Reeducación emocional: cuatro claves para salir de la caja

Por Alberto Barradas – @Psicovivir

Fíjense ustedes: un niño muy pequeñito hace las cosas bien y se le premia, se le da cariño, se le da comida o gratificaciones. Cuando se porta mal se le regaña, se le reprende, a algunos hasta les pegan “porque eso no se debe hacer”.

Entonces el niño aprende que hay conductas que hace que “están bien” y que hay conductas que hace que “están mal”. Ese proceso de aprendizaje se da prácticamente desde el nacimiento. Ahora bien ¿qué pasa con esto?

Que todo te lo educan, incluyendo las emociones. ¿Quiénes nos educan? Nuestros padres, en principio, pero también la experiencia, las cosas que vivimos, nos educa la sociedad, los medios. En la medida en que vamos entendiendo cosas, esto trae como consecuencia un elemento muy importante: tus emociones son educadas.

De cómo nos enseñan a sentir las emociones

A ti te enseñan a sentir. Quizás es uno de los elementos más importantes que un ser humano tiene que asimilar. Tú no sientes de manera espontánea, tú no sientes porque sientes, no, tú sientes porque te enseñaron a sentir.

Entonces todas esas emociones y todos esos sentimientos están basados en dos principios fundamentales: si haces las cosas bien tendrás gratificación, si haces las cosas mal tendrás reprimenda o regaño. Así es desde la niñez.

En la medida en que vamos creciendo ya no es tan básica nuestra educación. No es: si te portas bien te irá bien y si te portas mal te irá mal, no.

Empezamos a razonar, a entender la vida, y nuestra educación va por otra vía y pasa por un proceso de entendimiento.

Pero -siempre hay un, pero- también ocurre otro problema ¿qué problema? Bueno, que ya tienes tus emociones educadas y en la medida en que tienes las emociones educadas te van pasando cosas en la vida y vas razonando sobre esas cosas de la vida y muchas veces hay choque. Y producto de esos choques surgen emociones, nos confundimos y empezamos a crear paradojas en nuestra mente.

Las consecuencias de la mala educación emocional

¿Y qué pasa con esas paradojas? Vamos confundiéndonos, vamos entrando en conflicto con nuestras emociones. Entonces empieza eso que ustedes conocen: tienes una especie de angelito de un lado y un diablito por el otro.

En ese sentido empezamos a cuestionar todos esos elementos que están en nuestra cabeza y todas esas confusiones y nos convertirnos en personas incongruentes.

¿Qué pasa en la medida en que nos convertimos en personas incongruentes? ¡Vamos a sufrir!

Te pongo un ejemplo. De repente queremos enamorarnos y confiamos en el amor y aspiramos en el amor, deseamos el amor, y cuando lo conseguimos lo echamos a perder, lo dañamos. Empezamos a comportarnos de una manera que está completamente contraria al amor. Empezamos a actuar de forma totalmente irracional  con respecto al amor ¿Por qué? Porque tenemos choque.

Por un lado te dicen que los hombres son malos, son infieles, que siempre van a montar cacho. Por otro lado tú te enamoras de ese hombre y tú quieres darle lo mejor a ese hombre y tú quieres entregarle lo mejor de ti a ese hombre.

Entonces tienes el choque de la educación que te dice que los hombres son malos pero igual quieres y deseas a ese hombre.

Ese es un choque enorme. Y eso se conjuga en tus relaciones, en tus aspectos  emocionales  y te vuelves un ocho.

Pongo el ejemplo de las relaciones pero puede ocurrir para toda experiencia de la vida. De alguna forma dejamos cosas, queremos cosas, pensamos cosas, pero por otro lado nuestra educación nos dice cosas diferentes, nos plantea cosas diferentes.

¡Nos volvemos un ocho por todos esos procesos que nacen de conflictos emocionales basados en la educación!

Enfermedades derivadas de la mala educación emocional

Esa interacción con el medio va a producir enfermedades ¿A qué llamamos enfermedades? Llamamos enfermedades a aquello que interrumpe el curso normal de las cosas internas, las enfermedades mentales.

Entonces empezamos a hablar de depresión, de ansiedad, de trastornos mentales ¿Por qué? porque nos enfermamos, nos llenamos de ansiedad, nos deprimimos porque ya nuestra mente no puede conjugar los elementos que nos educaron versus los que razonamos, lo que deseamos y lo que rechazamos. Es muy grande ese rollo interno.

Todo ese choque que se convierte ahora en enfermedad va creando un círculo vicioso. En ese círculo vicioso intentamos salir de estas enfermedades, de estas anomalías, intentamos salir por nuestros medios y pensamos: si yo me metí en estos problemas yo voy a salir con mi propia cabeza. Eso no tiene sentido.

Mi experiencia

Antes de ser psicólogo yo pensaba de la misma manera. Recuerdo que en una oportunidad, tenía 17 años, yo le decía a mi mamá: necesito un psicólogo. Mi mamá -de la vieja guardia, en ese tiempo no había una educación propia para entender estas cosas- me decía que no crio un hijo débil, crio un hijo fuerte.

Ahora comprendo perfectamente a mi mamá. Así fue como la educaron, a ella la enseñaron a sentir así. ¿Se dan cuenta que era una mala educación? Siempre necesitamos ayuda y allí es donde entran otro tipo de procesos ¿Por qué? Porque uno de los problemas fundamentales que los seres humanos tenemos es que pensamos que no necesitamos ayuda, pensamos que debemos salir solos, pensamos que salir solos de los problemas es una especie de triunfo del ego.

¡Yo pude salir de eso solo! Es una tontería. Primero te enseñaron y te educaron para eso, y no tiene ningún sentido en la medida en que tú entiendes que siempre vas a necesitar ayuda en cualquier aspecto de tu vida.

Te das cuenta de que la independencia es una fantasía. Los seres humanos dependemos los unos de los otros.

¿Dónde está la anomalía? Cuando dependemos de más, cuando dependemos desde nuestras emociones que no se valoran, cuando dependemos de nuestra baja autoestima, son dependencias patológicas. Allí está lo malo.

Siempre nos enseñan a pensar de esa forma. Nos meten en esa cajita. Y nos podemos frustrar por cosas sencillas porque en esa cajita donde nos metieron nos enseñaron que uno no debe depender de nadie, pero sí dependemos. Nos enseñaron que debemos solucionar todos nuestros problemas, pero hay problemas que no podemos solucionar solos.

Busca ayuda para reeducar las emociones

Si buscas ayuda te dicen que pareces pendejo. Esto nos echa a perder las emociones. Por eso traigo aquí mis sugerencias para salir de esto.

1.- Sal de la caja: entiende que pedir ayuda no es dependencia y que ser independiente a ultranza no necesariamente es buena autoestima.

Salir de la caja es un punto medio. Usted va a ver si puede salir por sí mismo de sus problemas. Si no puede, usted pide ayuda y no se siente mal.

2.- No veas las limitaciones: estamos condicionados a ver las limitaciones, a ver permanentemente los problemas, en vez  de ver las soluciones. Y si vemos las soluciones pensamos inmediatamente en los problemas que puede acarrear esa solución. ¡Así no es!

Salir caja es pensar siempre en soluciones, en no ver los problemas como algo negativo.

Alberto barradas – @psicovivir

No veas un problema como un obstáculo del que no puedes salir. Míralo de la manera correcta: mientras tengas vida siempre tendrás oportunidades, en consecuencia, debes estar preparado para ver esas oportunidades. Debes adiestrar tu mente solo para ver soluciones.

3.- Entiende que las relaciones son positivas: uno de los elementos claves que los seres humanos tenemos desde el punto de vista negativo es que nos metemos en relaciones que son insatisfactorias y entonces pasa algo que es fatal. Al meternos en esas relaciones tratamos de luchar, de hacer todo lo humanamente posible y hasta lo imposible para salvar esas relaciones, para tratar que esa relación se acomode, para que pueda ser satisfactoria para ustedes.

Nos enseñaron a casarnos para siempre, hasta que la muerte nos separe. Nos enseñaron a no rendirnos, a no dejar atrás las cosas que no sirven.

¿Qué te parece si te digo que eso no es así? ¿Qué te parece si te digo que si una relación te hace sufrir usted sencillamente debe irse? Seguramente te choca y dirás ¡no puede ser tan fácil! Sí, tan fácil.

Hay que salir de la caja. ¿Por qué usted tiene que luchar por una relación en la que sufre? ¿Por qué hacer que funcione a juro?

¡No tiene sentido! Piénselo. Salga de la caja. Si hay amor uno lucha, pero cuando ya el amor no es suficiente, no te llena, o no lo llena ¿Por qué no te vas?  

Debemos entender que las relaciones no son para sufrir de ninguna manera.

4.- Conéctate con lo bueno: Estamos demasiado pendiente de lo malo, de los que nos critican o nos dicen cosas negativas. Debemos dejar eso para conectarnos con lo bueno, con lo bonito. No se conecte con lo malo. Conéctese con gente que le dé alegría, que le dé motivación y que los critique positivamente.

Si queremos salir de la cajita que nos enseñaron debemos enfocarnos en lo bueno. Es difícil, se los advierto, pero absolutamente posible.

Desde mi punto de vista estas cuatro recomendaciones son claves para salir de la caja, esa caja que te enseñaron y que te genera conflictos, complicaciones, enfermedades, dificultades emocionales. Definitivamente en la medida en que salimos de esa caja, en esa misma medida viviremos mucho mejor, a plenitud. No temas buscar ayuda.

13 respuestas

  1. Me da una fuerza inmensa leerte…ya he cambiado cosas en mi vida..lo he hecho! Pero me cuesta mucho y no logro salir sola de esto….Me he cuestionado toda la vida pensando que la sociedad dicta como debemos responder a todo en la vida.con temple de aguante y me choca!!!

  2. Buenísimo !!! Tanto para aprender cómo para enseñar a nuestros hijos para q no repitan ese patron … Hay q sacarlos de la caja a tiempo … Gracias mi Doc❤️

  3. Excelente como siempre. Me ayuda a eduacarme cada día y a no tener buscar ayuda.

  4. Excelente artículo, me he sentido identificado con varios puntos!

  5. Excelente mi estimado, esos cuatro tíos para salir de la caja, nos enseñan a ser buenos y no felices, hacer el primero, hacer el mejor. Y resulta que la vida es mucho más sencilla , a mis 62 años con excelente salud y dos divorcios ahora estoy muy tranquilo y enamorado más de mi, con novia y sin presión gracias gracias gracias por su aporte a un mejor vivir

  6. Excelente, tengo 72 años, me casè a los 51 y no me ha molestado hacer con mi vida lo que he querido y lo que me ha dado paz y tranquilidad, y no tengo hijos, no vaya a ser que los meta en la CASA, ay Dios no me lo perdonarìa..no tengo derecho a hacerle daño a otros. Gracias..?

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