Cómo afecta la ansiedad al cerebro
Cómo afecta la ansiedad al cerebro La ansiedad es una respuesta normal ante situaciones que encierran cierto grado de incertidumbre. Cuando traspasa ese umbral de normalidad, se convierte en un problema de salud mental que requiere atención especializada. Exploramos más cómo afecta la ansiedad en el cerebro. Por @KeilaCaridad – Editora Psicovivir News En algunos casos, la ansiedad puede considerarse como un mecanismo adaptativo. Sin embargo, cuando pasa de ser un estado momentáneo a un trastorno permanente, comienzan a notarse los efectos de la ansiedad en nuestro cerebro. Revisamos a fondo estas premisas sobre ansiedad e impacto en el cerebro, con el apoyo del psicólogo Dany Pérez, especialista en Psicovivir Internacional. Los efectos de la ansiedad La ansiedad es una respuesta ante determinadas situaciones en la que se puede percibir cierto peligro o que son de carácter desconocido para nosotros. Pérez explica que «esta respuesta puede ser adaptativa y puede ayudar a un individuo a adaptarse a ciertos entornos o circunstancias y, a su vez, a asumir retos». Destaca que el problema se presenta cuando la respuesta ansiosa es desmedida al estímulo, se mantiene en el tiempo y se generaliza mediante otros estímulos o situaciones. «Es cuando no se logra discriminar adecuadamente peligros o amenazas reales, generando entonces problemas en diferentes sistemas del organismo humano, entre ellos, el cerebro». ¿La ansiedad se puede prevenir? «La ansiedad es una respuesta que va a estar presente en muchos aspectos de la vida y, en determinadas situaciones, es funcional y adaptativa». Lo que se busca es prevenir la respuesta mal adaptativa. Hay herramientas para esto, desde técnicas de relajación y respiración que son por excelencia muy recomendadas y utilizadas. «Estas técnicas permiten abordar el síntoma fisiológico de la ansiedad y enviar una señal de tranquilidad a nuestro cerebro». Psic. Dany pérez Otras formas de prevenir la ansiedad apuntan hacia hábitos sanos: hacer actividad física y disminuir el consumo de sustancias como cafeína o teína. «También se puede lograr prevenir la respuesta mal adaptativa de la ansiedad, mediante el uso de recursos cognitivos como el análisis profundo de determinadas situaciones, para tener certeza de qué tan objetivos, funcionales y adaptados a la realidad son». La educación emocional también genera la capacidad para reconocer mejor las emociones y sus matices, y promueve mayor tolerancia hacia el malestar emocional. ¿Cómo impacta la ansiedad en el cerebro? «Cuando se sufre de ansiedad sostenida, el cerebro empieza a funcionar en base a estar siempre expuesto al peligro, a una situación amenazante inminente». El psicólogo del Team Psicovivir precisa que «la ansiedad afecta el cerebro directamente en el hipotálamo, la ínsula, el cuerpo estriado ventral, entre otras». De igual manera empiezan a trabajar en mayor medida, los neurotransmisores y las hormonas como el cortisol, la adrenalina y la norepinefrina. ¿Cuáles son los efectos en el cerebro para las personas que sufren de ansiedad? «Cuando la ansiedad se vuelve crónica, trae consigo una cantidad importante de efectos nocivos para el cerebro. La constante elaboración de sustancias químicas y la sobre activación de algunas estructuras del cerebro pueden producir problemas en la memoria a corto y largo plazo». También afecta la corteza pre frontal y el hipocampo, responsables, entre otras funciones, de regular respuestas emocionales. «Al estar afectadas estas áreas, no hay una regulación emocional adecuada, por lo que no se logra desactivar la reacción ansiógena». Otro aspecto importante es la hiperactividad de la amígdala, lo que genera dificultad para discriminar cuando un estímulo es realmente amenazante o no, provocando así que se generalice y se perciban situaciones amenazantes donde realmente no las hay, o que se maximice la amenaza. «La segregación constante de cortisol afecta la neuroplasticidad, lo que estaría impactando la capacidad del cerebro para a cambiar y adaptarse a una nueva experiencia». Hay estudios que indican que los estados sostenidos y crónicos de ansiedad pueden estar relacionados con algunos deterioros cognitivos leves y, a su vez, con desórdenes psicopatológicos como depresión, algunas fobias específicas y enfermedades neurodegenerativas. Recomendaciones para las personas que sufren de ansiedad Evalúa bien en la situación en la que estás y de qué manera te está afectando en el hecho de sentirte ansioso. Observa con qué frecuencia se presenta la ansiedad y ante qué situaciones. Toma en cuenta si la ansiedad es puntual o se ha ido generalizando. Esto te ayudará a identificar el disparador o no. Realiza ejercicios de respiración y relajación. Dale una pausa al cuerpo y de esta manera abordas el síntoma físico. El puro razonamiento no va a generar en sí un estado de calma. PSIC. DANY PÉREZ Revisa tus hábitos de alimentación, ejercicio, trabajo, sueño, recreación. El buen funcionamiento en diferentes áreas de tu vida te va a servir para hacerle frente a la ansiedad. En caso de que el estado ansiedad se vuelva crónico y sostenido, y esté afectando tu desempeño en los diferentes entornos de tu rutina diaria, busca ayuda profesional.
¡Alerta! Dormir mal activa los pensamientos suicidas en personas deprimidas
¡Alerta! Dormir mal activa los pensamientos suicidas en personas deprimidas Las ideas suicidas son el resultado de una compleja comunión de diversos factores. En este artículo analizamos la importancia de la higiene del sueño como factor de riesgo cuando se sufre de depresión. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción El sueño es muy importante para nuestro bienestar físico y mental. Cuando dormimos, nuestro cuerpo se recupera del cansancio del día, pero la mayor “revolución” ocurre en nuestro cerebro, ya que, por una parte, se libera de las sustancias de deshecho del metabolismo diurno y, por otra, procesa las vivencias que tuvimos durante el día, restándole parte de su impacto emocional. Conversamos con la psicóloga Emily González, especialista en Psicovivir Internacional, quien nos explica cómo el mal sueño hace que en una persona deprimida se disparen los pensamientos suicidas. El suicidio: una alarma activa a nivel global El suicidio es una de las principales problemáticas que enfrentan los profesionales de la salud mental. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (2019), revela que es la tercera causa de muerte entre jóvenes; por lo cual es considerada un problema de salud pública a erradicar. Se debe tener en cuenta que quienes piensan en el suicidio como una opción, es porque usualmente buscan dar fin a un sufrimiento. «Muchas veces este sufrimiento está asociado a múltiples factores, entre ellos, se pueden incluir: baja capacidad de respuesta ante situaciones traumáticas o dificultad para afrontar pérdidas financieras, rupturas amorosas, duelo o enfermedades», refiere la psicóloga. Enfatiza que «igualmente una persona puede quitarse la vida por un comportamiento impulsivo o conductas riesgosas, e incluso alteraciones médicas, entre otros». Riesgos para una persona con ideación suicida al pasar una mala noche de sueño Sobre la relación entre el sueño y las ideas suicidas, es de aclarar que el ser humano necesita dormir para que su organismo se recupere de las acciones desarrolladas durante el día. En ese sentido, dormir previene enfermedades físicas y cognitivas. La psicóloga destaca que «los estudios han demostrado que el sueño es uno de los factores de riesgo modificables en las personas que sufren de enfermedades mentales (Littlewood, Kyle, Carter, Peters, Pratt & Gooding, 2018)». Continúa y afirma que «particularmente, se ha identificado que los sujetos diagnosticados con depresión, tienen mayor prevalencia a presentar dificultades tanto para conciliar como para mantener el sueño, llegando en casos extremos a no descansar durante días». «Una mala noche de sueño aumenta la idea suicida al día siguiente, en sujetos con depresión mayor que previamente habían manifestado idea suicida. Sin embargo, también se evidencian otros cambios como mayor irritabilidad y fatiga». psic. Emily González Dormir mal es un indicador importante en el diagnóstico de enfermedades mentales «Como psicólogos, cuando estamos tratando a una persona diagnosticada con alguna enfermedad mental o que atraviesa alguna situación estresante, debemos identificar si hay cambios en sus hábitos de sueño y descanso». Destaca que «si encontramos sintomatología que indique un trastorno de sueño, esto deberá ser abordado desde el punto de vista terapéutico y farmacológico, de ser necesario». ¿El mal sueño acentúa los pensamientos suicidas? «La falta de sueño per se no estimula la idea suicida, sin embargo, la fatiga y el agotamiento que manifiesta la persona, en conjunto con la presencia de una enfermedad mental como lo puede ser la depresión, puede llevar a que el sujeto que ha pensado en algún momento en quitarse la vida». Explica que «tras experimentar un periodo prolongado de insomnio, es probable que vea más latente la idea de suicidarse. Sin embargo, es de aclarar que las ideas e intentos suicidas, pueden estar presentes incluso si la persona no presenta complicaciones en el sueño». Recomendaciones para personas con riesgo psicológico que tienen afectada la higiene del sueño Si presentas dificultades para dormir la cantidad de horas necesarias, te despiertas constantemente o no logras conciliar el sueño y, si además notas que durante la mañana te sientes agotado e irritable, y esto te sucede por un periodo superior a un mes, podrías estar pasando por un trastorno de sueño. Es importante acudir de inmediato con un especialista. Estas son algunas recomendaciones de la psicóloga Emily González, terapeuta del Team Psicovivir. Dormir y despertar siempre en la misma hora. Realiza una rutina previa antes de dormir que prepare a tu cuerpo para descansar. Por ejemplo, ducharte, prepararte una bebida caliente (sin cafeína), practicar la oración u otra actividad que relaje, etc. Hacer ejercicio todos los días, preferiblemente en horas de la mañana o 4 horas antes de ir a dormir. Evitar bebidas que contengan cafeína. Evitar dormir con dispositivos electrónicos (celular, tv, radio). Incorporar la meditación durante la rutina de sueño.
El peso emocional de los traumas infantiles en la vida adulta
El peso emocional de los traumas infantiles en la vida adulta Las vivencias de nuestra niñez tienen un peso decisivo sobre nuestra personalidad y nuestra forma de sentir y de actuar. Por ello, cuando sufrimos traumas infantiles, estos pueden tener un enorme peso a lo largo de nuestra vida. En esta entrega conversamos con la psicóloga Paula Cadavid sobre las lesiones psicológicas de la niñez que afectan para siempre el inconsciente. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Pocas cosas marcan tanto a un individuo como el haber experimentado traumas infantiles. Ninguna etapa en la vida de una persona es tan intensa, ni tan vulnerable como la infancia. Como todos los traumas, se trata de lesiones psicológicas que dañan de manera permanente el inconsciente. Se trataría por tanto de un daño emocional, fuerte y duradero, que llega a marcar la personalidad del individuo. En este sentido, muchas personas ni siquiera son conscientes de la existencia de dichos traumas infantiles. Para profundizar más en este tema, abordamos a la psicóloga Paula Marcela Cadavid, especialista del Team Psicovivir. ¿Qué son los traumas infantiles? Llamamos trauma infantil a una situación altamente estresante para el menor que supera su manejo y control exponiéndolo a una inestabilidad emocional, la cual podría ocasionar un estrés que podría incluso llegar a ser traumático. Estos factores de estrés pueden impedir su equilibrio mental y emocional, comprometiendo también, en ciertos casos, su integridad física. ¿Cuáles son los principales síntomas de los traumas infantiles? Los más recurrentes te los voy a listar para que queden muy claros: Cambios en el sueño: dormir demasiado o muy poco y de una forma muy interrumpida. Cambios en su alimentación: manifestar poco apetito o procurar atracones de comida. Dificultad para prestar atención y responder por sus actividades académicas y tareas de la casa. Aislamiento: tienden a dejar de jugar o a hacerlo pocas veces, rompiendo su rutina. Mutismo selectivo: eligen dejar de hablar y se vuelven cada vez más introvertidos. Cambios en su estado de ánimo: pueden pasar de estar tristes a irritables. ¿Qué ocurre a quienes han sufrido el trauma infantil del abandono? En la adultez, la forma de vincularse a los demás es de una forma ansiosa o ambivalente. A este tipo de personas le cuesta mucho soltar y dejar ir a una pareja, o algo que le genere placer y satisfacción. Magnifican el concepto que tienen del otro o a lo que se aferraron y no están dispuestos a sufrir otra pérdida. Un niño rechazado y humillado ¿Cómo es de adulto? Son personas que se vuelven muy frías, indolentes y vengativas. Hacen sufrir al otro así no sea de forma consciente. Necesitan el control para no volver a exponerse a una situación donde se sientan vulnerados, evitan exponerse al dolor. En este caso hay un baja auto estima, lo cual hará sentir a la persona no merecedora e insuficiente para los demás. ¿Qué puede ocasionar en la adultez un trauma infantil no superado? Cuando una situación traumática no se resuelve de forma oportuna en la niñez, en la adultez se puede reflejar desde dos vertientes. La primera, en sus conductas. Y la segunda, según como haya organizado esta información, el concepto que creo de sí mismo, de los demás y del mundo, lo que en psicología llamamos la triada cognitiva. Por tanto, son personas que en la adultez, al no contar con los suficientes recursos internos, pueden llegar a resolver sus problemas de una forma negativa, no controlan sus impulsos, por ejemplo, se convierten en una persona maltratadora tanto física como verbalmente. Los traumas infantiles que no se resuelven, interfieren en las relaciones interpersonales y laborales. En algunos casos pueden llegar a ser patológicos y necesitar un tratamiento especial. PSIC. PAULA MARCELA CADAVID ¿Cuáles son esos eventos que pueden exponer a un menor a traumas o factores estresantes? Vivir el acoso escolar. Maltrato psicológico verbal. Maltrato físico. Abuso sexual. Abandono por parte de sus cuidadores principales. Presenciar un accidente trágico. Vivir en un hogar donde hay violencia intrafamiliar, drogas y abuso de alcohol. Duelo por separación de padres o pérdida de una figura de apego, por ejemplo, la mamá o el papá principalmente, o su cuidador principal. ¿Qué le recomienda a un adulto que viene arrastrando traumas infantiles? Insisto en que la mejor forma es por medio de un acompañamiento psicoterapéutico, porque es un espacio donde, primero que todo, la persona puede compartir con entera confianza lo que le está ocurriendo y lo que no ha podido superar. Es un espacio libre de juicios y lleno de compresión y empatía. En psicoterapia buscamos mutuamente, en primer lugar, cómo resignificar este momento para lograr cerrar ese ciclo de la mejor manera. Luego, perseguimos modificar las percepciones que estén influenciando de manera negativa en nuestras acciones e identificar de dónde viene o qué parte de la vida influenció tanto para que hoy sea un factor estresante y que no esté aportando a tu bienestar personal. Los espero en consulta.
Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen?
Comerse las uñas: ¿Por qué algunas personas lo hacen? Quizás no te has dado cuenta cuándo ni por qué te muerdes las uñas. Puedes hacer un pequeño análisis. ¿Ocurre en los momentos en que no haces ninguna actividad o tienes las manos libres? ¿Tal vez antes de un examen, cuando caminas por la calle, antes de encontrarte con tu pareja o si te han dado una mala noticia? Comerse las uñas tiene una explicación psicológica. Por @AlondraValen – Redactora Comerse las uñas es un hábito automático, inconsciente y adictivo. La persona que lo hace no siempre puede evitarlo, como ocurre con cualquier costumbre demasiado arraigada. Si bien muchos se muerden las uñas sin darse cuenta, hacerlo de forma compulsiva es una clara señal de que no estamos equilibrados emocionalmente y de que es necesario tratar un problema de fondo. Sobre esto conversamos con la psicóloga Roxiannis Izquierdo, del Team Psicovivir. He aquí la entrevista. ¿Cuál es la razón que lleva a algunas personas a comerse las uñas en todo momento? Esto puede deberse a varias razones, unas con más énfasis que otras. Se dice que puede ser por aburrimiento o por preocupación, esta última asociada a la ansiedad y otras veces al hambre. Algunos estudios han llegado a concluir que comerse las uñas se asocia al perfeccionismo. ¿Las personas se comen las uñas como un mecanismo de defensa por las emociones? Sí, es un intento de canalizar la ansiedad o preocupación. Recordemos que los mecanismos de defensa son aquellos con lo que nos protegemos para evadir eso que nos genera conflicto. Concentrarme en la acción de comerme en las uñas es una especie de evasión de la situación que me genera una falsa satisfacción. Desde el punto de vista psicológico ¿por qué sucede esta situación constantemente? Pienso que apunta a una necesidad de control que se desplaza hacia nuestro cuerpo: lo que está bajo nuestro poder para canalizar aquello que nos produce angustia, ya que algunas personas encuentran placer en la acción de morderlas o comerlas. ¿Cómo evitar el acto compulsivo de comerse las uñas? Bueno, saber que tenemos este problema nos da un interesante indicador de que necesito tener algo bajo control y efectivamente no lo estoy gestionando de la mejor manera. Lo ideal es acudir con un profesional en el área de salud mental ¿Por qué? Porque quizás estés solapando alguna ansiedad, baja concentración, insatisfacción, etc. Como recomendación, puedo dejarles la reflexión de que solo evitar hacerlo puede ser útil, pero nuestro cuerpo es maravilloso y habla por sí mismo. Atendamos las señales que nos regala para nuestro propio cuidado y bienestar. PSIC. ROXIANNIS IZQUIERDO Comerse las uñas puede ser «placentero» para algunas personas, pero trae consigo una serie de consecuencias, no solo de índole psicológico sino también de impacto en la salud física. La especialista en psicología, Roxiannis Izquierdo, refiere que comerse las uñas «crea infecciones, daña nuestra dentadura y, sobre todo ahora que estamos en un momento sanitario crítico, donde nuestro primer factor de riesgo para contraer el coronavirus es a través de nuestras manos, lo ideal es hacerse consciente de que el control de esa acción compulsiva que nos está moviendo emocionalmente, debe ser atendido y no evadido e ignorado».
Madres al borde del colapso: la factura psicológica de la pandemia
Madres al borde del colapso: la factura psicológica de la pandemia Fusionar en un mismo espacio varios roles, sin dudas, ha trastocado la emocionalidad de muchas mujeres con hijos y responsabilidades laborales. Aquí te cuento mi propia historia, esa que habla sobre el desafío físico y psicológico de ser madres, esposas y empleadas, en tiempos de pandemia. Por @KeilaCaridad – Editora Psicovivir News Las mujeres siempre hemos demostrado esa capacidad de ser multitasking, entendiendo el término como esa habilidad para atender múltiples roles y desempeñar tareas diversas. Con la llegada de la pandemia y la imposición sanitaria de la cuarentena, muchas madres tuvimos que mudar la oficina a la casa, fusionando en el mismo tiempo y espacio lo que hasta hace poco estaba organizado mediante una agenda cotidiana no menos fuerte, pero sí más llevadera, por las razones mencionadas. En mi caso, ser ama de casa, madre, esposa y profesional, a tiempo completo y en el mismo lugar, ha sumado a mi vida una dosis extra de tensión, agotamiento excesivo y ansiedad, mucha ansiedad. Algo había que hacer para no desmayar en este reto. El colapso psicológico de ser madre, esposa y profesional La salud mental de las que somos madres, podría estar llevándose la peor parte en esta historia de pandemia. Nos sentimos ahogadas por extenuantes jornadas de teletrabajo en casa, con niños que cuidar, sin ningún tipo de apoyo externo, como lo era el colegio. Algunas, por fortuna, contamos con esposos totalmente integrados a las labores domésticas y a la crianza. No todas tienen a un Juvenal en su vida. Gracias, mi amor. El día a día supone un esfuerzo tan titánico que es comprensible que nos sintamos agotadas, prácticamente al borde del colapso nervioso. Pensando en las mujeres que están en las mismas condiciones que yo, decidí conversar con la especialista Samanta Bigatti, psicóloga del Team Psicovivir, quien aparte de hablar desde el punto de vista psicológico, también es madre y esposa y sabe exactamente lo que estamos atravesando. Las madres ¿Todo lo pueden? Desde que socialmente empezamos a decir que las madres lo podemos todo, e incluso llegamos a afirmar que somos las responsables de llevar hacia adelante el hogar, estamos de alguna manera validando que somos las que debemos resolver todas las responsabilidades al mismo tiempo. Esto no es así. O no debería ser así. Pretender hacerse cargo de todo es el punto de partida para llegar inevitablemente a un colapso. Toca sincerarnos. Necesitamos ayuda. De nuestra pareja, de otros familiares, del sistema en sí, tanto escolar como laboral. La pandemia impone una anormalidad en muchos sentidos. Esa es una verdad capital. Aplastadas por el peso de las obligaciones Para la psicóloga Samanta Bigatti «ningún ser humano puede hacerse cargo solo de todo y de todos sin caer en desbordes psicológicos y físicos. Partiendo de esta perspectiva, nos toca mirar las responsabilidades familiares de forma integral, donde mamá y papá son corresponsables». Nos toca hacer una organización equitativa como clave para cuidar la salud mental de todos en casa, grande y niños. Precisa que la cuarentena rompe con la calidez de contacto con espacios que favorezca la armonía familiar: «Con estos espacios hacemos referencia a la casa, los clubes, el colegio, los sitios de encuentro con amigos, entre otros». Será clave una vez más dividirse los quehaceres, por ejemplo, mientras mamá hace la cena, papá colabora con el hijo a hacer la tarea, mientras el hermano mayor va poniendo la mesa para cenar. PSIC. SAMANTA BIGATTI Generar una dinámica familiar de equipo donde todos, respetando sus posibilidades por edad, hagan actividades, hará que mamá salga del lugar absurdo de tener que aplastarse psicológicamente para que la familia funcione. Cumplir con todo, sin morir en el intento, pasa por fijar límites Coincidimos en la necesidad de organizar el horario y manejar una agenda que compagine todas las responsabilidades hogareñas, escolares y laborales. Para Bigatti, las mujeres que están en colapso sin saber a dónde ir, tenemos la opción de buscar apoyo en la consulta psicológica para averiguar la sintomatología y así tener una verdadera oportunidad de «establecer un proceso hacia dentro, para poder cubrir cuáles son las razones que nos llevaron a no contar con la herramienta de poder poner límites e integrar el aspecto maternal y familiar con la vida laboral». Expone que «tradicionalmente y socialmente a la mujer se le da una lectura de que puede hacer todo al mismo tiempo y, por suerte, hoy en día tenemos la oportunidad de ir generando un cambio más equitativo en los roles maternales y paternales, viendo a la familia de una manera funcional, donde todos puedan gozar de una buena salud mental». Qué hacer y qué no hacer: el dilema de muchas madres Evitemos llegar a los extremos. Somos poderosas, sí, pero también somos vulnerables. Necesitamos ayuda. ¿Por qué no pedirla? Entendamos que en la organización de la familia de una manera que se piense en todos y no solamente en uno, será suficiente para no caer en ningún tipo de colapso físico y psicológico. Conversemos con nuestra pareja, que seguramente también tiene otras responsabilidades. Entre ambos, podemos llegar al mejor acuerdo de funcionamiento, en pro del equilibrio personal y familiar. Si no tiene pareja, exprésate y pide ayuda a tus familiares más cercanos. Hagamos de esta experiencia la mejor oportunidad para ser felices, a pesar de las contrariedades y los desafíos que la pandemia ha marcado en el mundo. Tomemos el control de lo que sí podemos impactar, y siempre, siempre, siempre, agradezcamos el tener una familia que atender y un trabajo con el cual desarrollar nuestra profesión.
Trastorno Esquizoide de la Personalidad: Cuando la timidez se pasa de la raya
Trastorno Esquizoide de la Personalidad: Cuando la timidez se pasa de la raya El esquizoide es una persona tímida e introvertida, da la impresión de estar ensimismada, como si estuviese ausente. Entrevistamos a la especialista de Psicovivir Internacional, Maddalena Armenise, para conocer más sobre este trastorno de la personalidad. Por @AlondraValen, Team Psicovivir El trastorno esquizoide de la personalidad se caracteriza por hacer resaltar en las personas que lo padecen, poca capacidad para socializar, manteniéndose distantes y apegándose a más actividades en solitario. Además, tienden a ser poco o nada expresivos con sus emociones. La especialista en psicología, Maddalena Armenise, despejó algunas dudas e hizo recomendaciones con relación a este tipo de trastorno mental. ¿Qué es el trastorno esquizoide de la personalidad? El TEP es un problema mental poco frecuente con el cual se vive como una condición de vida, ya que no es curable pero sí es tratable. No es tan incapacitante como lo puede ser la esquizofrenia. Es poco probable que provoque desconexión con la realidad y, en caso de que se llegue a padecer de delirios, la persona es capaz de poder diferenciarlo. Se caracteriza por la indiferencia hacia los demás y el aislamiento social, siendo personas que se muestran frías y apáticas. Se les dificulta poder formar relaciones íntimas con otras personas, prefiriendo elaborar fantasías en su mundo interior. ¿Cuál es la causa del TEP? Se desconoce con exactitud las causas aparente del trastorno esquizoide de personalidad, pero se toman en cuenta los factores genéticos y ambientales. De igual manera, las personas que tienen familiares con esquizofrenia o con trastorno esquizotípico de la personalidad, poseen mayor riesgo de padecer el trastorno esquizoide. Se trata de una enfermedad que con regularidad suele aparecer en la adolescencia o en las primeras etapas de la edad adulta. ¿Cuáles son los síntomas del trastorno esquizoide? Entre los síntomas más relevantes del TEP podemos identificar los siguientes: Patrón dominante de desapego en las relaciones sociales y poca expresión de las emociones. No hay un interés en disfrutar las relaciones íntimas, incluso formar parte de una familia. Preferencia por las actividades solitarias. Poco interés por tener experiencias sexuales con otras personas, por la intimidad que esto conlleva. No hay disfrute en las actividades. Se muestra indiferente a las críticas o alabanza de los demás. No posee amigos íntimos, ni confidentes. Se muestra emocionalmente frio, con desapego o con afectividad plana. ¿Existe tratamiento para este trastorno? Es importante diferenciar bien los síntomas, ya que el TEP se puede confundir con otros trastornos y esto será fundamental a la hora de poder entablar un tratamiento. La mejor opción para el trastorno esquizoide es la psicoterapia y trabajar en conjunto con psiquiatría si así lo amerita. ¿Qué recomendaciones podría brindar a este tipo de pacientes? En ocasiones es difícil que personas con este trastorno asistan a terapia, justamente por esta dificultad de vincularse con otros y la preferencia por el aislamiento, exponiéndose constantemente a situaciones que les ocasiona incomodidad. Por eso considero que es importante que las personas que tengas dudas sobre el padecimiento de este trastorno, sean capaces de poder asistir con un especialista que los pueda orientar a cómo vivir más cómodamente, creando un balance entre lo que ellos desean hacer y lo que no, para calmar los síntomas y conseguir un equilibrio adecuado entre lo externo y lo interno del paciente.
Adicción al trabajo: La historia de Daniel
Durante muchos años, Daniel ha sido esclavo de su trabajo, siempre enfocado en un mejor futuro, darle todo a su pareja y a sus hijos, viajar, disfrutar la vida. Su adicción al trabajo lo tiene sitiado. Sigue leyendo: La queja: no te dejes arrastrar a ese hoyo negro ¡Ya no tengo vida, no descanso, estoy agotado, me duele todo! Esta exclamación da cuenta del estado emocional exacerbado de alguien que sobrepasó sus límites físicos y mentales, en pos de la adicción laboral. Daniel es firme candidato al trabajador del año, pero la factura a pagar es muy alta. Su adicción al trabajo lo ciega y no sabe cuándo parar. Produce y produce, pero nunca está de ánimos para disfrutar los frutos de su esfuerzo. Tiene 38 años y toda su vida ha sido esclavo de su trabajo, el cansancio lo está agotando y yo no tiene vida, no sale, no socializa, ha perdido contacto con su familia. Esto le ha sumado no pocos problemas en su hogar: cuando llega a casa, solo quiere comer y dormir. Su mente está a mil por horas, siempre piensa en el trabajo, en nada más. Repasemos las consecuencias de la adicción al trabajo, con la Emily González, psicóloga del Team Psicovivir. ¿Qué ocasiona la adicción al trabajo? Desde la perspectiva de la neurociencia, la adicción al trabajo la podemos definir como una sobre estimulación del sistema de recompensa en el ser humano; es decir: toda conducta tiene consecuencias positivas o negativas que nos permiten garantizar la supervivencia. Este sistema de recompensa (dirigido por el núcleo accumbens del cerebro), es el que se encarga de determinar qué sensaciones hay que repetir porque generan bienestar y, por lo tanto, supervivencia. Sin embargo, no discrimina entre estímulos nocivos para la salud, por ello, se puede activar ante estímulos como las drogas, comida en exceso, entre otros (Hipólito, 2019). Si lo vemos desde la adicción al trabajo o workaholics como también se le conoce, cuando mi jefe me llama en la noche diciendo que confía en mí para terminar algo urgente, mi núcleo accumbens se activa para trabajar hasta la madrugada, porque eso garantiza mi supervivencia en el trabajo. Si, además, reconoce mi esfuerzo pública o monetariamente, en futuras ocasiones ya no necesito que él me llame, porque mi propio circuito de recompensa me dice que continuar trabajando fuera de mi horario laboral, me llevará a tener nuevamente ese reconocimiento de mi jefe, y garantiza mi supervivencia en la organización. Aunque en la actualidad no hay una sola causa que explique el workaholics, sí existen unos factores de riesgo a tomar en cuenta. PSIC. EMILY GONZÁLEZ ¿Cuáles son las características del adicto al trabajo? Según el psicoterapeuta, doctor en filosofía y profesor emérito de la Universidad de Carolina del Norte, Bryan E. Robinson, entre las principales particularidades de las personas que sufren de adicción al trabajo, destacan: ¿Cuáles son las consecuencias de la adicción al trabajo? Sin dejar de mencionar que, producto de la adicción laboral hay una mayor predisposición a las enfermedades físicas y orgánicas, desde el punto de vista psicológico, las consecuencias son variables. Las principales manifestaciones emocionales incluyen: Afectación en la esfera cognitiva (control inhibitorio, toma de decisiones racionales e inflexibilidad cognitiva) Daño a nivel comportamental (irritabilidad, cambios en los hábitos de sueño, alimentación y conductas adictivas) Impacto en el ámbito social (aislamiento, disminución de las habilidades interpersonales, tendencia al conflicto) Alteración del autoconcepto (desarrollo de la autopercepción con base en su desempeño laboral) ¿Qué se esconde detrás de este comportamiento? Detrás de la conducta adictiva al trabajo se esconden varias creencias. Primero, la adicción al trabajo podría considerarse como un comportamiento no solo socialmente “aceptado”, sino también reconocido por la cultura como sinónimo de eficiencia. En este sentido, hay una tendencia del ser humano a satisfacer a su entorno laboral, social y familiar, ya que a mayor dedicación al trabajo se le puede considerar como alguien más productivo. En segundo lugar, la creencia desproporcionada en el adicto de que, si disminuye su dedicación excesiva, puede perder los ingresos, beneficios, reconocimiento, el puesto de trabajo, ser reemplazado, entre otros. También pueden manifestarse en el adicto creencias de incompetencia, incapacidad y baja autopercepción, que se compensan a través de la sobre exigencia laboral, y la cual puede ser indicativo de rasgos de personalidad, trastornos depresivos y/o ansiosos, entre otros. 4 recomendaciones para Daniel (o cualquier persona con adicción al trabajo) Team Psicovivir
Los peligros de convertirse en una esponja emocional
Los peligros de convertirse en una esponja emocional Las personas muy sensibles emocionalmente pueden percibir con gran nitidez las continuas oleadas de tensión, preocupación, frustración, tristeza o ira que desprenden los demás. Esa sensibilidad especial hace que sean más vulnerables a los estados emocionales de quienes les rodean, convirtiéndose en una especie de “esponja emocional” que absorbe la negatividad que flota a su alrededor. Por Alondra Arrieta, Team Psicovivir Si te sientes abrumado ante el otro, si hablar con los demás te deja como abatido, sin energías, confundido, este artículo es para ti. Somos personas y, como tal, es característico estar juntos, construir comunidades, vivir en el colectivo. Eso implica estar inmersos en un mundo de opiniones, sentimientos y situaciones diversas que, sin duda, pueden abrumarnos. Hablamos de aquellos que quedan realmente afligidos por el estado emocional ajeno. Entrevistamos a la psicóloga y especialista Malena Alonso para abordar el impacto de las interrelaciones sociales en las personas que, sin darse cuenta, se convierten en esponjas emocionales, desde el punto de vista psicológico. ¿Por qué algunas personas se convierten en una esponja emocional? Para Alonso, las defensas que tienen algunos individuos no son suficientes: “La barrera simbólica que nos distancia del otro y nos empodera como sujetos está débil y el humor del otro penetra esa defensa”. En palabras sencillas, muchos estilos de crianza lamentablemente se sustentan en el dilema víctima-victimario, sin dar lugar a un estar juntos en equidad. “La cultura del bueno y el malo y el paradigma de verdadero-falso, construyen la idea de que, si uno tiene la razón, entonces el otro miente. Y ahí caen en el laberinto de labaja autoestima aquellos que no tienen las de ganar y en el egoísmo a ultranza quienes creer tener siempre la razón”. Suele ocurrir que estamos de buen ánimo, tenemos un buen día, pero este se ve opacado al hablar con alguien que está atravesando un momento complicado, entonces nos envuelve en su mala vibra y absorbemos el estado del otro. PSIC. MALENA ALONSO Lo mismo pasa con los pensamientos: tenemos una idea, la compartimos y entra la confusión, lo que pensamos queda a un segundo plano y la idea del otro parece superior, perfecta o real. Con la acción ocurre igual: cuando hacemos algo con determinación y nos encontramos con la crítica, la descalificación o desaprobación, entramos en un mar de dudas, pensamientos de reproches y autocastigo por creernos lo que el otro nos dice. Así te conviertes en una esponja emocional La especialista en comportamiento humano refiere que “Cuando nuestro estar siendo se ve contagiado por la agenda de otro, se presenta un problema: la tendencia a simbiotizarnos. Es decir, a qué no hay diferencia en el otro y yo. Nos perdemos como sujetos singulares y diferentes”. Destaca que lo mismo ocurriría en el caso contrario, “Si no nos importara nada lo que piense o lo que le pase al otro con nuestros sentimientos, ideas y acciones, estaríamos en problemas, incluso es un índice de enfermedad mental el aislamiento social severo”. ¿Qué pasa con la hipersensibilidad? “Es una respuesta excesiva o inadecuada frente a eventos externos o internos. Sería como sentir todo a flor de piel, lo cual es lo mismo que tener la barrera de defensa débil ya que todo lo que llega al sistema (desde adentro o desde afuera), se siente muy intenso”. Alonso explica que las personas que sufren de hipersensibilidad son más vulnerables a convertirse en las esponjas emocionales de los demás, absorbiendo todo lo que el otro ofrece, sin dilucidar su importancia, el orden de prioridades o veracidad. ¿Cómo se puede evitar ser una esponja emocional? “Desarrollar la empatía.Es una habilidad emocional crucial para estar en un mundo social. Implica ponernos en los zapatos del otro, tratar de entender de dónde viene lo que dice, siente y hace, sin experimentar esas cuestiones como propias. Es decir, tomar las cosas como de quien viene. El objetivo es volver a mí y re significar desde mis patrones de funcionamiento lo que el otro me dijo, hizo o sintió. De esta manera el estar juntos representa crecimiento, maduración y entendimiento mutuo, sin necesidad de cargar el peso emocional de los demás, como una esponja.
Crianza: ¿Obligas a los niños a ofrecer disculpas sin que se arrepientan?
Crianza: ¿Obligas a los niños a ofrecer disculpas sin que se arrepientan? La escena suele ser siempre la misma: dos niños discuten en un parque. Los padres intervienen rápidamente para solucionar el problema. “Pide perdón”, le dicen en tono más o menos amenazante. El niño se muestra molesto y sin querer pedir perdón, pero tras la insistencia materna o paterna, termina ofreciendo una disculpa con muy poca convicción. Por Alondra Arrieta, Team Psicovivir Estas escenas se hacen comunes en la vida cotidiana de padres e hijos, pero esto no quiere decir que sea un estilo de crianza correcto. De hecho, no lo es. Muchas veces se considera que con esta actitud impositiva de exigir una disculpa, los padres están logrando que sus hijos tengan modales, cuando no es así. La especialista en psicología, Samanta Bigatti, nos concedió una entrevista para hablar sobre este estilo de crianza que, de alguna manera, coacciona a los niños a hacer cosas con las cuales no está de acuerdo. Forzar a tu hijo a pedir perdón Para Bigatti, no está bien imponerle a un niño la obligación de ofrecer disculpas ante un mal comportamiento, ya que lo que se logra de esa manera es demostrarle que lo correcto es “solamente hacerle caso a mamá y a papá”, sin una justificación más acorde y que le permita ir desarrollando su nivel de comprensión. Al exigirle que brinde disculpas, sin explicarle el por qué debe hacerlo, no se logra una consciencia plena para que entienda realmente lo que ha pasado. Ofrecer disculpas es una clave Hay que acompañar a los hijos en este recorrido a que entiendan qué significa decir lo siento, y para que esto pueda ocurrir tienen que ver a sus padres ofreciendo disculpas. De eso se trata la crianza, de establecer límites sanos y de enseñar con el ejemplo. La disculpa tiene que ser algo habitual en casa, por ser el entorno en que los niños y adolescentes se encuentran la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, ver a mamá que luego de una discusión le pide disculpas a papá. Observar a papá que luego de perder la paciencia con uno de sus hermanos se acerca y le pide perdón. Esto es necesario. Padres, ustedes son el primer ejemplo a seguir Si los padres sienten que pedir perdón cuando se equivocan, aunque sea con la mejor de las intenciones, es rebajarse o manchar el orgullo, no se puede esperar que los niños naturalicen el pedido de disculpas cuando lastiman a otros. Dinámica para los padres ¿Qué hacer? Es de suma importancia enseñar a los hijos la importancia de ofrecer y de recibir disculpas cuando son lastimados, cuando ellos mismos están dolidos. El hecho de recibir un perdón de quien, a pesar de haberse equivocado y haberlo herido, se arrepiente y demuestra la intención de reparar el vínculo, los ayuda a entender esta dinámica y permitirá a los niños ir estableciendo relaciones genuinas, empáticas, más sanas y duraderas a largo plazo. No es sano obligar al niño Para Samanta Bigatti, especialista en psicología y madre de niños pequeños, al obligar a los hijos lo único que se conseguirá es que, de forma automática, luego de ser regañado, diga perdón, pero sin sentirlo, solo para complacer a mamá y a papá. El niño piensa que así se evita un regaño mayor. En cambio, si desde casa el perdón está en la dinámica familiar, el niño podrá utilizarlo de forma más consciente y con su verdadero sentido: sanar, liberar y curar al emisario y al receptor.
¿Cuándo quedarse en la zona de confort?
¿Cuándo quedarse en la zona de confort? Muchas veces en el transcurso de nuestra vida escuchamos la típica frase ¡Sal de la zona de confort! Todos sabemos que acomodarnos demasiado no es positivo, que en algún momento nos toca coger las riendas de nuestra vida y pasar a la acción. Por Alondra Arrieta, Team Psicovivir. Es importante enfrentar nuevos retos, superar miedos, aprender a lidiar con la incertidumbre y no aferrarnos a los viejos hábitos que terminan paralizándonos. Pero no es menos cierto que existen ocasiones en las que no salir de nuestra zona de confort es lo mejor. Hablamos con la especialista en psicología, Paula Marcela Cadavid, miembro de Psicovivir Internacional, quien nos explica si es bueno o malo salir de la zona de confort y cómo enfrentarlo desde el punto de vista psicológico. ¿Cuáles son los peligros de precipitarse fuera de la zona de confort? Entrar en pánico, lo cual bloqueará a la persona y la paralizará al punto de hacerla sentir que no encuentra salida y se estanque. Por eso es importante antes de lanzarse a esta experiencia conocer nuestros miedos, cuáles son nuestras inseguridades y límites para así contar con las estrategias y recursos internos y asumir cualquier situación y lograr superarla. ¿Cuándo es conveniente quedarse en la zona de confort? Cuando no tienes claridad sobre lo que quieres, cuáles son tus sueños, propósitos o metas. Cuando no estás dispuesto al cambio, a perder a esa persona en la que te has convertido y que no te permite avanzar. Cuando no estés dispuesto a escuchar y generar hábitos, disciplina y determinación, es conveniente no lanzarse a la aventura de salirse de la zona de confort. ¿Y cuándo no es conveniente quedarse en la zona de confort? Cundo sientes en tu interior un impulso que es mayor que tú por comenzar a desarrollar tus metas e ir por tus sueños. Cuando tienes claro qué es lo que quieres, pero sientes miedo. Cuando estás en duda y sientes que no serás capaz de lograrlo. Cuando por encima de tus inseguridades, en tu interior tienes una convicción de que esa idea o lo que quieres es buena y tiene potencial. PSIC. PAULA MARCELA CADAVID En este punto el miedo deja de ser tu enemigo para convertirse en tu motor, es decir, con todo y miedo lo hago y es cuando ocurre la magia. ¿Qué le recomienda a las personas que se estancan en una sola zona o que prefieren no salir de esa zona? Entiendo y sé lo que humanamente se siente cuando creemos que somos incapaces de hacer algo diferente y no confiamos lo suficiente en nosotros para atrevernos a hacer algo que es diferente. Muchas veces no tenemos la certeza y seguridad de que puede funcionar. Desde pequeños adquirimos y aprendemos muchos conocimientos que nos enseñan cosas sobre el mundo, pero muy poco sobre nosotros mismos. Inmediatamente nos sentimos solos y pequeños antes esta situación y comienzan a salir todos tus mecanismos de defensa a protegerte para que no lleves a cabo las acciones que debes cometer para crecer y salir de esa zona a la que ya estás acostumbrado a tener, por tanto, justificarás todo de tal forma que para ti y los demás sea comprensible. Seis acciones para salir con éxito de la zona de confort Colócales fecha a tus propósitos por los que si vas a arriesgarte. Date el permiso de expandir tu zona cómoda y permite que ocurra la magia. Cuando estés en el desarrollo de tu plan permite que el miedo te acompañe y aprende. Revisa que piensas de ti y fortalece lo que para ti, con respecto a tu auto concepto, sea una debilidad. Ten presente siempre que es lo que te motivó a tener este impulso y a salir de la zona en la que ya estás acostumbrado. Rectifica por qué quieres hacer esto para que te catapulte y te lances a lo desconocido y construyas ese camino que te llevará o tu objetivo y visión. Para la psicóloga del Team Psicovivir, Paula Marcela Cadavid, “Definitivamente tomando acciones contundentes, firmes y con conocimiento, verás que si das primero orden a esto entonces darás pasos más firmes, mitigarás un poco el error y estarás abierto a todas tus posibilidades”. ¡Adelante entonces!