Ebriedad de poder: el abuso de un diputado venezolano

Por Redacción Psicovivir News – 16-12-2020

Antes de adentrarnos en un análisis psicológico sobre el abuso de poder, revisemos algunos datos recopilados por El Pitazo en relación con este tristemente célebre personaje.

En la reseña de ese medio titulada “¿Quién es Edgar Reyes, el diputado de la pistola?” se menciona que el individuo es diputado regional en el estado Miranda, Venezuela.

El legislador “es sobrino de Luis Reyes, presidente nacional del partido Organización Renovadora Auténtica (ORA), movimiento político cristiano socialista evangélico que forma parte del Gran Polo Patriótico, estudió derecho en la Universidad Arturo Michelena, de Valencia, estado Carabobo”.

Este «joven comprometido con la revolución y el legado del comandante eterno Hugo Chávez», tal y como se define en su cuenta Twitter @EdgarReyesORA, hizo alarde de la herencia violenta del régimen en un hecho que se viralizó y lo desnudó como sujeto antisocial.

Una definición de poder

María Daniela Vivas Busani, especialista en psicología clínica, expone que antes de hablar del poder es necesario definirlo.

“Algunos autores definen el poder de dos maneras: puede establecerse el poder como algo externo e independiente a la persona lo cual pudiera ser una visión un tanto sustantiva. Y la otra forma ilustra el poder como una relación social, la cual abarcaría una visión estratégica”.

Desde el punto de vista político, autores como Hobbes consideran que la sociedad construye el sistema político y lo dota de poder por varios motivos. Uno de ellos reza::

“El Estado se construye  a sí mismo y se legitima en su exclusivo monopolio de la violencia, ya que ahora nadie puede disputarle su situación en lo más alto de la pirámide del poder y la autoridad”.

Por su parte, Aristóteles refrendó el concepto de “animales políticos” y sentenció “no hay nada más material y más corporal que el ejercicio del poder”.

La psicología del poder

Para la psicóloga del Team Psicovivir, Ana Teresa Bonilla, “el poder abarca un concepto importante:

“La formación del concepto poder inicia en la infancia cuando se comienza a ejercer poder y, su vez, a recibirlo de otros. Este concepto se irá amoldando cual plastilina en nuestro procesamiento interno”.

Ya en la adultez, generalmente se comienza con comportamientos donde se pueda ejercer control y ahí comienza la escalada.

Informa que ciertos experimentos en neurociencia han comprobado que en quienes se les estimula psicológicamente para empoderarlos, la actitud cerebral disminuye, sobre todo en zonas del cerebro vinculadas con la empatía “por ejemplo, no miran a los ojos al hablar, demandan obediencia y confianza que no retribuyen, se estimula la corrupción, en fin, un sin número de características que son posibles destacar en sujetos que ejercen este tipo de comportamiento en la sociedad”.

El abuso de poder queda de relieve debido al exceso de quienes hacen uso indebido de tal «título», en este caso un diputado, y es allí cuando comienza a afectar primero al individuo y a su núcleo y, posteriormente, a quienes en un entorno más amplio le rodean.

Los sujetos enfermos de poder desarrollan una irritabilidad a tal punto de perder el control y se nutren de ese sentimiento como una total adicción.

“Aislándose emocionalmente y nutriéndose de esta «adicción» llamada poder”. La especialista en psicología precisa que “al final quedan desorientados al no recibir las atenciones acostumbradas llegando incluso a desarrollar depresión mayor y/o ansiedad generalizada”.

Para Freud, el poder es una fuerza interna que nace en el interior mismo del individuo.

En el conductismo, a diferencia del psicoanálisis, el poder no es una fuerza interna, ni instintiva, sino totalmente externa y aprendida.

“El poder es una herramienta de control y de manipulación de conductas” destaca la psicóloga María Daniela Vivas Busani.

En la nueva sociedad establecida por Skinner, el hombre estará programado por aquellos que gobiernan, para que los hombres actúen de la forma como ellos (los gobernantes) desean que actúen.

Su actuar ya no será al azar, espontáneo, sino científicamente planificado, por lo que el hombre ya no será, si algún día lo fue, dueño de su propio destino, ni será libre para escoger su propio estilo de vida, ni su propia forma de organización social y económica, su autonomía quedará sacrificada “al mayor bien de la sociedad”, coartando la capacidad para discernir.

¿Es posible enfermarse de poder?

Definitivamente sí.

Vivas Busani enfatiza que no es un cliché ni algo trillado eso que hemos escuchado: el poder enferma.

“Si no fuese cierto quizás no hablaríamos del Síndrome de Hibris, conocido como un trastorno emocional que afecta a quienes ejercen el poder en todas sus formas.”

Se trata de una alteración que se ha analizado  en la política a partir del comportamiento común en muchos líderes en los que cualidades como la confianza y la seguridad en sí mismos tienden a transformarse en arrogancia y prepotencia.

Esto último retrata a la perfección al diputado envalentonado, claramente influenciado por un pensamiento retrógrado y resentido que raya en la obsesión por imponerse mediante la violencia y empuña un arma como herramienta de coacción.

Definitivamente tienen que ir a terapia.

2 respuestas

  1. Esa es la cultura, que se ha creado, durante estos 21 años de supuesta revolución…!!!

  2. El abordaje de cada tema a nivel psicológico nos permite ver más allá…nos permite ver con más claridad y sensatez este tipo de situaciones
    No es hablar por hablar sino escudriñar al ser humano,en especial esta especie ser humano que hoy ocupa un cargo institucional el ser humano que actualmente ocupa el curul
    Que tipo de gente es ? Me preguntaba…
    Gracias por este artículo

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