Por: Felipe Larach – EFEverde – 22 de agosto 2020
La crisis climática y los problemas derivados de la escasez de recursos hacen que sea “hoy más necesario que nunca” acudir a la Naturaleza no solo como fuente de recursos, sino también de sabiduría e inspiración ya que de no hacerlo, coinciden varios expertos consultados por EFEverde “estamos condenados a no subsistir”.
Observar los sistemas que rigen la Naturaleza para emularlos y aplicarlos a cualquier actividad humana con el fin de lograr productos y servicios más sostenibles es lo que persigue la biomímesis, una disciplina que para el biólogo Manuel Quirós supone una cura de humildad para la humanidad, ya que, recuerda a EFEverde, “no somos los primeros, ni los más listos en hacer las cosas, la naturaleza ya lo ha hecho”.
Pegamentos basados en la física y no en la química, que eviten elementos tóxicos o imitar las propiedades de autolimpieza de la Flor de Loto para crear materiales que repelen el agua son algunos de los resultados de esta ciencia cuyo fin no es copiar la Naturaleza, algo “imposible”, explica el arquitecto Marcelo Fraile, sino emular aquellos elementos que “lleven a que el proceso sea óptimo tanto en construcción como en su uso”.
“La Naturaleza no se puede dar el lujo de derrochar” añade Fraile y es por ello que la eficacia es una de las piedras angulares de esta disciplina, que busca optimizar el diseño, consumir una menor cantidad de energía y usar materiales que no dañen el medioambiente.
Es por ellos que Quirós, docente de biomímesis en la escuela de negocios IE University, advierte de que el momento de esta disciplina, en la que muchos inventores han encontrado la inspiración “es ahora” y alienta al ser humano a que sea consciente de que su “bienestar depende de la biodiversidad”.
Nuevo modelo
Además, el profesor urge un cambio del modelo actual por uno más “regenerativo”, a través del cual el ser humano sepa aprovechar e inspirarse en “los servicios gratuitos que la Naturaleza nos proporciona” y pone como ejemplo la economía circular que la considera “biomímesis en estado puro”.
Según el doctor en biología, los grandes avances que ha logrado el ser humano han venido acompañados de un gran coste, lo que ha provocado que sea “la única especie que no cuida el entorno del que depende” y califica su relación con la Naturaleza de “miope y sencilla”, al haber quedado reducida a una mera fuente de extracción de recursos, almacén de materiales “y últimamente a un enorme vertedero”.
Años ancestrales
Esta disciplina cuyo término viene del griego bio– vida- y mimesis – imitar-, “es tan vieja como el propio ser humano”, explica Manuel Quirós, aunque se popularizó en los años 70 del siglo XX tras la publicación del libro ‘Biomimicry: innovación inspirada por la naturaleza’ de la bióloga estadounidense Janine Benyus.
Mucho antes, Leonardo da Vinci considerado como “el gran director de orquesta de la biomímesis”, se fijó en las curvaturas de las alas de muchos pájaros y en los movimientos de sus aleteos para crear el primer aparato volador.
En el siglo pasado, la curiosidad y la observación llevaron al ingeniero George de Maestral a analizar el funcionamiento de los ganchos de espinos que se quedaban pegados en el pelo de su perro, lo que resultó en la invención del velcro.
Con el tiempo, la biomímesis ha evolucionado de ser una ciencia “de observación y experimentación, casi intuitiva” a usar la tecnología y la gran cantidad de datos y estudios para “poder aprender de la naturaleza y generar nuevos sistemas, materiales y formas”, explica Fraile a EFEverde.
Además, Quirós ve necesario la sinergia entre la biología que ofrece “la única tecnología sostenible” con otras disciplinas como la ingeniería, ya que “trabajando juntos podrían hacer grandes avances”.
Pensar en el medioambiente
Según los expertos, la biomímesis no consiste solo en adoptar nuevos materiales y procesos, que mejoren el rendimiento, además es necesario evaluar sus consecuencias en el medioambiente.
Estos avances han dado lugar a que, por ejemplo, se empiece a utilizar a nivel industrial el acero biológico, que aprovecha una enzima que produce la araña para construir sus telarañas y que es “mil veces más resistente que el acero que se conoce” añade Marcelo Fraile o ladrillos hechos con bacterias, que aglutinan la arena en cuestión de días.
También, el estudio de las rugosidades de las escamas de los tiburones ha inspirado nuevas superficies de cascos de barcos, que evitan la adhesión de animales con el fin de aliviar su peso e incluso la creación de nuevo material quirúrgico con una superficie que emula las escamas de los tiburones para así ralentizar el crecimiento bacteriano, y reducir el uso de químicos hasta en un 80%.
En lo que los expertos coinciden es en que falta mucho camino por recorrer y que solo cuando “se imponga una circularidad y sostenibilidad de cualquier producto y proceso, que esté en armonía con el medioambiente y optimice los recursos”, añade Sáez, se podrá considerar que la biomímesis se ha impuesto como método de diseño en la realidad industrial.
Fuente: https://www.efeverde.com/noticias/biomimesis-imitar-naturaleza-para-subsistir/