Ataques de pánico: ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo durante este episodio emocional?
Ataques de pánico: ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo durante este episodio emocional? Quedar a merced de los pensamientos amenazantes que inundan nuestra mente: así queda nuestro cuerpo en medio de los ataques de pánico. La psicóloga María Fernanda Bolívar, nos describe la reacción física que se genera cuando sufrimos este tipo de manifestación emocional, y brinda recomendaciones para evitar y sobrellevar estos episodios. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos Los ataques de pánico son episodios de miedo o aprensión intensos. Se producen cuando la mente interpreta de manera negativa y amenazante eventos que en realidad no representan un peligro potencial. Una teoría apunta a que se trata de un intento torpe de nuestro cerebro para protegernos de situaciones que nos generan una gran incomodidad. De hecho, en una crisis de ansiedad, el problema no se encuentra en el cuerpo sino en los pensamientos que alimentamos. Nuestro organismo se limita a responder de manera coherente a la señal de peligro que han generado esos pensamientos. En esta oportunidad entrevistamos a la psicóloga María Fernanda Bolívar, para abordar el tema de los ataques de pánico y cuáles son sus recomendaciones como especialista de la salud mental. ¿Qué son los ataques de pánico? Para hablar sobre los ataques de pánico es importante, primero, describir de dónde provienen. Por lo general se manifiestan cuando estamos bajo un estado de ansiedad, la cual es una reacción emocional normal y necesaria para la supervivencia de los individuos y de nuestra especie. Las reacciones de ansiedad pueden alcanzar niveles excesivamente altos o pueden ser poco adaptativas en determinadas situaciones. Psic. María Fernanda Bolívar Cuando la ansiedad alcanza niveles elevados, le da paso a los ataques de pánico que son episodios repentinos de miedo intenso, que puede salirse de control haciéndote sentir malestar emocional y físico. ¿Cómo detectar un ataque de pánico? Lo primero que se debe hacer es aprender a identificar los síntomas que te indican que tienes un ataque de pánico. Entre las principales manifestaciones se encuentran: Palpitaciones Sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca Sudoración Temblores o sacudidas Sensación de ahogo o falta de aliento Sensación de atragantarse Opresión o malestar torácico Náuseas o molestias abdominales Inestabilidad, mareo o desmayo Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo) Miedo a perder el control o volverse loco Miedo a morir Sensación de entumecimiento u hormigueo Escalofríos o sofocaciones. Una vez verificados los síntomas que manifiestas, puedes detectar que estás sufriendo de un ataque de pánico. ¿Qué le sucede a nuestro cuerpo a la hora de un ataque de pánico? Un ataque de pánico es algo que se produce inesperadamente. Esta respuesta del cuerpo no necesariamente tiene que ver con las situaciones que estás viviendo en tiempo real. Cuando comenzamos a pensar que algo malo o catastrófico va a ocurrir, vamos a sentir miedo, angustia y preocupación excesiva, es como si se encendieran las alarmas de precaución, haciéndonos sentir taquicardia, sensación de ahogo, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Muchas veces cuando el conflicto que estamos atravesando termina, los ataques de pánicos se van, pero cuando no hay una situación real y aún así los sentimos y estos interfieren en nuestra vida diaria, podríamos estar hablando de un trastorno de pánico. De igual forma hay ciertos cambios en la manera en que funcionan las partes del cerebro. ¿Cómo queda el cuerpo después de un ataque de pánico? Después de que pasa el ataque de pánico puedes quedar exhausto, agotado y con mucho sueño, ya que la energía que el cuerpo consume durante el mismo es bastante elevada. De igual forma puede aparecer el miedo a la muerte o a que vuelva a ocurrir otro ataque similar. ¿Qué se debe hacer ante los ataques de pánico? Lo ideal sería que logres identificar cuando te va a dar, ya que es el momento indicado para realizar ejercicios de respiración, con los que lograremos con éxito evitar que el ataque de pánico llegue a su nivel más alto. Una vez que te da, lo más recomendable es mantener la calma, concentrarse en que es un episodio que terminará pronto y te tomes el tiempo para controlar los pensamientos, ya que a través de ellos vamos a desmontar la amenaza. Psic. María Fernanda Bolívar Revisa lo que piensas, trata de no exagerar, de mantenerte en la realidad, examina realmente la magnitud de la situación, ya que a medida que vayas derrumbando un pensamiento catastrófico, tu nivel de ansiedad disminuirá. Es importante destacar que si cuentas con apoyo familiar, o de algunas amistades, ellos te pueden brindar contención emocional e incluso ayudarte a respirar. ¿Cuáles son las recomendaciones para las personas que sufren de ataques de pánico y para quienes le rodean? Vamos a enfocarnos primero en las personas que sufren ataques de pánico. Estas son mis recomendaciones: Convierte en un hábito los ejercicios de relajación y respiración. Busca ayuda psicológica, ya que las personas que sufren ataques de pánico tienen un carácter que es más sensible al estrés y proclive a las emociones negativas, lo cual se puede trabajar en la psicoterapia. Lee y conoce cada vez más al respecto: mientras más conozcas lo que te sucede, será más sencillo controlarlo. Revisa lo que piensas constantemente y verifica que esos pensamientos sean reales. Si los ataques de pánico son muy fuertes también existen tratamientos psiquiátricos los cuales te pueden ayudar a mejorar, sin dejar la psicoterapia. Ahora vamos a hacerle recomendaciones a quienes rodean a esas personas que sufren ataques de pánico: Escúchalo, siendo asertivo con tus palabras podrás ayudarlo. No lo juzgues, ni lo critiques ya que esto empeora la situación. Aprende a realizar ejercicios de respiración junto con él o ella. Apóyalo en su proceso, brindándole contención emocional.
Depresión tras el divorcio: 6 recomendaciones para superarla
Depresión tras el divorcio: 6 recomendaciones para superarla El matrimonio es una experiencia que puede ser extremadamente gratificante. Sin embargo, las relaciones de pareja también son complejas. Es probable que las cosas no funcionen y la relación finalmente termine en divorcio. La psicóloga Alenney Rivas plantea que, en muchas ocasiones, esta ruptura ocasiona cuadros depresivos en alguno de los miembros de la pareja, y hasta en ambos. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Antes de entrar a valorar las posibles reacciones afectivas que pueden surgir tras sufrir una ruptura amorosa en relaciones formales, cabe destacar, en primer lugar, de qué estamos hablando cuando nos referimos a una depresión. Esto es necesario dado que a menudo se toma por depresión, las reacciones normativas o incluso estados de ánimo en que abunda la tristeza, pero que no cumplen los criterios para llegar a ser una verdadera depresión. Para ampliar este punto, conversamos con la especialista en psicología de Psicovivir Internacional, Alenney Rivas. ¿Qué se debe hacer ante una depresión por divorcio? La depresión tras el divorcio no se supera en un día, una cosa es un duelo por separación y otra cuando ese duelo se convierte en depresión. Es fundamental respetar tus tiempos y saber identificar qué estás sintiendo. No hay unos tiempos adecuados establecidos; cada persona tiene sus circunstancias y debe ir marcando sus tiempos para superar el dolor por una separación. ¿Cómo abordar el divorcio cuando hay hijos de por medio? En caso de que el matrimonio contase con hijos dentro del núcleo familiar, es primordial mantener a los niños ajenos a los conflictos y las discusiones de los adultos, ya que no solo se les antepone en una situación de culpabilidad, sino que también pueden sentir que deben elegir a qué bando pertenecer. Lo ideal es que cuando hay hijos, se debe comunicar el divorcio de la forma más asertiva posible, desde el amor, explicándole que el hecho de que sus padres no estén juntos no significa que dejarán de estar en todo momento para ellos. Síntomas de la depresión tras el divorcio o ruptura amorosa No poder dormir o dormir más de lo normal. Comer en exceso o falta de apetito. Fatiga excesiva. Dolores extraños e inusuales. Consumo excesivo de alcohol o drogas. Dificultad de concentración. Pensamientos negativos persistentes. Irritabilidad o enfado. Ansiedad o inquietud. Sentimiento de culpa o inutilidad. Pesimismo o indiferencia. Pérdida de interés en actividades que antes resultaban muy gratificantes para la persona. Pensamientos recurrentes de muerte. Pensamientos suicidas (ayuda profesional inmediata). Algunas sugerencias que te pueden ayudar a hacer ese proceso más llevadero No te compares con otras personas que han pasado por lo mismo que tú. Recuerda que cada situación es diferente y cada persona es diferente. Además, la misma situación no nos afecta a todos por igual. No te aísles o vivas solo estas dificultades. Apóyate en tus familiares o amigos, pero debes escoger aquellas personas de tu entorno que tengan buenas habilidades de escucha y que puedan respetar tus sentimientos y constituir una red de apoyo para ti. Cuida tu salud física. Come de forma sana, realiza el ejercicio físico que puedas e intenta dormir lo suficiente para mantener buenos niveles de estrés y depresión. Planifica la realización de actividades donde conectes con el disfrute. Intenta hacer cosas que en el pasado te resultaban muy gratificantes, aunque haya tristeza o depresión debes cumplir ese plan. No se trata de esperar a estar bien para hacer cosas, sino de hacer cosas para empezar a estar bien. Permítete reconocer tus emociones (enfado, culpa, tristeza, soledad, etc.) y siéntelas. La forma de liberarte de tus emociones es reconocer, aceptar lo que estás sintiendo y permitir sentirlas. 6 recomendaciones psicológicas para sobrellevar la depresión tras el divorcio 1.- Acude a terapia psicológica. En ocasiones, puede ser complejo superar el divorcio, especialmente en los casos en los que existen disputas legales o hay niños por medio. En estas situaciones, la ayuda de un profesional de la psicología es determinante para recuperar de nuevo el equilibrio emocional. El divorcio puede ser una experiencia altamente estresante, algunos expertos hablan de un “trauma post divorcio” debido a la agudeza y la alta intensidad de las reacciones emocionales que la persona experimenta tras la separación. 2.- Sal de la cama y realiza actividades que te brinden unos minutos de alegría. Uno de los síntomas importantes de la depresión es la incapacidad para disfrutar plenamente de las actividades comunes, lo que lleva a la persona a la inactividad y a retroalimentar la sensación de tristeza, por tanto el hacer actividades agradables te ayudará a mejorar y a alcanzar cierta satisfacción y mejorará tu estado de ánimo. 3.- Sé tolerante contigo mismo. Ten en cuenta que el sentirte deprimido no es tu culpa, por lo que no debes condenarte por ello. Centra tu atención en los logros que vas haciendo en el día a día y prémiate por ellos. 4.- Aprovecha el divorcio para crecer. Aprovecha esta oportunidad para centrarte en ti, pues ahora tendrás más tiempo para ello. El hecho de sentirte mal puede permitirte empoderarte frente a la vida si sabes canalizar el dolor y gestionar tus emociones negativas. 5.- Expresa tus emociones. Las emociones forman parte de nuestra naturaleza humana y nos ayudan a interpretar las situaciones. Sentir rabia, cólera, tristeza, entusiasmo, impaciencia etc, es del todo normal y por tanto comunicarlas forma parte de la gestión de las mismas. 6.- No te entregues a la autocompasión. Posiblemente estés en un momento en el que no dejas de darle vueltas a la cabeza preguntándote porque te pasa esto a ti. Con ello, lo único que consigues es retroalimentar tu depresión generando más pensamientos negativos y predicciones pesimistas sobre el futuro, lo que hará que cada vez tengas menos percepción de control sobre la situación. ¿Qué puedes hacer si conoces a una persona que pasa por esta situación? Antes de dar un paso adelante, lo primordial es preguntar a esa persona si necesita ayuda o compañía. No basta con
¿Eres presa del agotamiento emocional? ¡Descúbrelo!
¿Eres presa del agotamiento emocional? ¡Descúbrelo! Aunque el agotamiento emocional se experimenta como cansancio mental, suele estar acompañado de una gran fatiga física. Cuando sobreviene hay una sensación de pesadez, de imposibilidad de seguir adelante. Se cae entonces en una inercia de la que es difícil salir. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Por lo general, el agotamiento emocional ocurre en ámbitos en donde hay una gran exigencia, que a su vez, aparentemente, demanda grandes sacrificios. Por ejemplo, en un trabajo en el que hay alto riesgo de despido. O en un hogar cuyos miembros están llenos de problemas y demandan atención. También cuando tenemos una pareja conflictiva o con graves dificultades. Para conocer las causas y los síntomas del agotamiento emocional, conversamos con la psicóloga Mariana Hernández, del Team Psicovivir. ¿Qué es el agotamiento emocional? La fatiga o agotamiento emocional se refiere a un conjunto de síntomas que comienza a experimentar una persona cuando se enfrenta a situaciones estresantes por un largo periodo de tiempo. Estas situaciones que detonan estrés y ansiedad pueden ser de cualquier índole: familiar, laboral, social, académico y de pareja. La raíz del estado de agotamiento es el desgaste de la capacidad de afrontamiento a los conflictos del entorno, producido por una fatiga en los mecanismos de defensa. Es decir, cuando alguien se encuentra en alerta constantemente, con el tiempo deja de responder de manera eficaz y la conducta puede volverse errática e impulsiva. Este agotamiento emocional puede confundirse fácilmente con depresión o, incluso, ser parte del inicio de un proceso depresivo si no se toman correctivos a tiempo. Sin embargo, es importante diferenciarlos. PSIC. MARIANA HERNÁNDEZ La depresión y el agotamiento emocional comparten algunos indicadores, por ejemplo: Dificultades en experimentar placer en actividades que anteriormente se disfrutaban. Alteraciones de las pautas del sueño y alimentación. Problemas de atención o concentración. Distraerse con facilidad. Olvidos frecuentes, inclusive con respecto a eventos importantes. Sensación de embotamiento emocional, “no sentir nada”. En un episodio depresivo, se considera además que el estado de ánimo debe encontrarse en una fase de decaimiento la mayor parte del día, durante un mínimo de dos semanas de duración, así como también la dificultad para experimentar placer. De igual forma, los otros síntomas se presentan con una mayor intensidad. ¿Cuáles son las causas del agotamiento emocional? Puede tener diversos orígenes, pero siempre surge bajo las mismas circunstancias: estar sometido a niveles altos de estrés y ansiedad, así como estados emocionales fuertes por un periodo prolongado de tiempo, incluso, haber sufrido un trauma o una pérdida significativa. El agotamiento emocional tiende a observarse en: Personas que se sienten sobre exigidas, ya sea por no saber delegar responsabilidades o no poder expresarse y solicitar ayudar para sobrellevar la situación. Situaciones como cuidar de a familiar enfermo de forma crónica, lo que mantiene al cuidador en un estado de alerta continuo. Personas que no tienen espacio de esparcimiento y placer para sí mismas. Aquellos que ya han superado una situación conflictiva pero no logran recuperar el funcionamiento que tenían antes de la crisis. Esto puede aplicar para personas que reviven constantemente una situación traumática, de forma consciente o en sueños. ¿Cómo se puede percibir el agotamiento emocional? Si se convive con una persona que experimenta fatiga emocional, es evidente la aparición de algunas conductas: Mayor irritabilidad, reacciones agresivas. Aislamiento dentro de su habitación, utilización casi compulsiva del celular o utilizar audífonos a modo de aislarse del mundo exterior. Esto aplica para el uso de videojuegos. La persona puede buscar excusas para ausentarse de la casa o sumergirse en las actividades laborales. Evitación del contacto social, ya sea familiar o de amistades. Aparición de problemas y discusiones con personas del círculo cercano a la persona que se encuentra fatigada. Imposibilidad de mostrarle alternativas sin recibir una negativa como primera respuesta, aunque posteriormente acceda a escuchar o a las sugerencias. Descuido de actividades rutinarias que normalmente la persona cumplía, olvidos frecuentes, como pago de deudas o preparar los alimentos. ¿Cuáles son los primeros síntomas? Los primeros síntomas de la fatiga emocional son de carácter fisiológico: Alteraciones del sueño: insomnio e inclusive dormir más de lo habitual. Cambios en la alimentación: comer más o menos de lo habitual. Esto se extiende a la calidad de la comida ingerida. Cambios bruscos en el estado del ánimo: irritabilidad, llanto repentino, poca paciencia para enfrentar casi cualquier situación. Es importante revisar si anteriormente la persona podía lidiar con estas dificultades de una manera más eficiente. Síntomas de ansiedad: presión en el pecho, hiperventilación, pulso acelerado, sudoración, e inclusive ataques de pánico. Dificultades para completar actividades y tareas, distraerse con facilidad o “no poder entender” lo que está haciendo. Errores frecuentes que deben ser corregidos en una labor. Otras alteraciones se observan en la rutina y en la interacción con las personas, por ejemplo: Suspensión de encuentros con amigos y familiares, por “no tener ganas de compartir con nadie” o “estar muy cansado”. Alejamiento incluso a nivel virtual, interactuando menos por las redes. Abandono de aspectos ya integrados a la vida diaria y que reportaban un grado de placer, como el ejercicio físico, disminución de las prácticas sexuales y otras actividades lúdicas. Descuido en actividades de cuidado personal, como ser más desprolijo en el arreglo de la apariencia, recortar conscientemente las horas de sueño para utilizarlo en cumplir con obligaciones e incluso cambiar de forma radical la alimentación. Resistencia a aceptar ayuda por parte de otras personas, afirmando “estar bien” o “tener que hacerlo todo para que salga bien”. ¿Existe tratamiento para el agotamiento emocional? En este punto es importante diferenciar si se trata de un estado de agotamiento emocional o si ha hecho su evolución a un estado depresivo. En ese caso, el abordaje profesional es fundamental para poder acompañar a la persona a superar este episodio. La mejor recomendación es consultar con un especialista que puede determinar la gravedad de la condición y puede indicar la dirección del abordaje. Si se encuentra en la fase de agotamiento emocional, es importante
Vaginismo: implicaciones psicológicas de esta dolencia sexual
Vaginismo: implicaciones psicológicas de esta dolencia sexual Para muchas mujeres la sexualidad se relaciona con dolor y sufrimiento, convirtiéndose en un motivo de preocupación y zozobra permanente. El vaginismo es una de las causas más frecuentes de irregularidad en la vida sexual de las parejas. Entérate sobre los aspectos psicológicos que rodean el vaginismo, de la mano de la especialista Malena Alonso. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos La mayoría de las mujeres con vaginismo están seguras de que el acto sexual será doloroso, usualmente consideran que sus vaginas son demasiado pequeñas y así, involuntariamente, contraen los músculos que la rodean. Se desarrolla una especie de fobia o miedo del pene, que es asociado con el dolor. La psicóloga Malena Alonso, especialista en Psicovivir Internacional, nos concedió esta entrevista para abordar este tema desde el punto de vista psicológico. ¿Qué es el vaginismo? Resulta muy importante ponerle nombre a las dolencias, no para alarmarse, sino para conocer lo que está ocurriendo y desde allí ver qué medidas son necesarias tomar. El dolor sexual genital se clasifica en tres categorías: dispareunia, vaginismo y trastorno doloroso no sexual. El vaginismo es la dificultad persistente o recurrente al intentar la entrada vaginal del pene, dedo o cualquier objeto, sin importar que la mujer lo desee. PSIC. MALENA ALONSO Consiste en un espasmo involuntario y recurrente de la musculatura del tercio externo de la vagina que interfiere con el coito y dificulta las relaciones sexuales. ¿Cuáles son las causas del vaginismo? Está demostrado que el dolor se debe a una gran variedad de posibles causas educativas, psicológicas y culturales (represión, religión, resentimiento). El miedo o las experiencias sexuales traumáticas también inciden en el dolor, aunque cada vez se duda más de la posibilidad de la violación como factor desencadenante. No todas las mujeres que hayan sido sometidas a eventos traumáticos de índole sexual (abusos o violaciones) tendrán que enfrentar un trastorno sexual. ¿Cuál es el impacto del vaginismo en la vida sexual? Es importante considerar que el dolor o molestia es una experiencia perceptiva compleja, que involucra significados psicológicos y de la relación. Este dolor puede afectar la calidad de vida de la mujer ya que, por ejemplo, no logra la libertad que podría llegar a tener. Muchas mujeres no logran asistir a sus controles ginecológicos o colocarse tampones si así lo desearan. El vaginismo se ha asociado con un gran riesgo de ruptura en las relaciones maritales, ansiedad, depresión y baja autoestima. PSIC. MALENA ALONSO ¿Cómo se puede afrontar el vaginismo? Primeramente, es importante el registro de la situación, es decir estar atentos a las sensaciones que el propio cuerpo brinda. Detenerse en el registro perceptual es la clave para determinar si estamos ante un problema y de allí buscar los medios necesarios para la solución. Concurrir al profesional con el camino adelantado implica poder narrar con la mayor claridad posible lo que se siente en el contexto en el cual se siente. Es relevante saber que el dolor involucra una carga emocional conductual, el registro de la intimidad sexual y la penetración vaginal. Reconocer nuestro propio cuerpo: recomendación de la especialista Malena Alonso Muchas veces la cultura y la crianza nos privan de tener una relación auténtica con nosotras mismas. La imagen de la mujer esta sexualizada como nunca en la historia, pero carente de contenido. El contacto con el propio cuerpo está abandonado por el mostrar el cuerpo, y son cosas muy distintas. Es desde ese autoconocimiento que abrimos camino al deseo, al disfrute y también a las señales físicas de que algo no anda del todo bien. Cuando se detecta esa incomodidad, esa sensación displacentera, es importante no ponerle juicio, es decir tratar de no justificar el dolor. Razones más comunes expresadas por las mujeres que sufren de vaginismo Me duele porque no estaba relajada. Me duele porque estoy en mi periodo. Me duele porque la posición era incómoda. El tema es que el dolor en el sexo no es opcional, salvo que estemos hablando de prácticas sexuales consentidas del tipo masoquistas. Si duele, incomoda, si se siente forzado, hay que pedir asesoramiento profesional, incluso para descartar enfermedades orgánicas de transmisión sexual u otras. Es desde la exploración que se podrán contar con los detalles necesarios para realizar la consulta. Una vez arribado al diagnóstico, es importante encontrar profesionales capacitados en la temática, ya que no todos los matriculados cuentan con la especialización en sexualidad. En el tratamiento deben incluirse factores biológicos (descartar anomalías físicas o estructurales, así como también enfermedades) emocionales y de relación de pareja. Desde la rama de la psicología, la terapia cognitiva conductual es la que cuenta con mayor evidencia científica en el progreso terapéutico. Por ejemplo, la terapia de desensibilización sistémica (en vivo, imaginaria o ambos) puede ser una opción terapéutica. También resultan eficaces las terapias de relajación y algunas técnicas de educación sexual.
Visión en túnel: detonada por ansiedad y estrés
Visión en túnel: detonada por ansiedad y estrés Llevado al ámbito mental, la visión en túnel hace que nuestro pensamiento crítico se reduzca y que tomemos decisiones impulsivas que podrían no ser las más adecuadas. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Cuando conducimos demasiado rápido, nuestra visión se estrecha, de manera que somos incapaces de ver lo que sucede en nuestro entorno más amplio. Cuando estamos sometidos a una situación particularmente amenazante, en nuestro cuerpo ocurren una serie de cambios a nivel fisiológico que nos preparan para afrontar ese peligro. La psicóloga Mariana Hernández, del Team Psicovivir, nos explica que la visión en túnel por ansiedad y estrés, puede ser el resultado de la combinación de una descarga de adrenalina inducida por el miedo que ha generado una amenaza específica y peligrosa. La visión en túnel desde el ojo psicológico La psicología toma prestado de la medicina este símil de la visión en túnel, referida a una pérdida de la visión periférica y la aplica a los procesos de pensamiento. Se dice que una persona está experimentando “visión en túnel” cuando, ante la vivencia de situaciones emocionales intensas, se ve incapacitada de poder prestar atención o considerar varios elementos al mismo tiempo, es decir, enfoca su atención en un aspecto particular de su conflicto. Esto viene acompañado de conductas impulsivas, que pueden traer consecuencias negativas hacia el individuo. Un ejemplo: conducción temeraria luego de una discusión, conductas de agresividad física y verbal, destrucción de objetos y otra serie de comportamientos no razonados. ¿La visión en túnel puede deberse al estrés y la ansiedad? La especialista Mariana Hernández plantea que es muy común que aparezca ante la presencia de estrés y ansiedad y en estados emocionales más crónicos, como la depresión, donde el pensamiento además se muestra ralentizado. Cuando la persona se enfrenta a un peligro real, la visión en túnel puede ser una conducta adaptativa. «Si se ve a un niño a punto de caer por una alcantarilla, es entendible correr hacia él para sujetarlo, incluso si en el camino se cruza una calle sin verificar si vienen autos». Ahora, cuando la visión en túnel se vuelve una pauta de comportamiento habitual, la persona ve disminuida su capacidad de evaluar las distintas situaciones de su vida con objetividad. PSIC. MARIANA HERNÁNDEZ Es frecuente enfocarse en sólo los aspectos negativos, por ejemplo pensar “no soy capaz de pasar ese examen”, “soy una horrible esposa”, “lo he hecho todo mal”. Es común no poder mencionar de forma específica a qué se refiere la persona cuando dice que “todo lo hace mal”, llevándole a generalizar y creer que no tiene las herramientas para enfrentar una situación. La impulsividad: otra seña de la visión en túnel La impulsividad es una respuesta típica ante estos pensamientos provocados desde la visión en túnel. Sentirse acorralado en una discusión puede llevar a alguien a romper un celular contra una pared, terminar una relación a los gritos, consumir cantidades importantes de alcohol para “olvidar” y muchas otras situaciones de “descontrol”. «Especialmente cuando se une a acciones de violencia hacia sí mismo y/u otros, alimentando un círculo de violencia que complica aún más la situación», refiere la psicóloga. Qué hacer en caso de sufrir de visión en túnel Es importante no aislarse. Es típico pensar que nadie quiere escuchar tus problemas, pero es fundamental rodearse de personas que te escuchen e incluso, te permitan distraerte temporalmente. Entender que el mismo monto de estrés que sufre nuestra mente, lo está sintiendo nuestro cuerpo. Desconectarnos e intentar descansar va a permitir mirar de distinta forma la situación. Ponerse en un lugar “seguro”. Si estás manejando un auto, estacionar por un momento. Si estás en una discusión y sientes ganas de gritar y descargarte de forma descontrolada, haz un “tiempo fuera”, aléjate hasta que logres calmarte. Tener presente que todas las conductas impulsivas tienen consecuencias negativas directas sobre uno mismo. Un puñetazo en la pared puede lastimar una mano, insultar a tu pareja puede hacer que se aleje, apretar el brazo de tu hijo puede hacer que comience a temer. Si te sientes decaído, con menos motivación, con alteraciones notables en la alimentación y el sueño, es posible que también estés padeciendo un cuadro depresivo. Busca atención profesional. Los estados de visión en túnel están acompañados de distorsiones en el pensamiento. Si te ocurre con frecuencia, es probable que requieras apoyo profesional para desmontar estas creencias que te llevan a este estado. 6 tips para sobrellevar la visión en túnel Los ejercicios para el control de la ansiedad funcionan bastante bien para disminuir la exaltación corporal que produce la visión de túnel. En la pestaña Herramientas de nuestra página hay ejercicios de respiración que son muy útiles: Es importante estar consciente del cuerpo. Puede avisarnos que se están presentando los primeros síntomas de ansiedad y tendrás más posibilidad de evitar la aparición total del episodio. Practicar una actividad física que permita drenar y/o relajarse es favorable. Identificar las situaciones que funcionan como disparadores de la ansiedad y el estrés. Así podrás anticiparte al tener que enfrentarlos o evitarlos, si es posible. Aceptar que hay momentos en los que va a ser necesario disminuir el ritmo de actividades rutinarias para evitar que se dispare la ansiedad. Si recurres a escuchar música, procura que sea de tipo relajante, no que promueva la activación. Es importante no ofuscarse ante las recomendaciones hechas por conocidos para disminuir la ansiedad. Escucha y toma las que creas que puedes aplicar. No rechaces la ayuda sin considerar las opciones. Recomendaciones de la especialista Mariana Hernández Si es primera vez que sufres este fenómeno y está asociado a una situación puntual, es probable que desaparezca una vez que logres superarla. Hay personas más propensas a sufrir este fenómeno. Si sabes que te ocurre con frecuencia, intenta evitar las situaciones que te lo generan. Ejercita las estrategias que te funcionan para tranquilizarte de forma que ante la aparición inesperada de un conflicto, puedas ponerlas en marcha con rapidez. Sé honesto
Fobia al sexo: cuando la erotofobia te aleja del placer
Fobia al sexo: cuando la erotofobia te aleja del placer El sexo es uno de los mayores placeres que puede experimentar el ser humano, y es beneficioso no solamente a nivel físico, sino que favorecer el bienestar emocional. Sin embargo, algunas personas sufren un gran temor al sexo y a la sexualidad. Descubre aquí de qué se trata. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos La erotofobia es un miedo irracional hacia todo aquello que tiene que ver con el sexo y la sexualidad. Es un trastorno complejo cuyos síntomas pueden variar de un individuo a otro ya que se trata de un miedo irracional y bien sabemos que muchas personas pueden padecerlo. Entrevistamos a la psicóloga María Fernanda Bolívar, del Team Psicovivir, quien nos explica las causas, síntomas y soluciones de esta fobia al sexo. Las fobias sexuales desde el punto de vista psicológico El sexo es uno de los mayores placeres de la vida, te aporta múltiples beneficios para tu salud, por ejemplo, te ayuda a reducir el estrés, mejorando tu estado de ánimo, aumenta la autoestima, refuerza tu sistema inmunológico, entre otros. Sin embargo, algunas personas desarrollan un miedo irracional al sexo alcanzando unos niveles tan grandes que les produce cierto bloqueo y es ahí cuando podemos estar hablando de una fobia sexual. Este miedo afecta el deseo o la capacidad de una persona de tener relaciones sexuales, o impide por completo la capacidad de una persona para tener relaciones sexuales. La fobia sexual se puede desencadenar por diferentes causas Educación rígida y puritana: las creencias ortodoxas que vienen de una educación en donde se ve el sexo como algo negativo. Muchas veces detrás se esconde una historia familiar de represión sexual, provocando la aversión al sexo. Evento traumático: muchas veces la fobia al sexo nace de una experiencia desagradable, ya sea experimentando las primeras relaciones sexual o porque la persona ha sido abusada sexualmente. Búsqueda de la perfección en la vida sexual: hoy en día el marketing y la pornografía puede reforzar inseguridades en todas aquellas personas que aún no han experimentado su primera relación sexual, ya que se crea la idea irracional de que eso es lo que hay que hacer y con esa potencia y se sienten incapaces de llevarlo a la práctica. Disfunción sexual: el vaginismo o la dispareunia (coito doloroso). En algunos casos, la anorgasmia, la eyaculación precoz o la disfunción eréctil también pueden provocar una disminución del deseo o incluso una aversión al sexo. Factores psicológicos: tener una baja autoestima, sufrir ansiedad o depresión, un TOC, desarrollar expectativas irreales sobre la relación sexual o tener miedo a quedarse embarazada, son factores que puedes causar fobia al sexo. Tipos de fobias al sexo A menudo quienes sufren de fobia sexual, padecen de más de un miedo específico y en cada caso hay una gran variedad de síntomas y gravedad. Existen varios tipos de fobias sexuales, entre las más comunes encontramos: Coitofobia: es el miedo a mantener encuentros sexuales con penetración. Los individuos que presentan esta patología pueden iniciar relaciones románticas, disfrutar de actividades como besos o abrazos, pero sienten un gran temor a las relaciones sexuales y la penetración. Dispaurenia: en este caso la ansiedad se desata por el miedo al dolor que sienten las personas durante la penetración durante los encuentros sexuales. Vaginismo: los músculos del suelo pélvico se contraen automáticamente de tal forma que el conducto vaginal queda cerrado y se imposibilita el coito o la entrada de cualquier tipo de objeto en la vagina. Espermatofobia: es el miedo al semen, no solo en el coito, sino a cualquier contacto con él. Lo curioso es que también se da en hombres que llegan a sentirse incómodos con su propio semen. Gimnofobia: es un miedo intenso e irracional, en este caso a la desnudez propia o ajena. Puede ser causada por algún complejo que la persona tenga con su cuerpo, o dependiendo de su personalidad, pero que con el tiempo se vuelve una reacción más exagerada. Síntomas de la erotofobia Ansiedad: ante la presencia del objeto o situación que causa la fobia o hacia los pensamientos o imágenes de éste, manifestándose a través de síntomas como el corazón acelerado, sudoración excesiva, tensión en los músculos, malestar estomacal y dolor de cabeza. Miedo exagerado hacia los objetos, situaciones y pensamientos relacionados con el sexo y la sexualidad. Evitar todo lo que tenga que ver con sexo. Desconcentración, desorientación. Rabia, frustración y tristeza, por presentar esta fobia. ¿Existe tratamiento para la fobia al sexo? El tratamiento más viable es la psicoterapia, ya que estamos hablando de un problema psicológico, en donde se trabajan las causas que generan el miedo irracional al sexo, la ansiedad y todas aquellas variables que influyen, como por ejemplo, la autoestima. Utilizar herramientas como la relajación guiada de Jacobson, técnicas de respiración y meditación son de gran ayuda para controlar los síntomas de la erotofobia. Recomendaciones de la especialista María Fernanda Bolívar Buscar ayuda psicológica, ya que lo más probable es que te genere vergüenza o miedo conversar con tu entorno al respecto. Buscar ayuda por internet o cualquier otro medio, podría ser contraproducente, ya que todos los seres humanos somos diferentes. Evita compararte con otras personas o grandes ideales. Educación sexual. Involucra en tu vida espacios de relajación. Comienza a crear tus propias creencias y conceptos en cuanto al sexo. Si tienes pareja, la comunicación y ser sincero con tus emociones va a fortalecer el apoyo.
Nueve señales de estar sufriendo Trastorno Delirante
Nueve señales de estar sufriendo Trastorno Delirante El trastorno delirante es un desorden psicológico también conocido como psicosis paranoica. Se caracteriza por la presencia de delirios o creencias extrañas, pero sin que aparezcan otros síntomas más graves. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos Los delirios suelen ser uno solo, o bien varios, pero relacionados entre sí y muy consistentes. Todos estos delirios generan una misma idea paralela que es la que cobra fuerza y se mantiene en el tiempo. También conocido como Trastorno Delirante, puede llegar a prolongarse durante periodos prolongados, o incluso a lo largo de toda la vida del paciente. El especialista Esmelin Graterol nos explica que el paciente, aún teniendo delirios, no padece de esquizofrenia ni de alucinaciones significativas. ¿A qué se debe el Trastorno Delirante? En principio, las causas de este desorden son desconocidas. Sin embargo, al igual que en otros trastornos, se cree que pueden existir factores genéticos, fisiológicos y ambientales. También parece que tienen importancia otros factores como pueden ser el aislamiento social, abuso de sustancias, estrés, estatus socioeconómico. Este trastorno puede desarrollarse a cualquier edad; sin embargo, suele presentarse ya en la etapa adulta, o incluso en una edad ya avanzada del paciente. También se ha demostrado la existencia de una cierta relación entre el trastorno delirante y circunstancias biográficas del paciente; así, por ejemplo, sería normal que alguien que sufriese sobrepeso en la infancia desarrollase una idea de una deformidad física. Principales síntomas del Trastorno Delirante: las 9 señales Las personas con este desorden suelen desempeñarse bien en su vida cotidiana, no resultando incapacitadas por el mismo. Al principio, estos delirios suelen pasar desapercibidos para sus allegados, ya que no se manifiestan de manera expresa. Es con el paso del tiempo que el comportamiento de los pacientes va volviéndose gradualmente más extravagante, manifestándose en algunos de los siguientes síntomas: Presencia de una idea o creencia fuertemente asentada, con total convicción. Frecuentemente el paciente guarda secreto si le preguntan sobre su delirio, o sospecha de quien le pregunta. Esa idea está totalmente presente en la vida del individuo, hasta condicionarla de manera severa. El delirio del paciente ocupa una gran parte de su tiempo. El delirio ocupa un lugar central en su vida, esto es, prácticamente todo lo que le sucede al paciente lo relaciona con esa idea. La idea o delirio del paciente es extravagante o muy improbable. Falta de humor o hipersensibilidad del paciente en todo lo referente a su delirio. Reacción irritable o agresiva del paciente cuando se cuestiona si el delirio es real. El delirio suele terminar por desarrollar actitudes y comportamientos extravagantes en el paciente. Cómo tratar el Trastorno Delirante Este tipo de desorden se considera difícil de tratar, y frecuentemente resulta necesario combinar un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. Muchas veces, el paciente está tan firmemente convencido de sus delirios que se niega en rotundo a buscar ayuda. En cuanto a la psicoterapia, el enfoque más efectivo es la intervención cognitivo-conductual; esta tiene por fin último no tanto el control de los síntomas, sino sobre todo evitar recaídas posteriores. Bajo la mirada del especialista Dado que las personas con trastorno delirante a menudo pueden continuar su vida funcionando normalmente, independientemente del tema de sus delirios, y generalmente no se comportan de una manera rara o extraña, hace difícil el poder hacer recomendaciones directamente a ellos. «Porque a diferencia de otras enfermedades, en estas ideas delirantes no hay una certeza en la persona que lo padece, no permitirá tanto abordaje, sin embargo, a menudo, al pasar el tiempo, se suelen impactar más la vida de quien sufre de estos delirios». La recomendación del especialista Esmelin Graterol se enfoca más más hacia el familiar. «Si hay una buena comunicación en los miembros de la familia, se pueden estar atentos a las señales de alarma». Así, por ejemplo, un hijo que se preocupa mucho por su peso, cada vez me habla menos de eso, ahora se tapa, se cubre, son señales que hay que tomar en cuenta. «La recomendación es que se fomente la buena comunicación para poder entenderlo y darse cuenta cuando todo empieza a ser diferente y a prender las alarmas».
Codependencia afectiva en la pareja: cuando el amor ata
Codependencia afectiva en la pareja: cuando el amor ata La codependencia afectiva tiene en común con las otras dependencias emocionales, el hecho de que la persona renuncia a todas sus necesidades y deseos (ya sea porque los esconde o los niega) hasta que estructura un «yo falso» sustentado en una vida que no responde verdaderamente a sus motivaciones y necesidades. Por @KeilaCaridad – Jefa de Redacción y Contenidos En la codependencia afectiva, la persona pone la relación por encima de otras prioridades e inclusive, por encima de sí misma. Podríamos definirla como una especie de idealización o idolatría. Una característica curiosa de las personas que sufren este problema es que generalmente buscan parejas o una compañía dominante, con actitudes egoístas, llegando a ser en ocasiones posesivas o desconsideradas. Para saber más sobre la codependencia emocional desde el punto de vista psicológico y por qué sucede, entrevistamos a la psicóloga Alba García, miembro del Team Psicovivir. Una definición: ¿Qué es la codependencia afectiva? La codependencia afectiva es una condición psicológica en la cual una persona que está dentro de una relación termina por asumir de forma inconsciente el rol de salvador. «Es un aliado inconsciente de la condición del dependiente emocional, asumido a través de pareja e incluso, de una relación de amistad o familiar. También puede darse bajo condiciones de una adicción». Normalmente hay una complicidad involuntaria por parte del codependiente que, de una u otra forma, mantiene el síntoma de la persona dependiente emocional. ¿Por qué se manifiesta la codependencia afectiva? Para que una codependencia se manifieste tiene que existir una relación, ya sea de trabajo, familiar, amorosa o de amistad, y se tiende a manifestar porque en esa relación existe una persona con características dependientes. Una persona en la cual ese codependiente centra su tiempo para asumir el rol de rescatista, incluso es capaz de dejar su dinero para resolver los problemas del otro, y normalmente esta persona de una u otra forma siempre está lista para ayudarlo. PSIC. ALBA GARCÍA Principales síntomas de la codependencia afectiva Tender a pensar en los demás, en el bienestar que pueda conseguir esa persona sin tomar en cuenta las propias necesidades. Sentirse responsable de forma exagerada por lo que hace el otro. Tener un concepto bastante distorsionado de qué es el amor, en el sentido de que confunden el amor con el hecho de rescatar. Son personas que buscan involucrarse con individuos que tengan problemas psicológicos o que los vean vulnerables. Buscar volverse indispensables para la persona. Cuando la persona dependiente empieza a salir de esa zona, el codependiente se hace la víctima y toma una posición manipuladora. Demuestran mucha necesidad de aprobación del otro. Causas probables La especialista Alba García precisa que la dependencia puede ser causada por diferentes situaciones, por ejemplo, podría darse en esas personas que tienen baja autoestima, falta de autoconfianza en sí mismas y, en ocasiones, son individuos que sienten que su vida no tiene ningún sentido como tal. Normalmente suelen asumir el rol de codependencia y buscan personas dependientes para poder satisfacer sus roles y no tener que centrarse en sus propias necesidades. PSIC. ALBA GARCÍA Los codependientes son bastantes sensibles a la crítica, además tienen una tendencia a asumir roles de cuidadores, o han asumido roles de cuidadores en la infancia. «Son de esas personas que vienen desde familias en donde de alguna forma tuvieron que asumir el rol de cuidador, de padre o madre cuando eran hijos, y ahora vienen a experimentar en sus relaciones de adulto el mismo patrón». ¿Qué se puede hacer ante esta situación de codependencia emocional? Lo primero que recomienda García es «mostrar al codependiente que realmente el no está trabajando en función del bienestar del otro, porque lo hace desde la posición de «quiero el bienestar de la persona que está siendo dependiente», entonces, de que él sea capaz de identificar que lo que está haciendo no está ayudando a esta persona». Se trata de hacerle ver que está asumiendo un rol que, de alguna forma, sostiene el síntoma en la otra persona. «Este es el primer paso para que la persona se pueda ver en el rol de dependiente y, sobre todo, comience a crear sus propias necesidades». ¿Cómo se logra romper este círculo de codependencia? Hay que romper el ciclo de codependencia. Identificar sus características y sus roles en la relación. Demostrar cómo el rol se mantiene si no cambian la situación de dependencia afectiva. Buscar ayuda terapéutica, ya sea terapia de pareja o terapia individual. Recomendaciones de la especialista ante la codependencia Lo primero y fundamental es mejorar el cuidado de la persona, es decir, «la persona que tiene codependencia una vez que ya reconoce que está en esa situación, es necesario que se haga capaz de ver cómo su vida se ha tornado o se ha concentrado en las necesidades del otro, descuidando sus propias necesidades o no sabiendo cuáles son sus requerimientos individuales». Se trata entonces de comenzar a encontrar lo que la persona necesita para poder sentirse satisfecho consigo mismo, sin tener que volcarse a otra persona de manera dependiente, sino como sujeto principal dentro de su propia vida.
Cómo superar la ruptura inesperada de una relación de pareja
Cómo superar la ruptura inesperada de una relación de pareja El duelo es la vivencia psicológica tras una pérdida en la que se desencadenan potentes reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas, todas ellas naturales y esperables. La psicóloga Génesis Romero, del Team Psicovivir, define el duelo por ruptura de pareja, como un shock sentimental, un estado de parálisis psicológica, desorientación y vacío. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción La ruptura inesperada produce una desorganización del yo en todas sus dimensiones. Puede provocar ansiedad y depresión, sintomatología de estrés postraumático y síndrome de abstinencia. Adicionalmente, esta vivencia es susceptible de originar dudas respecto a uno mismo, al otro y miedos hacia el futuro. Para saber más sobre las rupturas amorosas y su duelo, entrevistamos a la especialista Génesis Romero, quien nos da su punto de vista psicológico. Cómo se manifiesta la ansiedad ante una ruptura inesperada Romero afirma que «cuando una persona que ha vivido una ruptura amorosa reciente e inesperada de la cual se hace consciente pero no le encuentra ni le ve motivo aparente, este individuo se encuentra en sí mismo en dudas». No comprende bien lo que acaba de ocurrir, en ese sobrellevar y llenarse de ideas con respecto a lo que ocurrió y hacerse preguntas, entra la ansiedad. La ansiedad entra a hacer un mecanismo por el cual reelaboramos realmente lo que ocurrió y, en eso están involucradas las emociones, síntomas físicos y reformulaciones en gran parte de lo que es el estilo de vida. Síntomas de la ansiedad por ruptura amorosa La especialista señala algunos indicadores emocionales como parte de la ansiedad que da rienda suelta cuando una relación de pareja se ve abruptamente interrumpida. Odio Ira Rabia Apego Sensación de que no puede vivir sin esa persona Vergüenza Sensación de fracaso Se hace preguntas sobre qué debía hacer y qué no, hasta cuestionarse qué podría haber hecho Los síntomas físicos también se manifiestan en casos de despecho: Síntomas alimentarios Nerviosismo Taquicardia Sensación de perder el control Problemas de sueño Problemas para concentrarse Dificultad para tomar decisiones Etapas que atraviesa la persona que sufre una ruptura inesperada Negación: Todo está bien, y darle la vuelta a que todo está bien y se va a solucionar. Ira: Culpamos al otro y vemos solo lo que hizo la otra persona. Se siente ira y molestia tras la decisión que tomó esa persona que abandonó la relación y caben preguntas como por qué me dejó. Etapa de negociación: La persona intenta arreglar lo que ya está dañado, tiene la idea de que se puede resolver. Depresión: Llega la frustración, ese sentimiento de «lo arruiné todo», invaden pensamientos a mirarse a sí mismo desde la culpabilidad, ideas de que todo saldrá mal y no hizo nada bien. Etapa de aceptación: Asume los errores e intenta seguir adelante, al menos es lo ideal. Cómo superar la ansiedad por ruptura amorosa Para la psicóloga Génesis Romero, por lo general la persona tiene la creencia de que el tiempo todo lo cura, de que hay que aceptar y vivir con ello. «Desde afuera eso es lo que dirán cuando ya esa ruptura te lleva a una ansiedad extrema, hay que trabajarlo en terapia, dándonos cuenta de que necesitas ayuda, porque si bien se podría decir que el tiempo cura las heridas y secuelas de esto, hay que trabajarlas antes, para hacer una reformulación de vida y de dinámica». Expresa que «tiene mucho que ver con el hecho de asumir inicialmente que se necesita ayuda, que no necesariamente se sale de esto solo». Quizás no se tenga la oportunidad de asistir a terapia, pero es lo ideal, además uno se puede rodear de personas que lo apoyen, no desde la crítica, o el apuntar con el dedo y decir todo va a estar bien, sino que lo acompañen en este momento tan difícil y doloroso; señala la especialista del Team Psicovivir.
Mareos por ansiedad: Cómo reconocerlos y tratarlos
Mareos por ansiedad: Cómo reconocerlos y tratarlos Cuando se producen mareos por ansiedad, no se trata de la clásica sensación de vértigo y no necesariamente debe existir una explicación biológica. La psicóloga Yman Lozano nos explica cómo identificar y tratar esta molesta afección emocional. Por @AlondraValen – Asistente de Redacción Se trata de una sensación de mareo por ansiedad que la persona experimenta cuando se expone o imagina que tendrá que enfrentar ciertas situaciones que le generan miedo, tensión o angustia. Lo más usual es sentirse mucho mareo, debilidad generalizada y pérdida de la estabilidad. En los casos más extremos quien padece mareos por ansiedad incluso pueden llegar a desmayarse. Cómo saber si los mareos son por ansiedad El mareo es un síntoma común en diversas patologías y, de acuerdo a los síntomas que le acompañen, permite orientarnos hacia un diagnóstico más preciso. En el caso de la ansiedad, cuando nos anticipamos a una situación estresante o que interpretamos como peligrosa o amenazante, suele experimentarse una serie de síntomas, incluido el mareo. Los mareos por ansiedad se presentan como una sensación de debilitamiento tal que pone al individuo al borde del desmayo, con vértigo, pérdida de equilibrio, aturdimiento e incluso puede estar acompañado de nauseas o vómito. ¿Por qué la ansiedad causa mareos? Recordemos que la ansiedad es una respuesta que surge cuando nos anticipamos a una situación amenazante, un evento que nos genera incertidumbre o incluso apunta a interpretar peligro, aunque no estemos expuestos directamente a él. En este sentido, se produce una activación a nivel cognitivo (pensamientos e interpretaciones de la situación), conductual (asociados a huida o evitación) y fisiológicos (activación mediante síntomas físicos). El cerebro genera una señal de alerta que activa nuestro sistema nervioso y producto de esto, se presentan unas manifestaciones fisiológicas para dar respuesta ante esta alerta recibida, generando así una serie de síntomas, incluido el mareo y otros, tales como: hiperventilación, tensión muscular, alza en la presión arterial, dolor de cabeza, taquicardia. PSIC. YMAN LOZANO La exposición directa a un estímulo temido, una situación traumática, amenazante o estresante que, unida a la percepción o interpretación negativa del sujeto, desencadena la intensidad de la emoción y la regulación inadecuada. PSIC. YMAN LOZANO ¿Pueden los mareos por ansiedad llegar a ser peligrosos? En sí, el mareo por ansiedad no se considera un grave peligro, pero la frecuencia e intensidad con que se manifieste la ansiedad, puede generar malestar significativo y debilitar el desempeño del sujeto en diversas áreas. ¿Cómo podemos tratar los mareos por ansiedad? La ansiedad y los mareos pueden ser abordados en psicoterapia, brindando herramientas para el afrontamiento de sus tres características: cognitivo, conductual y fisiológico. En algunos casos, dependiendo de la complejidad de los síntomas y la limitación que generen en el individuo, se combina la psicoterapia con psicofármacos para disminuir los síntomas de ansiedad. Recomendaciones para hacerle frente a los mareos por ansiedad La especialista en psicología, Yman Lozano, recomienda practicar técnicas de respiración, relajación y mindfulness que aportan estrategias para controlar las manifestaciones de la ansiedad, incluido el mareo. Otra sugerencia en la misma línea incluye realizar ejercicio físico, ya que contribuye con la disminución de la ansiedad y ayuda a liberar endorfinas, permitiendo sensaciones de bienestar.