos y actos mentales como la constante comprobación de sí mismos de forma repetida y excesiva”.

La autoestima  lleva la peor parte en este tipo de trastornos.

La dismorfofobia tiene como causas varios componentes internos y externos. Por un lado está la relación con el ambiente en el que se desenvuelve quien lo padece, y por el otro encontramos factores fisiológicos y genéticos.

La psiquiatra cita a manera de ejemplo “las elevadas tasas de abandono y abusos en la infancia, prevalencia en la familia de primer grado de trastorno obsesivo-compulsivo, además de alteraciones en la serotonina”.

“El síntoma principal es la alteración del pensamiento hasta el delirio e incluso la percepción trastornada de sí mismo: el individuo está totalmente seguro de la presencia de un defecto físico que para los demás es inapreciable o inexistente”.

Estas personas se miran constantemente al espejo y preguntan reiteradas veces a sus allegados sobre sus “defectos”.

Refiere en su artículo que desde el 2013 la dismorfofobia se incluye dentro del espectro obsesivo compulsivo, tomando en cuenta el tipo de pensamiento que embarga a quienes sufren este trastorno y el comportamiento a manera de ritual que realizan los afectados. 

 Factores de riesgo

Tanto la baja autoestima, ya sea como detonante o resultado del trastorno, así como la familia y el entorno, especialmente si en este se hace frecuente y cotidiano el culto al físico, son caldo de cultivo para desarrollar el trastorno obsesivo por la belleza física.

La persona que ha sido objeto de rechazo por algún defecto o condición física que lo aleje del estereotipo que venden los medios y las redes sociales puede caer en esta espiral obsesiva por la imagen, dándole realce a las voces de una sociedad superficial que atribuye el éxito y la felicidad a la apariencia personal.

¿Cómo saber si esa obsesión por el físico es patológica?

Humbert Escario, especialista en etoterapia, patología molecular del sistema nervioso y trastornos afectivos, destaca que “casi todos los afectados por esta enfermedad mental presentan un funcionamiento psicosocial alterado debido a las preocupaciones “irreales” por su apariencia, pudiendo llegar a evitar la relación con los demás”.

En este sentido, refiere que “para los casos más graves que presenten un pensamiento obsesivo, síndromes depresivos o fobias, se administra un tratamiento psicofarmacológico”.

Una mirada a la obsesión por el físico desde la psicología

Para el Dr. Alberto Barradas, psicólogo clínico, director y CEO de Psicovivir Internacional, “identificarse con el cuerpo es un error desde el punto de vista emocional”.

Explica que “cuando nosotros nos identificamos con el cuerpo de una manera obsesiva, entonces queremos transformarlo de tal forma que dejamos de ser nosotros mismos”.

Barradas alerta que “las personas obsesionadas por su aspecto físico, incluso empiezan a abusar de las cirugías plásticas, se meten en unas dietas peligrosas, cometen locuras desde el punto de vista nutricional, desarrollan trastornos alimenticios y, de alguna forma, echan a perder su vida justamente por estar obsesionadas con la belleza física”.

“El cuerpo hay que cuidarlo, tenemos que cuidar nuestra salud, es maravilloso vernos bonitos, atractivos, eso está bien, pero no a nivel de obsesión, no al nivel de llegar a crearnos trastornos de identidad”.

Dr. Alberto Barradas, psicólogo clínico

Indica que la clave es cultivar equilibradamente el cuerpo, pero más aún la mente: “Sí, está bien, cuida tu cuerpo, pero no caigas en excesos, porque el cuerpo es solamente el sitio donde tú estás, tu personalidad es lo que te hace atractivo, es tu inteligencia, tu cultura, tu don de gente, tu forma de ser, lo que va realmente a hacer que valgas la pena”.

Apuesta por el cultivo de los aspectos psicológicos, emocionales e incluso más espirituales que son los que definitivamente te darán más fortalezas para enfrentar la vida y para vivirla a mayor plenitud y con capacidad para sortear obstáculos y salir adelante.


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